Guillermo del Toro lleva dando forma a su visión del monstruo de Victor Frankenstein desde que tenía 11 años, cuando la clásica novela gótica de Mary Shelley de 1818 se convirtió en su biblia, como él mismo dijo en una conversación en agosto.
“¿Por qué está hecho de muchas partes?”, recuerda que se preguntaba de niño. “Empecé a pensar en su lógica”.
Ahora, el cineasta, con tres Oscar a sus espaldas, ha hecho realidad su sueño. Su Frankenstein (17 de octubre en cines y 7 de noviembre en Netflix) reinterpreta tanto el mito como el monstruo, que, a diferencia de muchos anteriores, parece recién nacido en lugar de reparado. Sí, eso significa que no hay puntos de sutura.
“No queríamos que pareciera una víctima de un accidente”, dice refiriéndose a su colaboración con Mike Hill, también acólito de Frankenstein y diseñador de las criaturas de la película. Queríamos que tuviera la pureza o la translucidez de un alma recién nacida", dijo Del Toro, “que pasara de ser un alma recién nacida a ser un ser humano del tipo ‘pienso, luego existo’”.

Esto no quiere decir que las interpretaciones anteriores, lo que Del Toro llamó “estrellas del Norte en nuestra vida”, no tuvieran cabida en la visión. Está la silueta del vestuario militar que Bernie Wrightson utilizó para ilustrar al monstruo para el libro de Mary Shelley en una famosa edición impresa en la década de 1980; la mirada muerta de Christopher Lee en La maldición de Frankenstein de 1957; algo del aura religiosa que rodea al monstruo de Boris Karloff de la década de 1930, quizá la imagen -un monstruo torpe con cicatrices y tornillos en el cuello- que aflora en la mayoría de las mentes.
Aun así, la criatura de Del Toro promete ser una primicia en el canon de Frankenstein. He aquí un primer vistazo a su creación.

El diario de Del Toro es una colección de retazos de pinturas, ilustraciones anatómicas, tratados quirúrgicos y miscelánea de cosas observadas en el mundo.
Aquí, en la página de la izquierda, vemos al monstruo desde atrás, estirando la mano hacia arriba, revelando líneas que hasta cierto punto siguen rutas anatómicas, donde los músculos se conectan con los huesos y las articulaciones para crear movimiento. Pero para el monstruo, estas líneas tenían que ser “interesantes desde un punto de vista estético más que desde un punto de vista médico”, dijo Del Toro. “Igual que las pinceladas de un cuadro”.
Este Victor Frankenstein (interpretado por Oscar Isaac) no es solo un anatomista y un científico, sino también un artista. Y desde el principio se lo ve trabajando con ceras anatómicas, un material con patrones inherentes que se ha utilizado durante siglos para esculpir modelos de cuerpos humanos o animales, órganos y músculos.
En la novela de Shelley, Victor dice haber descubierto un secreto que le permite construir el monstruo con su propia técnica. Pero Del Toro observó que Shelley había eludido hábilmente cómo cobra vida exactamente la criatura.
“Puede parecer una trampa”, dijo Del Toro, pero era una oportunidad para la imaginación.
Las películas anteriores y las interpretaciones en pantalla, señaló, a menudo se limitan a mostrar a Victor robando tumbas para adquirir partes del cuerpo y, de repente, la criatura está completa.

“Quería detallar todos los pasos anatómicos posibles en el proceso de construcción de la criatura”, explica Del Toro. “La forma en que construyó la criatura tiene personalidad”.
Es una secuencia que se aleja de los efectos visuales esperados de tormentas eléctricas, sombras diagonales y siluetas. En su lugar, este Victor es como un artista y la construcción de su monstruo se filma como si fuera un concierto. “Es como si estuvieras viendo a Leonard Bernstein dirigir una orquesta”, dijo Del Toro. “No es el momento más terrorífico de la película, sino el más alegre”.
En el Duomo de Milán se encuentra la inquietante estatua de mármol del siglo XVI de Marco d’Agrate de San Bartolomé, uno de los doce apóstoles de Jesús que, según se dice, fue desollado vivo y luego decapitado.
Esta obra fue una gran influencia para Del Toro, que recordaba a Shelley describiendo las venas, tendones y músculos como visibles bajo la piel estirada de la criatura. Enviar a Mike Hill fotos de estatuas de alabastro se convirtió en parte de su proceso y también ayudó a guiar lo que se convertiría en la etérea paleta de colores del monstruo: marfiles, azules muy pálidos y violetas con algunos colores nicotina.

Por encima de todo, dijo, quería “que pareciera una bella obra de arte hecha a mano”.
Esta visión se refleja en la imagen de la espalda del monstruo cuando se enfrenta a Elizabeth Lavenza (Mia Goth), la prometida de Victor.

Del Toro y Hill también examinaron documentación y herramientas médicas, tanto históricas como actuales, incluido un fantasma dental, un maniquí de cabeza y mandíbula humanas utilizado por estudiantes y profesionales de la odontología para practicar procedimientos. Entra en juego durante una escena de la novela de Shelley que rara vez se representa en pantalla: el momento en que Victor se despierta creyendo que la criatura ha muerto y que el experimento ha fracasado, solo para verla viva y observándolo desde los pies de su cama.
“Es muy impactante y hermoso. Y me dije: ‘vale, ¿cómo vemos a la criatura sin ver a la criatura?’”, dijo Del Toro. Así que imaginó una máscara metálica sobre las vendas del monstruo y una caja torácica metálica sobre su pecho como parte de los dispositivos utilizados para la resurrección. Ambos dispositivos están representados en sus bocetos de abajo a la derecha.

La colocación de las vendas, como se ve en la esquina superior izquierda de la página de arriba, interesó especialmente a Del Toro, que dijo que necesitaban tener ritmo sin simetría, así como teatralidad y una floritura.
El equipo de efectos especiales creó una miniatura de arcilla del cuerpo y la cabeza del monstruo, sobre la que pudieron jugar con las posibles líneas. Estudiaron dónde tendrían sentido las cicatrices y cómo podrían extraerse las articulaciones.
Ni siquiera un enorme contratiempo a solo nueve semanas del inicio de la producción perturbó a Del Toro. Jacob Elordi se metió en el papel del monstruo cuando Andrew Garfield, que mide muchos centímetros menos, renunció por conflictos de agenda.
“Mike dijo: ‘Tenemos nueve semanas’, y yo dije: ‘Error. Llevamos toda la vida’. Le dije: ‘Llevamos toda la vida preparándonos para esta película’”.

Le recordó a Hill que Jack Pierce, el artista que creó el maquillaje de Boris Karloff, construía ese aspecto desde cero todos los días, sin moldes. “Le dije: ‘No va a ser más difícil que eso. Así que estamos preparados’”.
En esta foto entre bastidores, el director de fotografía Dan Laustsen, a la derecha, observa cómo del Toro muestra a Isaac cómo debe colocar la piel sobre los músculos de la criatura. Hill, a la izquierda, se asegura de que las prótesis, fabricadas en su mayor parte con silicona médica, no se dañen durante el movimiento.

“Estaba mostrando cómo se alisaría de una forma -sé que suena gracioso- pero de una forma agradable. Porque, de nuevo, la construcción debería ser un acto bello. No debería ser horrible”, afirma Del Toro.
La trama de la película incluye un registro fotográfico de cómo se monta la criatura, un registro que se guarda en placas de cristal. Aquí vemos al monstruo sosteniendo una placa, una imagen de su propia creación.

“Es un viaje muy interesante el que realiza la criatura en esta película, que narra tanto la criatura como su creador y su creación”, afirma del Toro. “Creo que nunca se había hecho algo así de forma tan exhaustiva”.
* Maya Salam es redactora y reportera, y se dedica principalmente a la cultura pop en todos sus géneros.
Fuente: The New York Times.
Fotos: Netflix; Reuters/ Yara Nardi y Ken Woroner/Netflix © 2025.
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