Identificaron al hombre decapitado cuya cabeza fue encontrada en un termo cerca de Cúcuta: el cuerpo no aparece

Autoridades confirmaron la identidad de Omar Gonzalo Rincón Silva tras la difusión de un video en redes sociales, mientras la familia rechaza cualquier vínculo con grupos criminales y exige justicia

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La víctima, Omar Gonzalo Rincón
La víctima, Omar Gonzalo Rincón Silva, fue identificada tras la difusión de un video en redes sociales - crédito Captura video

El hallazgo de una cabeza humana dentro de un termo verde sacudió a la comunidad de La Esperanza, en el municipio de Los Patios, área metropolitana de Cúcuta (Norte de Santander), el lunes 20 de octubre.

La identidad de la víctima, Omar Gonzalo Rincón Silva, un joven de 23 años conocido en el sector como el Zarco, se confirmó días después, revelando una historia marcada por la adicción, el desarraigo y la exclusión social.

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El recipiente, envuelto en una bolsa negra, apareció abandonado cerca de la cancha ‘La polvorera’, lo que motivó la intervención inmediata de las autoridades.

La familia de Gonzalo, tras días de incertidumbre, logró identificarlo gracias a un video que circuló en redes sociales, donde presuntos miembros del grupo delincuencial El Hampa exhibían la cabeza decapitada junto a un mensaje dirigido a otra organización criminal, Los Mexicanos, según información publicada por el diario regional La Opinión.

El joven, conocido como el
El joven, conocido como el Zarco, tenía un historial de adicción a las drogas y exclusión social - crédito Captura de video

Este material audiovisual resultó determinante para confirmar la identidad del joven, pues tras el hallazgo comenzaron a circular rumores sobre la posible relación de la víctima con el crimen.

¿Cómo fue la vida de Omar?

La familia de Gonzalo, de escasos recursos, enfrentó dificultades para sostenerlo, especialmente ante el riesgo de que vendiera objetos del hogar para financiar su adicción.

Esta situación lo llevó a autoexiliarse, viviendo bajo una escalera en las torres de Villa de San Diego, a pocos metros de sus familiares maternos, pero sin poder convivir con ellos. Los vecinos del sector lo reconocían y, conscientes de que cualquier dinero que recibiera se destinaría a drogas, optaban por ofrecerle comida o agua. Habitualmente, se le veía reciclando botellas y plásticos junto a los contenedores de basura para obtener algo de dinero, que desaparecía rápidamente.

El testimonio de Gonzalo quedó registrado en un video realizado por Daniel Rico, concejal de Los Patios, quien lo apoyó en su primer proceso de rehabilitación en abril de 2023, llevándolo hasta Ocaña y recaudando fondos para su tratamiento.

La familia de Gonzalo enfrentó
La familia de Gonzalo enfrentó dificultades económicas y emocionales debido a su adicción y recaídas - crédito Andina

Tras su recuperación, Gonzalo regresó a vivir con su padre, quien trabajaba como vigilante informal y lo involucró en sus turnos para mantenerlo alejado de las drogas. “Volvió gordito y repuesto”, recordó su padre a La Opinión, aunque la estabilidad duró poco. Una complicación médica obligó al padre a hospitalizarse, y durante ese periodo, Gonzalo recayó en el consumo.

La segunda recaída fue más severa, según relataron los familiares, quienes lo describieron como “demasiado delgado y acabado”. Ante la gravedad de la situación, lo enviaron nuevamente a rehabilitación. En diciembre del 2024, tras completar el tratamiento, recuperó la libertad, pero poco después sufrió una tercera recaída, considerada definitiva por sus allegados.

Incapaz de controlar su adicción, comenzó a llevarse objetos de la casa para venderlos y obtener dinero para drogas, lo que lo distanció aún más de su familia. Finalmente, decidió abandonar la vivienda paterna, reconociendo que su presencia no era positiva para sus hermanos menores.

Las autoridades investigan la posible
Las autoridades investigan la posible vinculación de la víctima con organizaciones delictivas, hipótesis rechazada por la familia.- crédito Colprensa

Durante los últimos meses, Gonzalo deambuló entre las torres de San Diego y la avenida principal de Los Patios, pidiendo dinero o realizando trabajos sencillos para subsistir. Por las noches, regresaba a dormir bajo las escaleras de las edificaciones. Su madre lo vio por última vez el sábado 18 de octubre, vestido de negro, mientras que su padre lo saludó al día siguiente. “Pasó y saludó como siempre, se despidió y no volví a saber de él, hasta que salió lo del termo”, relató el padre a La Opinión.

El crimen se habría perpetrado entre la noche del domingo y la madrugada del lunes, ya que el termo fue hallado cerca de las 7:00 a. m. La familia sospecha que la decapitación pudo haberse producido en el sector conocido como La Pichera, un área de difícil acceso para las autoridades y con alta presencia de grupos criminales.

Allí también creen que podría encontrarse el resto del cuerpo, aún no localizado. “Algo me dice que el cuerpo está allá enterrado”, expresó el padre, compartiendo la esperanza de la familia de que pronto sea hallado.