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La muerte de Miguel Ángel Russo caló hondo en el fútbol argentino. Durante las últimas horas, los medios de comunicación se dedicaron a repasar la notable trayectoria del ídolo popular que forjó su carrera como futbolista en Estudiantes, pero dejó una huella imborrable en los clubes en los que dirigió.

El lamento colectivo se percibió en las inmediaciones de La Bombonera, donde una multitud se acercó a darle el último adiós al DT. Pero también hubo una gran cantidad de periodistas que no pudieron limitar su emoción al describir las imágenes de la despedida. Una de ellas fue Rocío Robles, la columnista de ESPN, quien no pudo contener sus lágrimas cuando informó su historia personal vinculada a Rosario Central, uno de los clubes que recibió el legado eterno de Miguel.

Están saliendo 10 micros con hinchas desde Rosario para despedirlo. Para mí es muy difícil, porque es un ídolo para el pueblo del Canalla. Él vino a Central en un momento muy difícil, después de salir campeón con Boca de aquella Libertadores, de jugar el triangular con San Lorenzo (por el título doméstico ante el Xeneize y Tigre); y en ese 2009 vino y nos rescató de lo que era un infierno”, comenzó la panelista.

La realidad de la entidad rosarina era completamente opuesta a la actual. Lejos de tener protagonismo y a grandes figuras en su plantel, la Academia debía sufrir el temor a perder la categoría. “Estaba el descenso, que nadie quiere vivir. Nos terminamos yendo al descenso en 2010, ya sin él, pero fue él quien nos terminó devolviendo a Primera”, recordó la comunicadora. Y continuó con su relato cargado de nostalgia: “Personalmente, tengo una anécdota que me conmueve mucho, porque yo tenía una amiga que tenía a su nena muy chiquita con cáncer y él, después de haber sido campeón, se acercó con juguetes; y no quería fotos, porque lo hacía desinteresadamente. Era un tipazo”.

“Después esas fotos salieron en La Capital de Rosario, porque había mucha gente que estaba ahí y sacó esas fotos. Eso era él: un tipo justiciero muy querido en Rosario. Con mis primos sentimos que estamos despidiendo a un familiar, y la mayoría no lo conocimos personalmente. Él trascendió los colores”, concluyó.

Los ascensos con Lanús, Estudiantes y Rosario Central, el título con Vélez o las consagraciones con el Xeneize (incluida la última Copa Libertadores que logró el club de la Ribera) formaron parte de una trayectoria notable, que también tuvo su reconocimiento en equipos como Racing, San Lorenzo y Colón de Santa Fe. Sea donde fuere, Miguel dejó un grato recuerdo.

La despedida de Russo no solo se vivió en la intimidad familiar, sino también en el ámbito público. Pese al deterioro de su salud, el entrenador pudo regresar recientemente al Gigante de Arroyito, donde recibió un homenaje de la hinchada y de la institución que lo considera un ídolo.

La muerte de Miguel Ángel Russo a los 69 años deja una huella profunda en el fútbol argentino, no solo por su trayectoria como entrenador de clubes como Boca Juniors, San Lorenzo, Racing y Lanús, sino por el testimonio unánime de quienes lo conocieron: un hombre que eligió vivir y despedirse rodeado de los suyos, con la dignidad y el afecto que supo cosechar a lo largo de toda su vida.