El duelo entre Estudiantes y Newell’s, por los primeros puestos de la Zona B de la Copa de la Liga, comenzó con intensidad, y tuvo su primer expulsado a los 20 minutos de acción. Se trató de Éver Banega, experimentado capitán de la Lepra, que no sólo dejó a su equipo con diez hombres de manera temprana, sino que además se perderá el clásico ante Rosario Central, a disputarse el domingo desde las 19.45 en el Coloso Marcelo Bielsa.

El ex Boca dominó la pelota sobre la banda izquierda, pero ante la presión, lo terminó perdiendo. Tanto él como Santiago Ascacibar fueron al piso, pero Banega llegó tarde, terminó elevando de más el pie e impactó con los tapones de su botín en una de las rodillas de su adversario. El árbitro Leandro Rey Hilfer lo amonestó, pero ante el llamado del VAR revisó la secuencia en la pantalla y rectificó su decisión: le mostró el acrílico rojo.

Fue correcta la determinación del juez: Banega se arrojó con afán de disputar el esférico sin medir el riesgo del físico del rival. Por esa razón la Asistencia Arbitral por Video le exhibió a Rey Hilfer el punto de contacto (la rodilla) con los tapones, lo que encuadra la acción en “uso de fuerza excesiva”. Las consecuencias en Ascacibar resultaron elocuentes por las muestras de dolor.

La situación convirtió a Banega en tendencia en la red social X (antes Twitter). Es que el volante se adaptó rápidamente al fútbol argentino tras su paso por Arabia Saudita y venía siendo una de las figuras de Newell’s, que ganó cuatro de las primeras cinco fechas del campeonato y venía invicto, al ritmo de su pegada y conducción. Luego llegó el 0-4 ante Racing, viajó con el plantel al amistoso contra el Inter Miami de Lionel Messi (1-1). Este desliz le quita la chance de volver a jugar el clásico ante su gente en el Parque Independencia.

Antes del descanso se desarrolló otra polémica: a los 32 minutos, José Sosa bajó de atrás a Gustavo Velázquez. Fue muy a destiempo: Rey Hilfer también reaccionó con una amarilla y nuevamente fue convocado a revisar la pantalla. Sin embargo, sostuvo su postura. Y acertó, porque es una entrada temeraria, que, tal como indica el reglamento, “entraña daño físico (no necesariamente grave) sin tener en cuenta el riesgo o las consecuencias para el adversario, por lo que deberá ser amonestado”.