La antigua mansión de Shakira y Pique podría tener nuevo dueño: Lamine Yamal planearía mudanza con Nicki Nicole

La mansión que perteneció a Shakira y Gerard Piqué vuelve a ocupar la atención pública, esta vez por el posible interés de Lamine Yamal, delantero del Fútbol Club Barcelona, en adquirir la propiedad que sirvió de residencia a la ex pareja.

Según medios de comunicación en España, la casa de Shakira en Esplugues de Llobregat, Barcelona, podría convertirse en el nuevo hogar del joven futbolista, que planea mudarse junto a su pareja, la cantante argentina Nicki Nicole.

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A sus 18 años, Lamine Yamal sobresale no solo por su presente deportivo, también por decisiones personales vinculadas al espectáculo. De acuerdo con información publicada por un medio español, el atacante, elegido segundo mejor jugador del mundo en el Balón de Oro 2025, evalúa adquirir el complejo inmobiliario donde vivieron Shakira y Piqué, valuado en aproximadamente 12,7 millones de dólares. Esta cifra incluye las dos mansiones principales del predio y las viviendas destinadas a los padres de ambos artistas.

La propiedad fue escenario del matrimonio entre Shakira y Piqué, cuya vida en común generó amplia cobertura mediática durante años. Luego de su separación en junio de 2022, la mansión permaneció vacía y sin compradores durante un largo periodo, hasta que una de las tres casas del complejo se vendió en agosto de este año por cerca de 3,5 millones de dólares, según la misma fuente.

Los reportes afirman que Lamine Yamal pretende transformar la casa en una residencia adaptada a las necesidades propias de un deportista profesional de alto rendimiento, mejorando la seguridad, acondicionando un gimnasio y generando espacios para amigos y visitas.

El salario anual de Lamine Yamal en el Fútbol Club Barcelona se estima en 17 millones de dólares, cifra que facilitaría la compra de una propiedad de este nivel. Si se concreta la operación, la casa que fue de Shakira y Piqué pasaría a ser nuevamente escenario de la convivencia entre una figura del fútbol y una cantante internacional, repitiendo el perfil público de sus antiguos dueños.

La posible compra representa el interés continuo de figuras del espectáculo por este inmueble, asociado tanto a episodios de alto impacto mediático como a la vida privada de personalidades destacadas de la música y el deporte.

La venta de la propiedad que compartieron Shakira y Gerard Piqué en Barcelona marca un punto de inflexión en la gestión de su patrimonio tras la separación. Según lo publicado por Architectural Digest España, la pareja logró vender una de las viviendas de su exclusivo complejo residencial por algo más de tres millones de euros, cifra mucho menor a los doce millones solicitados inicialmente.

El complejo, situado en la zona de Ciudad Diagonal, Esplugues de Llobregat, fue concebido como la residencia definitiva para la familia. Su construcción data de 2012, proyecto a cargo de la arquitecta Mireia Admetller, y suma casi 4.000 metros cuadrados en tres casas interconectadas. El acuerdo de compraventa abarca solo una de esas residencias principales, con aproximadamente 700 metros cuadrados.

La vivienda sobresale por su arquitectura contemporánea y minimalista, caracterizada por espacios abiertos y ventanales amplios, además de acabados en tonos claros. Ofrece seis dormitorios, cinco baños, varias terrazas, un salón espacioso y una cocina equipada con isla central, además de piscina interior y exterior con cascada, gimnasio, biblioteca, sala de cine y un estudio de grabación que utilizó Shakira en varias ocasiones. Los jardines cuentan con campo de fútbol y pista de pádel, reflejando la afición de Piqué por el deporte. La propiedad, a nombre de la sociedad Inversiones BCN Two & Two SL, también integra ascensor y accesos adaptados para personas con movilidad reducida.

Durante años, la mansión fue escenario de eventos familiares y profesionales de la cantante y el exfutbolista. “La cantante y el futbolista llevan tres años intentando deshacerse del lugar en el que criaron a sus hijos en la capital catalana”, según medios españoles. Tras la ruptura en 2022, la residencia se convirtió en uno de los puntos de fricción para la gestión de su patrimonio común y la custodia de Milán y Sasha. Algunas versiones periodísticas identificaron la casa como el supuesto escenario donde surgieron sospechas de infidelidad, agregando un trasfondo emocional al acto de dejar la vivienda.