Judi Jupiter, una estrella de las redes sociales de 76 años, es generación Z de corazón

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En una tarde fresca en Washington Square Park, una menuda mujer de 76 años con gafas de sol Versace y una sudadera con capucha estudiaba la escena a su alrededor. Se hace llamar Judi Jupiter, y mientras los músicos callejeros rasgaban guitarras y los estudiantes de la Universidad de Nueva York leían libros en las bancas, ella buscaba algo.

"Es solo una sensación", dijo. "Cuando lo sé, lo sé".

Vio a un joven alto con una sudadera roja de Balenciaga y Timberlands. Corrió hacia él, teléfono en mano, y empezó a grabar.

"Mírate", dijo.

Lo acribilló a preguntas: ¿Cómo te llamas? ¿Cuál es tu Instagram? ¿A qué te dedicas?

Él dijo que era un modelo de 21 años llamado Waylon Rose.

Jupiter le lanzó su pregunta distintiva: "¿Quieres darte una vuelta para mí?".

Giró para ella con movimientos como de pasarela.

"Me encantan estos pantalones anchos", dijo ella.

"Tú eres Judi Jupiter, ¿verdad?", dijo él. "Reconozco tu voz de los videos. Tus mensajes han estado dando la vuelta. Supongo que esperaba encontrarme contigo algún día y que me pararas".

En el mundo de Instagram y TikTok, Judi Jupiter se ha convertido en una de las cronistas más improbables del estilo callejero del centro de Nueva York. Con un enfoque que es en parte Bill Cunningham y en parte Studs Terkel, ha irrumpido en el algoritmo con sus maneras agradables y su curiosidad casi invasiva. Se siente tan atraída por una modelo patinadora vestida de Rick Owens como por una estudiante de filosofía con un pañuelo de una tienda de segunda mano.

"Me encanta la generación Z", dijo Jupiter. "Me encanta su actitud. Piensan que el mundo está mal y que tenemos que mejorarlo. Eso es lo suyo. Les gusta mejorar las cosas".

"Yo también soy de la generación Z", añadió. "Me mudé a Nueva York desde Detroit a los 24 años, y sigo teniendo 24 en mi cabeza, así que son mi gente. A los de la generación Z solo les gusta hablar con gente de su edad, y como se dan cuenta de que soy como ellos, hablan conmigo. Si alguien parece mayor de 30, ni siquiera lo entrevisto".

"Todos vieron mi video de Sabrina Carpenter", continuó. "Todavía no entiendo por qué me hice viral. No hay respuestas. No hay información".

El encuentro de Jupiter con Carpenter el verano pasado atrajo legiones de seguidores a sus cuentas de TikTok e Instagram. El vídeo, que ha obtenido millones de visitas, muestra a Jupiter entrevistando a la estrella del pop mientras pasea por el SoHo con su séquito. El encanto del video reside en el hecho de que Jupiter no sabe quién es Carpenter.

"Hola, ¿cómo estás? ¿Cómo te llamas?

"Sabrina", responde Carpenter.

"Estás espectacular", dice Jupiter.

Sus posteriores entrevistas callejeras con otros jóvenes famosos desconocidos para ella, como Troye Sivan y Kyrie Irving, solo aumentaron su mística en las redes sociales.

"Nunca sé quiénes son", dijo Jupiter. "No leo el periódico ni sigo las noticias. Lloro cuando leo las noticias, así que ¿por qué iba a hacerlo? Pero no me impresionan las estrellas. En los años 70, conocí a todos los famosos en Studio 54, donde yo era fotógrafa, así que no me impresionan las estrellas".

Al caer la tarde en el SoHo, recorrió las calles con ojos penetrantes.

"Ahora me siguen más de 600.000 personas", dijo. "Me da mucho miedo. ¿Cuántos son acosadores? Vivo sola. No tengo perro. No tengo pistola. Tengo aerosol contra avispas".

Cruzando la calle Houston, habló de sus interacciones con la generación Z.

"Alguien me dijo que necesito más corazón y contestarles más, pero no siempre entiendo su lenguaje. Me llaman mucho ' goat ' (la mejor de todos los tiempos). No sé lo que significa. Siempre tengo que buscar lo que dicen en Google. A veces Google ni siquiera lo sabe".

"Me gustan más como generación que los milénials", prosiguió. "Los milénials acabaron con la libertad de expresión y se metieron con los chicos por ponerle el brazo encima a una chica. Pero he oído que los de la generación Z no tienen sexo. Creo que muchos de ellos tampoco tienen trabajo, porque a la mayoría los entrevisto mientras están pasando el rato en plena jornada laboral. Pero no me parece mal que la gente tenga padres ricos. Está bien que te cuiden".

Cuando llegó a la puerta de la brasserie Balthazar, alguien la llamó desde la esquina: "¡Judi!" Era un grupo de creadores de contenido del centro de la ciudad, y todos estaban pasando el rato, tomándose un descanso del rodaje. Uno de ellos, David Carmi, dirige @confidenceheist, donde pregunta a la gente qué les hace tener confianza en sí mismos. Otro, Preppy Pete, dirige la cuenta de estilo urbano @gothamgalleria.

"¿Conseguiste algo bueno hoy?", preguntó Jupiter.

"Tengo algo de una chica en la calle Spring que me dio una respuesta increíble cuando le pregunté cuál era su propósito", dijo Carmi.

Se separó para acercarse a alguien con su micrófono: "Perdone señorita, parece usted muy segura de sí misma. ¿Cuál es su secreto?"

Después, Carmi consideró la entrada de Jupiter en la economía de los creadores de contenido.

"Salir a la calle a crear contenido, es incómodo para empezar", dijo. "Judi se dirige especialmente a la generación Z, y creo que está mostrando a la gente que con solo acercarse a un desconocido y pedirle que se dé una vuelta, le está pidiendo que sea él mismo".

Últimamente, Jupiter ha empezado a ganar dinero con sus contenidos. Recibe peticiones de discográficas para promocionar a sus artistas con versiones escenificadas de sus caprichosas entrevistas callejeras, por las que cobra hasta 2500 dólares. Sus vídeos patrocinados han incluido encuentros con el artista de rock Sombr y la estrella griega del pop Konstantinos Argiros.

"Estoy buscando un agente", dijo. "Quiero uno de los tres mejores. Intenté ponerme en contacto con William Morris, pero me dijeron que necesitaba 'referencias' para que me tuvieran en cuenta".

Entró en Balthazar, pavoneándose junto a las anfitrionas.

"Hola, chicas", dijo.

Pasó por delante de la barra, buscando personajes con estilo. Allí, en una cabina roja, estaba el cantautor Sam Smith, con una camisa de solapa ancha desabrochada, almorzando con dos amigos. Empezó a grabar.

"Sam, ¿es tu primera vez aquí?", preguntó.

"Oh, no estoy haciendo entrevistas", dijo Smith. "Estoy comiendo".

"¿Cuál es tu Instagram?", dijo ella.

"Sam Smith".

Un miembro del personal del Balthazar se acercó y le dijo a Jupiter que era hora de irse.

De vuelta fuera, mientras empezaba a caminar hacia Chinatown, le pregunté si se sentía desconcertada por haber sido rechazada por un famoso.

"No, porque todos son iguales para mí", dijo. "Una vez tuve una cita con Keith Richards. Ya lo he visto todo".

En la cocina de su pequeño apartamento, en un destartalado piso sin ascensor de Little Italy, Jupiter recordó los años 70, cuando era una asidua en Studio 54.

"Lo hacía reír", dijo, señalando una foto suya con Andy Warhol en la mítica discoteca. "No hay muchas fotos buenas de Andy riéndose".

Judi Jupiter nació como Judy Lynn DeLong en 1949 y creció en Detroit como hija de un próspero ingeniero metalúrgico. De adolescente, se sumergió en la escena Motown, escapándose a los clubes donde vio a los Temptations y a Stevie Wonder. Se juntaba con mafiosos en Greektown y robaba en centros comerciales para sofocar su aburrimiento.

"Nací rápida, competitiva, ambiciosa y con un cuerpo estupendo, pero también nací en el Medio Oeste", dijo Jupiter. "En mi adolescencia, pasaba con 10 amigos al día, los agotaba y luego cogía uno nuevo. Siempre me aburría mientras crecía".

A los 24 años, se fue a Nueva York con sus dos gatos en un camión U-Haul. Consiguió un trabajo en Macy's, cayó en la escena punk del centro de la ciudad y empezó a salir con un camarero del CBGB. Para ayudar a pagar el alquiler, posó desnuda para Meryl Meisler, quien se convirtió en su mentora fotográfica. Documentaron Times Square con sus cámaras mientras trabajaban como meseras en bares a go-go y estriptís. Algunas de sus fotos aparecieron en las revistas porno Cheri y High Society.

"Cuando se inauguró Studio 54, mi novio peluquero me dijo que iba a ser lo más", dijo Jupiter. "Le creí, porque los peluqueros lo saben todo en Nueva York".

Preguntó por ahí y se enteró de que la agencia de relaciones públicas de Studio 54 era Gifford-Wallace. Una tarde fue a sus oficinas y se presentó como fotógrafa publicitaria. La incluyeron en la lista, junto con Meisler, y el trabajo consistía en dar a la discoteca el aspecto más glamuroso posible.

"Cuando llegué a Studio 54 me sentí como en los locos años veinte", dijo. "Era una época en la que la gente aún se miraba a los ojos. No tenían un teléfono en los ojos. Tenían personas en los ojos".

A menudo vestida solo con un bikini, apuntaba con su Leica a escenas desprevenidas de famosos noche tras noche. Entre los momentos que se le grabaron en la memoria está el de la supermodelo Janice Dickinson colgada de unas vigas mientras cantaba a Mick Jagger. Otra noche, encontró al maquiavélico operador político Roy Cohn desplomado en un sofá en un rincón oscuro.

Jupiter pasó hacia la sala de su apartamento. Por todas partes había carpetas con sus fotos de Studio 54 y recortes de las columnas que escribía para revistas para adultos. Hojeó algunas de sus fotos favoritas. Junto a las imágenes estaban las anotaciones que había garabateado hacía tiempo.

Debbie Harry, sorprendida por su flash en la cola del baño: "Estábamos todos esperando en la cola para pasar", escribió Jupiter. "Lleva un antiguo vestido melocotón".

Christopher Reeve, sentado con un paquete de Marlboro: "Le pellizqué el trasero y se dio la vuelta y sonrió dulcemente".

Bianca Jagger, en la pista de baile con Halston: "Bianca estaba en Studio 54 todas las noches, no siempre estaba presente Mick, quien estaba aburrido de salir todas las noches a Studio 54. Se rumorea que Studio 54 y la constante necesidad de salir de ella acabaron con su matrimonio".

Cuando el club entró en decadencia en la década de 1980, Jupiter se marchó. "Me aburría", dijo. Había trabajado como modelo, así que decidió crear su propia agencia: Judith's Models.

"Nos especializamos en mujeres petite, como yo, y me fue muy bien", dijo Jupiter. "De 1,57 a 1,68 m. Si eran más altas, podían ir a Eileen Ford, podían ir a Elite. ¿Pero si eran pequeñas? No había otro sitio donde ir".

"Al final, me metí en un montón de problemas", añadió.

Su agencia prosperó hasta los años 90, con una lista de 80 modelos y una oficina en Sutton Place. Entonces entró en conflicto con la normativa de consumo, prometiendo trabajos a posibles modelos y operando sin licencia. Su reputación se hundió. Los equipos de noticias de televisión vigilaron su lugar de trabajo.

"No pudieron meterme a la cárcel por ello", dijo Jupiter. "Pero cada vez que tenía problemas, los ignoraba. Sigo siendo igual".

La ciudad cerró finalmente su negocio en 2004. Un titular del New York Post decía: "Cierran agencia de modelos estafadora".

"Una vez gané una fortuna, pero para el lunes siempre estaba sin dinero", dijo Jupiter. "He sido rica y he sido pobre, incluso sin techo. Siempre fui pésima con el dinero. Mis amigos dicen que tengo un problema de control de impulsos".

Cuando llegó a su séptima década de edad y la pandemia golpeó Nueva York, vivió de aportaciones para desempleados. Fue entonces cuando empezó a hacer crónicas de la ciudad con su teléfono y a publicar despachos en una cuenta de Instagram. En sus primeros videos charlaba con una anciana que se tomaba una margarita sola en un restaurante mexicano. Entonces encontró su tema: la generación Z.

"Me había convertido en una persona enfadada por todo lo que había pasado", dijo. "Pero empecé a sentirme de nuevo como la antigua Judi, la que llegó a Nueva York con los ojos llenos de ilusión. La chica de Studio 54. Salvo que nunca me había vuelto viral".

Aquella noche, Jupiter se lanzó a la caza de más contenido. Paseó por Little Italy, estudiando a los turistas en las trattorias.

"Espera, quizá sean ellas", dijo, fijándose en un grupo de mujeres jóvenes.

Levantaron la vista.

"En realidad, no", dijo ella. "No son nada especial".

Afuera del restaurante Sofia's, en Mulberry Street, un hombre esbelto que llevaba una boina blanca y mocasines llamó su atención. Era un anfitrión de 28 años, Lautaro Posadas. Ella se acercó.

"Me grabaste hace mucho tiempo, cuando estabas empezando", dijo el chico. "Ahora te va bien. Siempre veo tus videos. Todo el mundo quiere ser una estrella en Nueva York, supongo".

Jupiter ya había apuntado su teléfono hacia él.

"¿Quieres dar una vuelta para mí?".

Alex Vadukul escribe artículos de fondo para la sección Styles del Times, y se especializa en historias sobre la ciudad de Nueva York.