Foodies colombianos se pusieron a la tarea de determinar qué restaurante de cadena da más papás por un menor precio

Para responder “en qué cadena de restaurantes entregan más papas fritas”, por un menor precio, los creadores de contenido tras el proyecto Aliento de Dragó, Juan Sebastián Galindo y Camilo Aguilar, visitaron las principales franquicias de comida rápida, en Bogotá.

De acuerdo con la dupla, “en todos los lugares pedimos la opción más grande de papas” y, en este experimento, “no nos fijamos en el sabor. Únicamente, en la cantidad para determinar qué lugar entrega más papas”.

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Los foodies bogotanos que, hace unos meses, decidieron aventurarse y abrir su propio restaurante, empezaron su búsqueda en McDonald’s, donde las papas grandes tienen un precio de 9.900 pesos, por 123 gramos y un aproximado de 80 papas.

Mientras, en El Corral tienen un precio de 10.000 pesos, por 150 gramos y un aproximado de 58 papas, “lo que quiere decir que las papas son de gran tamaño”.

Continuaron con Frisby, en donde el precio es de 9.500 pesos, por 80 gramos y un aproximado de 57 papas; en KFC, la icónica marca estadounidense de pollo frito, tiene un precio de 7.900 pesos, por 88 gramos y un aproximado de 56 papas.

Y, en la última ronda, visitaron Home, con un precio de 7.000 pesos, por 82 gramos y un aproximado de 45 papas. Y el gran ganador: Randy’s, que, con un precio de 8.5000 pesos, ofrece 143 gramos y un aproximado de 85 papas.

Los de Aliento de Dragón separaron por categorías a los ganadores, siendo Home el más barato, Randy’s el que más papas trae y El Corral el de mayor peso. Pero, analizando los tres puntos a evaluar el ganador definitivo y el que, según dice, se trata de la mejor opción, es Randy’s.

La oferta de arroz chino en Bogotá varía de forma sorprendente tanto en precio como en experiencia, según exploró, en otro video, la pareja gastronómica conformada por Juan Sebastián Galindo y Camilo Aguilar, responsables del proyecto Aliento de Dragón. En un recorrido que compartieron a través de redes sociales, los foodies analizaron los extremos de precio en la capital colombiana y revelaron detalles sobre los contrastes que pueden encontrarse en este popular plato adaptado al gusto local. Su objetivo: examinar las diferencias entre la opción más accesible y la de mayor valor.

El recorrido comenzó en el corazón de Bogotá, exactamente en la intersección de la calle Trece con carrera Décima. Allí, Galindo y Aguilar identificaron un puesto de comida reconocido entre vendedores ambulantes y estudiantes universitarios, donde se puede adquirir un plato generoso de arroz por tan solo 0,70 dólares estadounidenses (aproximadamente 2.800 pesos colombianos). Según detalló Aliento de Dragón, este puesto ya había sido referencia de otros creadores de contenido sorprendidos por la existencia de platos a precios tan económicos en la ciudad.

El plato que ofrecían consistía en arroz frito bañado en abundante salsa de soya, acompañado de proteínas que, según la percepción de los expertos, podrían corresponder tanto a pollo como a cerdo, sumado a la presencia de huevo frito. El dúo gastronómico resaltó que, a pesar del bajo coste, la comida tenía buen sabor, el picante se sentía con intensidad y el conjunto resultaba satisfactorio por el monto pagado: “Por el valor, es imposible pedir más, nos gustó, volveríamos y, por lo que vimos, al lugar le va muy bien”.

Como contrapunto, los creadores visitaron KO Asian Kitchen, especializado en gastronomía asiática, donde probaron lo que posiblemente forma el plato de arroz frito más costoso de Bogotá. Insistieron, en que el término “arroz chino” suele referirse de forma genérica al arroz con preparación asiática, pero aclararon que esta es una receta extendida a otros países del continente y del sudeste asiático, con amplias variaciones. La cuenta en KO Asian Kitchen superó los 58.000 pesos colombianos (unos 15,00 dólares estadounidenses), cifra que con la propina se incrementa hasta ser 20 veces más costosa que el arroz probado en la comida callejera, lo que constituye un costo un 2.000% superior al referente del centro de la ciudad.

El arroz frito en este restaurante se servía en una olla metálica muy caliente que permitía terminar la cocción del huevo en la mesa. El plato coreano también incluía lomo de res, variedad de vegetales y ají coreano caracterizado por su notable intensidad. Al presentarse los ingredientes por separado, la preparación implicaba mezclar todo en el sitio, aportando una experiencia participativa y distintiva. El grupo Aliento de Dragón manifestó que el resultado les pareció excelente, resaltando la calidad de la receta y los sabores destacados.

Al terminar, indicaron: “Las dos opciones son deliciosas a su manera y hay que sentirse felices de vivir en una ciudad como Bogotá, donde se encuentran opciones tan diferentes y bacanas”. De esta forma, la dupla destacó la riqueza y oferta culinaria en la ciudad, reflejada en las alternativas económicas y las propuestas gastronómicas de alto nivel.