Lo que pocos saben sobre popular canción navideña que conmueve a miles cada diciembre: “Quiero pegar un grito y no me dejan”

La canción que se ha vuelto emblema de cada Navidad esconde mucho más de lo que parece en su trágica letra

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El influencer explica que aunque
El influencer explica que aunque es su canción decembrina favorita, la historia de su compositor es muy triste - crédito composición fotográfica

La música decembrina en Colombia se distingue por su capacidad de evocar emociones profundas, con fusiones melancólicas con ritmos que invitan al baile.

Entre los temas más emblemáticos de esta tradición se destaca El grito vagabundo, una canción interpretada por Guillermo Buitrago que, lejos de centrarse en las festividades, explora el dolor y la resiliencia a través de una historia personal marcada por la tragedia.

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La letra de esta composición, obra de Buenaventura Díaz, retrata el sufrimiento de un hombre que, abrumado por la tristeza y el hastío, anhela despedirse de la vida.

Sin embargo, se enfrenta a la imposibilidad de hacerlo, lo que lo lleva a preguntarse de manera reiterada: “cómo me compongo”, y a reclamar: “Yo quiero pegar un grito y no me dejan, yo quiero pegar un grito vagabundo”.

Esta es la historia de la triste canción decembrina "el grito vagabundo" - crédito @juliaaan.mp3 / Instagram

Esta expresión de desconsuelo se ha convertido en un himno recurrente durante las celebraciones de diciembre, aunque su trasfondo suele pasar desapercibido para muchos.

El influencer Julián MP3 (@juliaaan.mp3), a través de su cuenta de Instagram, profundizó en la historia que inspiró la canción.

Según explicó, cada diciembre los colombianos entonan este tema con intensidad, pero pocos conocen la oscura vivencia que lo originó.

Julán MP3 relató: “Todos los diciembres cantamos esta canción a grito herido. Y aunque la letra ya dice mucho, la oscura historia detrás del grito vagabundo de Guillermo Buitrago lo va a dejar así de frío. Entonces, salud, y venga le cuento. Una trágica quemadura con ácido es lo que esconde la canción decembrina, popularizada por Buitraguito. Una profunda historia de dolor que vivió su autor original. Hablo de Buenaventura Díaz, nacido en El Difícil, Magdalena. Ventura, a quien le pegaba más desventura, pero al menos le atinaban a ser en el municipio de El Difícil, la tuvo muy difícil desde niño”.

Guillermo Buitrago inmortalizó la canción
Guillermo Buitrago inmortalizó la canción con su interpretación - crédito senado.gov

La infancia de Buenaventura Díaz estuvo marcada por la adversidad. En la década de 1920, cuando era apenas un niño en El Difícil, Magdalena, contrajo una de las epidemias que afectaban a las zonas rurales del Caribe colombiano. El tratamiento prescrito era un suero fisiológico que debía aplicarse por la nariz.

Sin embargo, un error trágico de su madre, quien confundió el suero con ácido fénico, provocó una quemadura devastadora. El ácido destruyó las fosas nasales y el rostro de Ventura, dejando secuelas físicas y emocionales irreparables.

La música se convirtió en el refugio de Díaz. Según narró Julián MP3 en Instagram, su madre recogió un acordeón de la calle, instrumento que le sirvió de consuelo y que, a la vez, fue la base para componer la canción que años después se transformaría en un clásico de la temporada decembrina.

“La música, así como para nosotros, fue la única cura que encontró Ventura para su alma rota. Un acordeón que su madre recogió de la calle y le sirvió como consuelo y a su vez como base para componer mi canción decembrina favorita. Ventura escribió la canción. Buitraguito la grabó y por fortuna, año tras año, nosotros podemos pegar un grito vagabundo y brindar cada diciembre”, afirmó el influencer.

La interpretación de Guillermo Buitrago permitió que la obra de Buenaventura Díaz trascendiera generaciones, convirtiéndose en parte esencial del repertorio navideño colombiano.

Guillermo Buitrago inmortalizó la canción
Guillermo Buitrago inmortalizó la canción con su interpretación - crédito senado.gov

Otro dato curioso de esta canción es que en 1955, fue interpretada erróneamente como un manifiesto político, lo que llevó a que los liberales la utilizaran como símbolo de protesta durante el gobierno de Laureano Gómez.

Esta apropiación provocó que la obra fuera objeto de censura en ese periodo, a pesar de que su mensaje respondía a una experiencia personal y no a una declaración política.

A pesar de esto, cada diciembre, el “grito vagabundo” resuena como testimonio de una vida marcada por el dolor, pero también por la capacidad de transformar la adversidad en arte.