El debate por la educación formal enfrenta la ola de popularidad de influenciadores y la inteligencia artificial

La inmediatez y la monetización en plataformas digitales ha transformado las aspiraciones de las nuevas generaciones

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La presión de la fama
La presión de la fama digital y el avance de la inteligencia artificial ponen a prueba el sentido de la formación tradicional - crédito Freepik

La inquietud sobre lo que pasará con la vigencia de la educación formal resuena con fuerza en un entorno en el que la cultura digital, la popularidad de los creadores de contenido y el avance de la inteligencia artificial parecen redefinir los caminos hacia el éxito y de una manera mucho más sencilla.

Para muchos jóvenes, la imagen del los influenciadores en plataformas como TikTok, Instagram o YouTube se ha convertido en el nuevo ideal, mientras la promesa de ingresos inmediatos y reconocimiento masivo desplaza la percepción tradicional del valor de estudiar, de acuerdo con lo expuesto por Heidy Melissa Bautista, docente de Ingeniería Industrial de la Universidad de América.

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Y es que la posibilidad de obtener ingresos rápidos y visibilidad global a través de contenidos virales seduce a aquellos que buscan alternativas al camino educativo convencional. Sin embargo, detrás de los casos de éxito más visibles en el mundo digital, existen trayectorias marcadas por una sólida formación, conocimientos técnicos y estrategias sostenidas a largo plazo, elementos que suelen pasar desapercibidos en la narrativa dominante de las redes.

Ante este panorama, docente plantea la pregunta: ¿Tiene sentido invertir años en una formación académica cuando las máquinas parecen capaces de realizar tareas complejas y los modelos de éxito se asocian cada vez más a la popularidad digital?

Expertos sostienen que formarse críticamente
Expertos sostienen que formarse críticamente marca la diferencia entre tantos espectadores de la viralidad - crédito Freepik

Educación, pensamiento crítico y límites de la inteligencia artificial

La educación trasciende la simple transmisión de información, pues su valor radica en la formación integral de las personas, en la capacidad de moldear el pensamiento crítico, la ética, la deliberación y la comprensión de contextos complejos. Estas habilidades resultan fundamentales en un mundo donde la información abunda, pero la capacidad de discernir, analizar y actuar con responsabilidad se vuelve cada vez más necesaria.

De acuerdo con lo expuesto por Bautista, la diferencia entre información, conocimiento y sabiduría se vuelve crucial en este debate. El acceso a datos y contenidos es más amplio que nunca, pero un vídeo breve, aunque pueda resultar entretenido o instructivo, difícilmente contribuye al desarrollo de un pensamiento complejo o a la adquisición de habilidades de análisis profundo. La información, por sí sola, no garantiza la formación de ciudadanos capaces de comprender y transformar su entorno.

Pese a que la inteligencia artificial ha demostrado una notable capacidad para procesar datos, identificar patrones y predecir comportamientos, sus algoritmos no poseen conciencia, intención ni juicio ético, pues se dedican a clasificar datos, detectar patrones y predecir comportamientos, pero carecen de conciencia, intención y juicio ético, habilidades humanas que la tecnología no puede replicar.

Frente a este panorama, la educación debe ir más allá del simple uso de herramientas tecnológicas. Se requiere una formación que permita comprender los fundamentos, las implicaciones sociales, políticas y culturales de la tecnología, así como integrar saberes diversos, pensar de manera sistémica y cultivar la creatividad y la ética. La docente reiteró que estas competencias aún no se pueden automatizar, pero resultan esenciales para la sociedad.

La inteligencia artificial y los
La inteligencia artificial y los influencers dominan la conversación, pero la educación es relevante en tiempos de poco pensamiento crítico - crédito Dado Ruvic/REUTERS

Así, el debate no se reduce a elegir entre ser influencer o confiar en la inteligencia artificial, pues la cuestión de fondo es qué tipo de sociedad se desea construir: una regida por métricas de popularidad y automatización, o una que valore el conocimiento como motor de transformación. De acuerdo con la docente, la educación es un proceso indispensable para aquellos que aspiran a comprender y transformar el mundo, y no solo a consumirlo.

Optar por el estudio en la era digital representa una forma de resistencia ante los discursos actuales, pues formarse críticamente es una apuesta por la libertad de pensamiento, la dignidad y la justicia. Además, se convierte en una herramienta para la transformación de la sociedad actual.