
El Gobierno cumplió con la palabra del Presidente Javier Milei: hasta ahora, el Banco Central no compró ni vendió dólares, ya que su cotización no tocó ni el piso ni el techo de la banda cambiaria acordada con el FMI. Pero eso no quita que no haya habido intervención. La mano oficial fue visible en el mercado del dólar futuro, aún cuando no intervino en el segmento de contado. Y si bien no puede adjudicarse como único factor para la estabilidad del dólar que ya atravesó un mes sin cepo, es claro que esta semana la influencia del BCRA fue crucial para hacer bajar el tipo de cambio.
El día clave fue el miércoles 8. El volumen operado en el mercado de futuros saltó a USD 4.240 millones, el monto más alto para un solo día de los últimos 3 años. Se operaron USD 650 millones en el contrato de diciembre; el día anterior, se habían negociado solamente USD 10 millones.
La consultora 1816 recordó viejos tiempos en un informe: “Sacando la era (Alejandro) Vanoli, se trató de la cuarta rueda de mayor aumento de interés abierto en los últimos 10 años”, apuntó, recordando la cuestionada operatoria en ese segmento del ex presidente del BCRA en 2015, en la última etapa del kirchnerismo. “Se operaron montos enormes de futuros de plazos largos, algo muy poco habitual y que refuerza la idea de que hubo presencia oficial”, agregó.
Con tanta participación oficial, las tasas implícitas se desplomaron por debajo del 20% en la mayoría de los plazos. Muchos exportadores, se aseguró en el mercado, liquidaron sus divisas tomando esa cobertura a valores muy baratos. El Gobierno, por su lado, celebró recibir esos dólares que hicieron bajar la cotización de contado. Win-win.
Así, el impacto de la intervención oficial en futuros hizo quedar al dólar mayorista “por debajo del nivel del blend previo a la unificación cambiaria”, apuntó 1816. Con menos intensidad, la estrategia siguió en los días posteriores. La semana cerró con el dólar mayorista a $1.136, apenas un 5,3% por encima de los $1.078 del 11 de abril, última jornada con cepo y “crawling peg”.
“Es imposible obviar en cualquier análisis serio el papel que está jugando el mercado de futuros, con presiones bajistas, en las últimas ruedas" explicó la consultora Outlier, que describió la jugada del miércoles como un “récord de intervención en futuros para esta administración”.
Mientras el Gobierno festeja que se cumple su predicción de que el dólar irá hacia el piso de la banda y no hacia el techo, la pregunta es a qué precio. El informe de Outlier lo define con contundencia: “Queda claro que la intención oficial es que vaya para abajo, pero que el supuesto ‘fundamental’ para que eso ocurra hasta acá no es otra cosa que la intervención pura y dura”.
Mientras el Banco Central no jugó en futuros, sin demasiada volatilidad, el tipo de cambio se ubicaba en el centro de la banda cambiaria. Así transcurrió el primer comienzo de mes desde fines de 2019 en el que los argentinos de a pie pudieron comprar dólares libremente con su salario. No hubo ningún desborde pero la cotización se elevó.
A partir de la intervención en futuros, comenzó a reducirse el volumen operado en el mercado de contado. Las “bajas forzadas desde futuros”, dice el informe, trajeron además una reducción en las liquidaciones que, no obstante eso, vienen a buen ritmo.
Justamente la promesa oficial de que ni el BCRA ni el Tesoro van a intervenir dentro de la banda (aún cuando el FMI lo autoriza) se basa en la confianza en la liquidación del agro, que según detalla un informe de Grupo IEB (Invertir en Bolsa) viene en alza: la liquidación de abril fue un 34% superior a marzo según datos de CIARA y el acumulado de 2025 es mayor al promedio 2020-2024 en un 40%.
La intervención en futuros, de ese modo, se convierte en un paso más del Gobierno para reforzar su objetivo central: retomar el proceso de desinflación, que según los datos del primer trimestre y las proyecciones del REM para los próximos meses parece haberse estancado.
Para el equipo económico, contener la inflación amerita afrontar otros riesgos. Y la decisión de no intervenir en el mercado cambiario o, mejor dicho, de hacerlo únicamente a través del mercado de futuros, trae otras consecuencias.
La decisión de no comprar divisas en el mercado libre de cambios “reaviva una inquietud que ya había comenzado a gestarse previo a la salida del cepo: la acumulación de reservas. Al priorizar la desinflación mediante el fortalecimiento del peso, el equipo económico estaría cediendo en lo que respecta a la acumulación de reservas, número que el mercado continúa siguiendo muy de cerca”, puntualizó el informe del Grupo IEB.
El reporte agrega que la elección de no acumular reservas, más allá de las obligaciones con el FMI, “podría desacelerar el ritmo de reducción” del riesgo país, algo fundamental dada “la necesidad de volver a los mercados internacionales de deuda a partir del próximo año, lo cual sería complicado” mientras el indicador mantenga los niveles actuales, apenas por debajo de los 700 puntos.