Edward Porras detalló experiencia paranormal que vivió en uno de sus reportajes en Bogotá: “Algo muy raro ocurrió”

El periodista Edward Porras, conocido por la sección El ojo de la noche, de Noticias Caracol, relató un episodio que marcó su trayectoria como reportero de sucesos nocturnos en Bogotá, específicamente en la localidad de Kennedy.

Según su testimonio, Porras compartió una experiencia que, en sus propias palabras, “nunca se me va a olvidar”.

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Durante un recorrido que realizó junto a su equipo por el barrio Catalina II, el reportero fue alertado sobre hechos inusuales que ocasionaban inquietud entre los residentes.

Porras explicó que desde hace 4 años están recibiendo imágenes captadas por habitantes de la zona, en las que se observaba a una mujer y un hombre caminando de espaldas, sin interactuar ni mirar a otras personas.

Este comportamiento fue calificado por los vecinos como inquietante y provocó temor en la comunidad.

“Las esquinas en Bogotá siempre van a tener una historia por contar. Ya son cuatro años que llegamos a este barrio, Catalina II, de la localidad de Kennedy”, detalló Edward Porras al inicio de su relato.

Posteriormente, mencionó la reacción de su equipo tras recibir las imágenes: “Ya son cuatro años, cuatro años, escuchen bien, que llegamos a este barrio... Llegamos a este sitio buscando unas imágenes que nos enviaron al celular de una mujer y un hombre que salían a caminar de espaldas, sin ver a nadie y sin hablarle a nadie. Lo cierto es que algo muy raro ocurrió, porque al estacionarnos en este punto especialmente… ¿A qué le olió, Freddy?”

Entre los detalles más impactantes, destacó la percepción de un fuerte olor a azufre durante la inspección del lugar, situación que vivió la primera vez que transcurrió por este lugar y que repitió recientemente mientras pasaba en el carro con su equipo de trabajo.

“Olor a azufre”, puntualizó el reportero, a lo que su compañero sumó: “Ese olor nunca se me va a olvidar”. El equipo recordó que la atmósfera se volvió especialmente extraña en la zona, donde observaron a residentes y conductores persignarse y orar al pasar por la esquina donde se habían registrado los hechos.

“Estábamos acá, era una de estas casas que acabamos de pasar”, afirmó el periodista mientras recorría el área. Un colega del equipo aportó: “No hablaban, caminaban así sin ver y no se tropezaban con nada, era muy extraño”.

Por el momento, no existen registros adicionales sobre el origen o la naturaleza del comportamiento descrito, permaneciendo la historia como una anécdota que refleja el tipo de situaciones con las que Edward Porras se enfrenta durante sus coberturas nocturnas en Bogotá.

Residentes de la localidad de Kennedy reportaron en 2021 que en la medianoche, dos figuras recorrían las calles caminando hacia atrás, con los ojos cerrados y tomados de la mano. La escena fue captada por cámaras de seguridad y la vigilancia privada del sector, convirtiéndose en motivo de inquietud y discusión entre los vecinos.

Las primeras apariciones se registraron a principios de octubre, justo cuando el ambiente se carga de historias paranormales por la cercanía de Halloween. Vestidos de negro y manteniendo un ritmo constante, los caminantes sorteaban andenes y doblaban esquinas, sin perder la orientación ni abrir los ojos. Algunos testigos comentaron que, mientras avanzaban en reversa, recitaban palabras en voz baja, lo que agudizó la percepción de misterio que rodeó su presencia.

“Me puse a seguirlos y les pasé por el lado, les intenté leer los labios a ver qué decían, pero ni idea qué decían y tenían los ojos cerrados. Es muy loco que suben y bajen andenes sin ver”, relató uno de los vecinos, citado por medios locales. La incertidumbre llevó a otros habitantes a proteger sus hogares, esparciendo agua bendita en las calles y rezando durante los recorridos nocturnos de los desconocidos.

La naturaleza del ritual generó diversas hipótesis dentro de la comunidad. Mientras algunos asociaron el comportamiento con prácticas de brujería, otros consideraron la posibilidad de vínculos con cultos esotéricos o satánicos. “No son brujas, son satánicos”, comentó otro residente. Hasta el momento, nadie ha logrado identificar a estas personas ni el propósito real de la insólita caminata.

La comunidad de Catalina II permanece atenta. Muchos aseguran que nunca se había registrado un suceso similar y señalan que el temor se intensificó por el silencio y la determinación con que los caminantes ejecutaban la ruta. El episodio quedó en la memoria colectiva del barrio como uno de los más inquietantes registrados por la vigilancia urbana en esa parte de Bogotá.