
Una licitación extraordinaria liderada por Luis Caputo y su equipo absorbió de los bancos $5,9 billones en un solo día, en un intento de evitar que esos pesos presionen al dólar y derramen sobre precios de la economía real. El resultado es un endurecimiento en el “apretón monetario” y un escenario de tasas más altas, combinadas con cambios normativos que afectaron la operatoria diaria de los bancos y fondos comunes de inversión.
La operación se concretó mediante una licitación “fuera de agenda” de una única letra capitalizable a Tasa Mayorista Argentina (TAMAR) con vencimiento el 28 de noviembre. Esta licitación, dirigida exclusivamente al sector bancario, adjudicó $3,788 billones sobre un total de ofertas por $3,799 billones, a una tasa de corte de TAMAR más 1%, según detalló el secretario de Finanzas, Pablo Quirno. El bono adjudicado resultó elegible para integrar los encajes, por lo que fue de interés para las entidades financieras justo después de que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) endureció las normas de encajes bancarios.
Quirno afirmó: “Esta licitación contribuye a completar el objetivo de absorción monetaria luego de la suba de encajes implementada por el BCRA”. El director de la autoridad monetaria, Federico Furiase, remarcó en la misma línea que “ningún peso va a la calle”. Detrás de este movimiento, el objetivo explícito fue restringir la cantidad de pesos en circulación y reducir cualquier presión sobre el dólar en pleno período preelectoral.
Luis Caputo, ministro de Economía, ya había anticipado la estrategia en una comunicación reciente: “En este período preelectoral no vamos a dejar que vaya un solo peso al mercado”, y agregó que tampoco compraría dólares en esa etapa para no expandir la base monetaria.
El trasfondo de la medida encuentra explicación en el bajo “rollover” de la deuda de la semana previa. El Tesoro sólo renovó el 61% de vencimientos, inyectando en el sistema alrededor de $5,8 billones que los bancos necesitaban reubicar. El Gobierno reforzó la presión bancaria subiendo los encajes en cinco puntos porcentuales (tres de ellos integrables con títulos públicos), hizo obligatoria su integración diaria y duplicó penalidades para los incumplimientos.
El ajuste normativo generó que los bancos tuvieran básicamente dos alternativas: suscribir los papeles licitados —el único instrumento apto para cumplir con la integración de encajes— o dejar una parte creciente de sus saldos en efectivo en el BCRA a tasa cero. Ante este entorno, los bancos dirigieron casi $3,8 billones a la licitación del bono TAMAR y otro saldo aproximado de $2,2 billones a coberturas no remuneradas exigidas por el endurecimiento del régimen diario de encajes.
Desde el equipo de Research de Puente, evaluaron: “Fue una licitación atípica, con un solo instrumento y dirigida exclusivamente a bancos. El bono TAMAR terminó saliendo a un spread bajo (1%) relativo a lo que fue la licitación de la semana pasada (6%-7,5%). Esto era esperable porque era el único instrumento elegible para cumplir la integración de los nuevos encajes. De cualquier manera, incluso este spread del 1% sobre TAMAR implica una tasa real muy alta en términos históricos”.
Un análisis de la consultora 1816 observó: “El Tesoro colocó ayer letras por $3,8 billones, número razonablemente parecido a los $4,3 billones de demanda potencial que calculamos el jueves dados los cambios a los encajes; la tasa de caución a un día se derrumbó, operando a 41,5% TNA promedio (2.800 puntos básicos por debajo del jueves) y cerrando la rueda en apenas 2% TNA porque ahora nadie quiere tomar pesos a última hora del día (dado el requisito diario de encajes los FCI Money Market empezaron a limitar horario de suscripción)”.
El cambio de reglas en la integración de encajes afectó rutinas habituales del sistema financiero. El BCRA dispuso que la exigencia pasara de ser mensual a diaria, lo que llevó a que los bancos y los Fondos Comunes de Inversión Money Market modificaran sus horarios operativos y restringieran la toma de depósitos al cierre de la jornada. La sobra puntual de liquidez explicó que la tasa de caución a un día se desplomara al 2% cerca del final del lunes: nadie quiso tomar pesos en ese tramo debido al castigo regulatorio.
Nicolás Capella, de IEB, brindó una explicación técnica de la rueda: “Lo más importante de la jornada viene siendo la baja de caución. Pasó de 70% el viernes a operar en niveles del 3% en el mínimo del día. ¿Qué pasó? Simple, los bancos habían rolleado menos en la licitación del Tesoro que liquidó hoy. Luego le subieron los encajes y ofrecieron una nueva licitación con un bono TAMAR. Bueno, esa licitación tuvo lugar hoy y se adjudicaron $3,8 billones a TAMAR +1%. Pero esa licitación liquida mañana, es decir que los bancos tenían $3,8 billones de pesos líquidos solamente por un día ya que mañana los tienen que integrar. ¿Dónde fueron esos pesos? Efectivamente fueron a la caución una vez que les confirmaron el monto adjudicado, por eso la vimos desplomar a lo largo de la tarde”.
Entre los operadores, el efecto inmediato de las nuevas reglas también dejó expuesta la volatilidad de las tasas de corto plazo. En los primeros tramos de la rueda la tasa de caución superó el 65% anual, nivel que cayó rápidamente hasta el mínimo del 1,99% y cerró cerca del 3%. Esta dinámica reflejó el efecto de las normas diarias sobre encajes, que obligaron a las entidades a replegarse sobre posiciones más seguras. Los bancos dejaron de tomar dinero de los fondos money market en los últimos minutos de la rueda, para evitar sanciones en un escenario de penalidades endurecidas.
La curva de tasas en pesos también se mantuvo en niveles elevados. Las colocaciones Lecap y Boncap exhibieron rendimientos superiores al 55% anual: 63% a septiembre y 58% a febrero de 2026. El spread adjudicado en la licitación especial para bancos resultó, según analistas del mercado, inferior al abonado la semana previa (cuando se pagaron spreads de hasta 7,5 puntos sobre TAMAR), pero igualmente cercano a máximos históricos en términos reales.
La lectura técnica entre operadores y analistas coincidió en la naturaleza excepcional de la licitación. Según 1816, el Tesoro “inyectó ayer $5,8 billones por la liquidación de la subasta de la semana pasada, pero hoy estará retirando $3,8 billones a través de la emisión de las nuevas letras que los bancos usarán para integrar encajes”.
Desde Cohen, Justina Gedikian resaltó que el rollover de agosto quedó en 86% tras la operación, a la vez que el margen validado fue cinco puntos menor que el pactado en noviembre para instrumentos similares.
En el mercado secundario, la tasa de caución mostró rápidos movimientos y terminó en niveles mucho más bajos.
Las previsiones para las próximas ruedas permanecen abiertas. La consultora 1816 estimó que “será relevante ver si el equipo económico está conforme con la liquidez del sistema: si considera que hay pesos excedentes, ya han demostrado estar dispuestos a realizar operaciones de mercado abierto y cambios en los encajes para endurecer las condiciones de liquidez”.
En la City de Buenos Aires, el clima operó bajo máxima tensión. El dólar descendió a niveles de $1.295 y mostró poco apetito de demanda. Las tasas de fondeo de muy corto plazo alcanzaron niveles excepcionales y luego retrocedieron, mientras el Gobierno concretó su objetivo de evitar que el remanente de pesos traspase hacia divisas o reanime las presiones inflacionarias.