Tras el atentado contra Miguel Uribe, recuerdan la historia del sicario de 15 años que asesinó al líder de la Unión Patriótica Bernardo Jaramillo en pleno aeropuerto El Dorado

El caso que tiene debatiéndose entre la vida y la muerte al precandidato del Centro Democrático hizo evocar los días de terror en la década de 1990 por el crimen del entonces candidato a la presidencia

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En ambos casos registrados en
En ambos casos registrados en Bogotá, los atacantes fueron sicarios menores de edad - crédito archivo Colprensa y @MiguelUribeT/X

La escena difundida y reproducida en redes sociales miles de veces, y la que aparece el adolescente de 14 años que atentó contra el precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, dejó la única frase ante las cámaras por parte del menor aprehendido: “Déjenme darles los números”.

Este atentado ejecutado por un menor de edad hizo recordar un hecho similar que dejó como víctima al líder de la Unión Patriótica (UP), Bernardo Jaramillo Ossa, asesinado en marzo de 1990.

Un artículo publicad0 por el medio alternativo Universo Centro (de Medellín), en su edición virtual de junio de 2025, escrito por el economista, filólogo y escritor Juan Fernando Ramírez Arango, y titulada Los niños sicarios, recuerda el episodio.

El crimen de lesa humanidad del entonces candidato presidencial se registró el 22 de marzo de 1990 en el Puente Aéreo de Bogotá, y que ahora hace parte del área de vuelos nacionales del aeropuerto internacional El Dorado.

El caso hizo eco en la memoria de Ramírez Arango, que compartió una fotografía donde aparece el rostro del sicario de 15 años identificado como Andrés Arturo Gutiérrez Maya, y que tenía solo un año más que el pistolero a sueldo que intentó silenciar para siempre la vida de Uribe Turbay.

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El sicario que le disparó
El sicario que le disparó en dos ocasiones a Miguel Uribe tiene 14 años, mientras que el asesino de Bernardo Jaramillo Ossa fue un adolescente de 15 años - crédito archivo Colprensa y @MiguelUribeT/X

El sicario de 15 años que asesinó al líder de la Unión Patriótica, Bernardo Jaramillo Ossa, un año menos que el joven que le disparó a Miguel Uribe

El episodio quedó documentado por revista Semana en su edición 412, y mostró que ni la protección más estricta lograba frenar la mano de los sicarios adolescentes.

A Jaramillo le dispararon a quemarropa en el Puente Aéreo de El Dorado, empleando una Mini Ingram 380 (subfusil).

Los impactos en varias zonas vitales no le dieron ninguna oportunidad de sobrevivir a Jaramillo Ossa. “Mi amor, no siento las piernas. Estos hijueputas me mataron. Abrázame y protégeme que me voy a morir”, alcanzó a decirle Jaramillo a su esposa antes de fallecer, según relató el medio impreso colombiano en ese momento.

Días después, el caso acaparó las portadas. Tanto así que el diario El Tiempo dedicó su principal titular a lo ocurrido: Un niño mató a Jaramillo.

En el reportaje publicado por el rotativo se presentó a la madre del joven victimario, Amparo Maya Acevedo, como la principal testigo para entender la transformación de su hijo, que pasó de ser miembro activo de grupos de oración a convertirse en asesino en menos de dos meses.

La Fiscalía General de la
La Fiscalía General de la Nación en cabeza de la fiscal Luz Adriana Camargo aseguró que no se ha encontrado el celular que el joven llevaba consigo en una grabación de uno de los videos de cámaras de seguridad en inmediaciones del parque El Golfito, en la localidad de Fontibón, punto donde ocurrió el ataque a Miguel Uribe - crédito Luisa González/Reuters

El periódico reconstruyó el momento en que Andrés mató por accidente una paloma, revelando el desconcierto y el dolor de la familia ante el cambio: “Cuando la paloma se desplomó, se angustió y fue corriendo a recogerla, pero estaba muerta y se echó a llorar. Por eso, sé que él, por su propia voluntad, por decisión personal, no era capaz de matar a un ser humano”, relató su madre.

Las penurias económicas llevaron al sicario de 15 años a cometer el crimen de la UP: misma situación reportó el menor en Bogotá luego de atentar contra Miguel Uribe Turbay

La situación económica precaria llevó a la familia de Gutiérrez Maya a empeñar pertenencias solo dos semanas antes del crimen, mientras la oferta de dinero por ejecutar a Jaramillo superaba con creces cualquier ingreso anterior.

Poco después de la muerte del político, agentes del F-2 notificaron a Amparo en su lugar de trabajo: su hijo era el autor del magnicidio.

El pasado de Andrés Arturo Gutiérrez Maya estuvo marcado por dificultades de salud desde la infancia y una vida de esfuerzo en trabajos informales tras abandonar el colegio militar. Entre sus empleos conoció a otros futuros sicarios que tendrían también papeles clave en crímenes políticos, según investigaciones del mismo periódico. Este sujeto fue Gerardo Gutiérrez Uribe, alias Jerry.

El sicario perpetró el crimen
El sicario perpetró el crimen de lesa humanidad de Bernardo Jaramillo Ossa con un subfusil - crédito archivo Colprensa

Luego de su detención, el sicario de 15 años permaneció varios meses en centros de reclusión juvenil por su edad. Al salir en noviembre de 1991, apenas disfrutó poco tiempo de libertad: él y su padre fueron hallados muertos en un auto abandonado en enero de 1992.

Acerca de la organización del asesinato de Jaramillo, El Espectador remarcó el 20 de octubre de 2014: “La decisión de la Fiscalía de declarar como delitos de lesa humanidad los crímenes contra los miembros de la UP dejó al descubierto la alianza criminal que por más de 10 años se gestó entre las altas esferas de la sociedad, los sectores políticos y los militares para impedir el ascenso de un movimiento de izquierda que surgió como política al conflicto que se vivía en Colombia”. Hasta hoy, los autores intelectuales siguen sin ser condenados.

En su informe Ramírez Arango precisó que más datos salieron a la luz en 2018, cuando la Fiscalía descubrió pagos misteriosos del entonces DAS (Departamento Administrativo de Seguridad) a la familia de Gutiérrez Maya mientras este estuvo recluido. Al menos doce exagentes vinculados al esquema de seguridad de Jaramillo fueron llamados a declarar.

John Henry, hermano del adolescente y también sicario según El Tiempo, resultó asesinado años después.

En Medellín, en 1990, la cifra estremecía: miles de jóvenes integraban bandas pagadas para matar y para el inicio de esa década se estimaba que cerca de 6.000 menores con una edad promedio de 16 años componían al menos 500 bandas de sicarios. Mientras que de cada 100 homicidios en la capital de Antioquia, 70 eran de víctimas entre los 14 y 19 años.

El fenómeno de los sicarios adolescentes reflejó una realidad en la que la muerte se convertía en oficio y la juventud se perdía en la violencia. Un rasgo que aún parece que sigue vigente no solo en Medellín, sino en varias de las principales ciudades del país.