La otra cara de la diabetes en Colombia: miles de pacientes terminan ciegos o con daño renal por falta de exámenes

Aunque el 7% de los colombianos mayores de 30 años vive con diabetes tipo 2, apenas la mitad accede a tamizajes que podrían prevenir complicaciones irreversibles

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La diabetes tipo 2 afecta
La diabetes tipo 2 afecta a más del 7% de los adultos en Colombia, con graves complicaciones asociadas - crédito Imagen ilustrativa infobae

La diabetes tipo 2 no solo se cuenta entre las enfermedades crónicas más extendidas en Colombia; también arrastra consigo complicaciones que afectan de manera directa la calidad de vida y la sostenibilidad del sistema de salud. Una de las más preocupantes es la baja cobertura en exámenes preventivos. Apenas la mitad de los pacientes diagnosticados accede a tamizajes que podrían frenar a tiempo la aparición de ceguera o insuficiencia renal, dos consecuencias frecuentes de esta condición.

Los estudios más recientes confirman que el 7% de la población mayor de 30 años vive con diabetes tipo 2, pero detrás de este dato se esconde un riesgo mayor, hasta un 40% de quienes padecen la enfermedad puede desarrollar complicaciones renales, mientras que la retinopatía diabética se mantiene como una de las principales causas de ceguera en personas en edad productiva. El problema no radica únicamente en la prevalencia, sino en la insuficiente capacidad de detección temprana.

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Solo la mitad de los
Solo la mitad de los pacientes con diabetes tipo 2 accede a exámenes preventivos clave en Colombia - crédito Freepik

Un informe de prevalencia nacional reveló que uno de cada cinco pacientes con más de cinco años de evolución de la enfermedad ya presenta alteraciones en la función renal. El hallazgo es inquietante porque esas alteraciones pueden ser la antesala de diálisis, trasplantes y un incremento en la mortalidad cardiovascular. En paralelo, los casos de retinopatía avanzan sin que muchos pacientes lo noten a tiempo. Esta afectación de la retina alcanza a cerca de un tercio de los diabéticos en ciertos grupos de riesgo, y su progresión suele ser silenciosa hasta que la pérdida de visión resulta irreversible.

Lo paradójico es que existen métodos sencillos y disponibles para evitar que la historia llegue tan lejos. Exámenes de orina para detectar microalbuminuria, pruebas para medir la tasa de filtración glomerular o angiografías digitales de la retina pueden diagnosticar a tiempo el daño. Sin embargo, la implementación de estas pruebas en la práctica clínica diaria sigue siendo limitada.

Solo la mitad de los pacientes accede a estos tamizajes de manera regular, lo que significa que miles descubren las complicaciones en etapas avanzadas, cuando el tratamiento es más costoso y las posibilidades de recuperación mucho menores.

El 40% de los diabéticos
El 40% de los diabéticos puede desarrollar insuficiencia renal y un tercio sufre retinopatía diabética - crédito Freepik

El impacto de estas fallas trasciende lo individual. Los costos asociados a la enfermedad renal avanzada son elevados, terapias de reemplazo, hospitalizaciones prolongadas y un incremento en eventos cardiovasculares que saturan los servicios médicos. Del mismo modo, la pérdida de visión implica una merma en la productividad laboral y una dependencia creciente de cuidadores y familias, con efectos directos en la economía de los hogares.

Aun así, la evidencia también muestra que la historia puede ser distinta si se apuesta por la prevención. Exámenes anuales de control oftalmológico podrían evitar la mayoría de los casos de ceguera vinculados a la diabetes, y el acceso oportuno a terapias innovadoras permitiría frenar el deterioro renal antes de que se convierta en irreversible.

La baja cobertura de tamizajes
La baja cobertura de tamizajes incrementa los costos y la carga sobre el sistema de salud colombiano - crédito Infobae

La situación plantea un reto doble, por un lado, mejorar la cobertura de tamizajes y, por otro, garantizar la equidad en el acceso a tratamientos que han demostrado eficacia. No se trata únicamente de una decisión clínica; es, en esencia, una estrategia de salud pública. Apostar por la detección temprana significa no solo preservar la calidad de vida de miles de colombianos, también aliviar la presión financiera sobre el sistema de salud.

La diabetes tipo 2 seguirá siendo una enfermedad prevalente en el país, pero sus consecuencias no tienen por qué condenar a los pacientes a la ceguera o a la insuficiencia renal. El verdadero desafío está en cerrar la brecha entre lo que la ciencia ya ofrece como prevención y lo que en la práctica llega a los consultorios. Allí se juega buena parte del futuro de una población que envejece con una condición crónica que aún puede ser contenida.