
La novela El misterio del último Stradivarius, escrita por Alejandro G. Roemmers, se presenta hoy en Miami y gana atención internacional con su presentación, este viernes en Miami. El autor argentino compartió escenario en el The Bass Museum of Art con Gloria Ordaz, la reconocida periodista de Telemundo 51, durante un evento que consolida la expansión global de la obra.

El misterio del último Stradivarius
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El misterio del último Stradivarius viene con recomendación de lujo: el prólogo lo escribió nada menos que Mario Vargas Llosa en su última intervención literaria. “Nunca me consultó nada, no se lo pude agradecer y me lo trajo un día Álvaro, su hijo”, contó el escritor a Infobae un rato antes de la presentación. Me dijo: “Mi papá te escribió esto y quiere que lo leas en la presentación”. Todavía sorprendido y honrado, Roemmers agrega: “Hemos charlado, pero nunca hablamos tanto de música. Yo no sabía que él era tan amante de la música y que iba todos los años al Festival de Salzburgo. Entonces, se sintió tocado por el tema de la novela”.
La trama del libro gira en torno a un violín Stradivarius desaparecido, eje que conecta un crimen actual en Paraguay con hechos históricos que alcanzan la Europa del siglo XVIII y el periodo del nazismo.
La historia arranca con el asesinato de un anticuario y su hija en Areguá, y se extiende al pasado para narrar el itinerario de un Stradivarius supuestamente fabricado por Antonio Stradivari en 1737. A lo largo de la narración, el instrumento pasa por diferentes propietarios, entre ellos Julius Heiden, funcionario nazi y jefe de un campo de concentración, cuya figura encarna un pasado ligado a los crímenes del Holocausto.

El principal enigma no se resuelve únicamente en términos policiales: el Stradivarius adquiere un valor simbólico como objeto capaz de influir en quienes lo poseen, y como puente entre la sensibilidad artística y la búsqueda de lo trascendente.
“Cómo tú logras empezar a construir los personajes de esta novela?”, preguntó Ordaz ante unas 200 personas que componían la audiencia, en Miami. La respuesta tuvo que ver con la infancia: “Yo toco piano de chico. Mi mamá era muy buena pianista y nos hizo aprender. Un abuelo mío, materno, aparentemente tocó el violín en su juventud. Yo nunca lo escuché”.
La infancia también tuvo que ver en la elección del género: “A mí me gustaba mucho la novela policial cuando era chico, sobre todo la de Agatha Christie”, contó.

Roemmers, que es parte de la farmaceútica que lleva su apellido, se rio también diciendo que entre los literatos él es el empresario y entre los empresarios, el poeta.
Ordaz quiso saber, para terminar, qué es lo que hoy hace feliz a Alejandro Roemmers. Él no dudó: “El amor, nada más, ayudar a la gente. Me gusta hacer cosas por alguien. Me parece que la felicidad más grande es poder dar felicidad a otros? Y me di cuenta de que, si quieres estar alegre, bien, lo mejor es que todos alrededor tuyo estén lo mejor posible”.
La charla con Infobae
Un rato antes de la presentación, el autor había conversó con Infobae. Su mirada, el prólogo, la investigación fueron algunos de los temas.
-¿Cómo te acercaste a la historia del violín?
-Bueno, la realidad suele ser la mejor fuente de inspiración, ¿no? Estábamos justo iniciando el encierro de pandemia y me encontré con la historia de un doble crimen en una pequeña localidad a las afueras de Asunción del Paraguay, un lugar que se llama Areguá. Y lo que me sorprendió fue que decían que el móvil del crimen era el robo de uno o más violines Stradivarius que valían muchos millones. No sé qué hacían esos violines tan valiosos en el medio de la nada. Eran de un hombre de origen alemán que vivía solo con su hija de catorce años. Era paleontólogo y se decía que era luthier, es decir que sabía lo que tenía. Eso me disparó la imaginación, cómo podían haber llegado los violines al Paraguay. Empecé a imaginar estas historias de los nazis y salió mucho de ahí. Algunas reflexiones, por supuesto, que van mucho más allá de una novela policial. Tampoco es una novela histórica, a pesar de que yo reconstruyo con bastante precisión algunos acontecimientos. En el prólogo, Vargas Llosa dice que es una triple novela porque también sigue la historia del violín a través de los distintos dueños que va teniendo el instrumento desde su creación en Cremona, a principios del 1700 con Antonio Stradivari.

-Nada menos.
-Es su gran obra maestra, su mejor violín. Así que, bueno, yo di una explicación imaginaria de ficción de cómo eso puede haber sucedido. La realidad no la sabemos, yo no sé cómo realmente llegó ese violín al Paraguay.
-¿Cómo fue el proceso de documentación histórica?
-Con este pequeño aparato (el teléfono). Hay que reconocer que esto nos provee de una inteligencia aumentada. Es como un medicamento: si tomás de más te podés morir. Pero si tomás la dosis adecuada te podés sanar. Yo usé lugares que más o menos conocía, situaciones que conocía y usé algunos datitos más para ambientar mejor. Por ejemplo, yo nunca estuve en Paraguay.

-Ni mandaste a nadie...
-No: usé Google Earth para ver los lugares desde el aire. Así recorrí un poquito y vi cómo podía ser. Después tenía un amigo que tiene un íntimo amigo que es paraguayo. Me aportó también algún dato con el idioma y así lo fui ambientando.

-¿Qué esperás que los lectores, una vez que terminen el libro, sientan o reflexionen sobre tu obra?
-Una cosa es el tema de la justicia. ¿Loss hijos son responsables de lo que han hecho sus padres? En Argentina estaba viviendo el hijo de Pablo Escobar y él decía: “bueno, para mí, cuando yo era chiquito, mi papá era muy bueno”. Y después por ahí se descubre que era un monstruo. Aacá hay un poco eso. Después también el tema de la guerra, que es un crimen que no tiene sentido, nunca se puede justificar la guerra. Si uno investiga más, se da cuenta que es un gran negocio y que, lamentablemente, los países que debieran ser los más civilizados resulta que son los que fabrican y venden las armas. ¿Cómo puede ser? Hay una contradicción. Los que deberían liderar la civilización son los que nos arrastran a lo peor. A mí me gusta mucho, por ejemplo, España. En España no hay armas. La gente no puede tener un arma. Te encuentran con un arma, vas a la cárcel. Acá, en los Estados Unidos, defienden que todo el mundo tiene que tener armas para defenderse de otros que tienen armas. Y haber conseguido la Unión Europea, es decir, un conjunto grande de naciones que viven en hermandad y que no se están matando unos a otros, para mí es un gran avance.
-¿Cómo fue que Vargas Llosa escribió el prólogo?
-Creo que se puso a leer alguna otra cosa mía, leyó un poco más mi poesía, y quiso antes de morirse dejar un testimonio importante sobre mi obra y sobre mi persona pero no pudo terminar él de escribir. Terminó dictándole a su hijo Álvaro. Es lo último que hizo, el último libro que leyó y le pidió a Álvaro que viniera a la presentación del libro. Él murió un poco antes, pero ya había estado en una presentación anterior de una novela mía. Era un ensayo lo que escribió prácticamente. Y entonces recortaron y pusieron una parte nada más en el libro, porque lo que él escribió son como quince hojas.
-¿Qué significó para vos ese prólogo?
-Es un honor enorme. Yo no sabía que él era tan amante de la música. Se ve que le llegó mucho el tema. Y se metió y fue un impacto. Y entonces hizo lo que no había hecho en todos los años anteriores, porque habíamos compartido mesa, pero nunca había dicho nada. Habrá pensado: “Este empresario que nunca habla de negocios...”. Siempre hablamos de literatura y de cosas espirituales y de la comunidad, nunca hablamos de negocios ni de dinero. Es lo más aburrido del mundo ir a los congresos de empresarios y hablar de negocios... aunque sí me gusta la estrategia.
-Es que no te apasiona.
-Me gusta la estrategia, me gusta el marketing. Pero me interesa más lo espiritual, lo literario, la música.
-¿Se considera un poeta que un escritor?
-Sí, yo creo que soy más poeta que novelista. Pero bueno, a Mario lo capturé con la novela, en su propio terreno, porque no me hacía caso con la poesía. Pero tengo muchas distinciones como poeta, sobre todo en España. De hecho voy a publicar ahora pronto una antología. Me convocaron para cerrar el festival de Granada. Me pidieron un soneto para que esté en la Alhambra, dedicado a la Alhambra y que quedó ahí en el Museo de la Alhambra.

-¿Estás dedicado ya completamente a la literatura?
-No, porque estoy más dedicado a mis amigos, a ayudar a la gente, mucho a la filantropía, causas mundiales de la fraternidad humana, con el papa Francisco hicimos mucho por la paz. Pero me gusta la literatura. Dono tiempo a veces yendo a dar charlas a colegios, a universidades, posgrados. Muchísimas cosas. Me atrae mucho lo audiovisual para el futuro.
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