La teoría del zapato en forma de papa

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Imagínate una papa tipo russet: robusta, sencilla y redondeada. Sus curvas son amplias como una escultura de Botero. Sus costados se abultan como una balsa inflable. Agrándala una o dos veces, y esa papa podría perfectamente contener tu pie.

Si esto te parece un criterio peculiar para el éxito de un zapato, considera el calzado en forma de tubérculo que ya existe. ¿Qué es el zapato Ugg --eterno favorito de surfistas, chicas universitarias y, más recientemente, de las fanáticas de la alta costura-- sino una papa Yukon con un interior especialmente esponjoso? Ya me dirás si el clásico zueco Boston de la marca Birkenstock no parece también una papa alemana y amarilla, arrancada de un jardín.

Varios ejemplares de mi propia colección de zapatos podrían describirse como perfectamente apetitosos, y que además reflejan la abundante cosecha de zapatos en forma de tubérculo que han llegado al mercado en la última media década. Hay zuecos de color castaño oscuro de la casa de lujo española Loewe y zapatos anchos sin cordones de la marca finlandesa de calzado cómodo VIBAe.

Aun así, mi apetito por esta forma de calzado sigue siendo insaciable. Cuando el mes pasado llegaron a mi bandeja de entrada imágenes de los nuevos mules color tierra de la marca de lujo ERL de Los Ángeles, me quedé con el cursor sobre el botón "añadir a la bolsa".

El péndulo de la papa

Al igual que los dobladillos suben y bajan para reflejar las costumbres del momento, los zapatos oscilan de puntiagudos a panzones.

Según Elizabeth Semmelhack, directora y conservadora jefe del Museo Bata Shoe de Toronto, existe una "larga tradición" de zapatos con forma de papa que responden a preocupaciones de salud y comodidad.

Señaló que las formas más anchas solían surgir cuando el calzado se volvía cruelmente restrictivo. Alrededor del movimiento sufragista de la década de 1910 y principios de los años 20, por ejemplo, las mujeres llevaban botas de cordones con puntera ancha y "nariz de bulldog", una sacada de dedo medio dirigida a los tacones altos "muy muy puntiagudos" que figuraban antes.

Los actuales zapatos en forma de papa, especuló Semmelhack, están más relacionados con los estilos ortopédicos de la década de 1970. A medida que los supermercados ecológicos y los estudios de yoga florecían en Estados Unidos durante esta década, los compradores se sentían atraídos por el calzado que podía, de alguna manera, mejorar su bienestar. Ese calzado tosco era el "Earth Shoe", una suave importación danesa, con una planta para el pie que se sentía como un puré de papas. En 1973, las ventas del Earth Shoe alcanzaron los 2,5 millones de dólares.

"El público universitario descubrió los zapatos hace tres años y se sintió atraído por su aspecto que remonta a la naturaleza", señalaba un artículo de The New York Times en 1974 sobre el éxito de ese modelo.

El Earth Shoe se esfumó con el tiempo, pero siguieron apareciendo nuevos diseños abultados. Un artículo del Times de 1994 describía al Nike Air Moc como un "zapato en forma de papa", una suerte de bolsa para el pie, sin cordones y con cierre. Este desaliñado saco para el pie era todo lo que una Air Jordan no era.

Esa misma década, marcas de patinetas como DC, Etnies y Globe empezaron a comercializar zapatillas ridículamente grandes. Estas llegaron como una buena alternativa a las zapatillas para skaters, unas Vans de metedera. Diseñadas para amortiguar el pie del usuario, estas zapatillas parecían papas al horno, a punto de estallar.

El auge de los zapatos en forma de papa

El momento actual, sin embargo, hace que todas las modas anteriores del zapato en forma de papa parezcan un parpadeo y representa el triunfo de la comodidad sobre la exageración.

Se remonta a la pandemia. Arrastrando los pies en sus universos repentinamente encogidos, inseguros de cuándo volverían al "mundo real", los compradores empezaron a desear zapatos que fueran cómodos para sus pies y más cómodos para sus mentes. Así adoptaron el zapato con forma de papa.

En 2020, Hypebeast, un sitio de noticias sobre moda callejera conocido por celebrar a las Jordans y las Dunks, aclamó los Birkenstock Boston como "el zapato perfecto del momento". Dos años después, el interés por los zapatos no se había enfriado, ya que se situaron en el segundo puesto de la lista de productos más candentes de la Lyst Index.

Los Boston "son el arquetipo", dijo Jian DeLeon, director de moda masculina de la tienda por departamentos Nordstrom, quien además gestiona Mule Boyz, una cuenta de Instagram que desde 2017 ha registrado la avalancha de irresistibles zapatos sin cordones que se calzan sin pensar.

Los Boston no fueron más que un patito feo convertido en rey del baile por la pandemia. Las ventas de Crocs de 50 dólares alcanzaron su punto máximo en 2021. Hoy, las colaboraciones con diseñadores e iconos culturales como la marca de moda británica Simone Rocha y programas como South Park siguen manteniendo a los Crocs en la conversación.

"Es simplemente comodidad y conveniencia", dijo DeLeon, resumiendo el estado de ánimo predominante de este periodo.

La evolución de los Birkenstock Boston

A medida que han ido surgiendo más imitadores, un aluvión de dupes o imitaciones ha empujado a Birkenstock a inventar nuevas variedades de su zueco. Ahora ofrecen el Naples, un zapato sin respaldo en el talón y la parte delantera como la de un mocasín, así como los Boston aptos para chefs, con una pronunciada suela de goma. Una versión de los Boston forrada por dentro con piel de oveja compite con los Uggs.

Thibo Denis, diseñador francés que trabaja para Louis Vuitton, es uno de los muchos colaboradores que han trabajado con Birkenstock en los nuevos diseños de su línea de gama alta 1774. Fue "una oportunidad de ensueño", dijo.

Denis, quien contó que siempre ha sentido una atracción hacia los calzados exagerados, dijo que un zapato de gran tamaño no solo completa tu silueta, "sino que le aporta carácter".

Lanzada este otoño, su colaboración con Birkenstock incluía un zueco pesado cuya parte delantera parece una papa con cordones. Ahora que está disponible, Denis desearía que incluso fuera un poco más abultado para su talla 9 de pie.

"No quiero que se me interprete como un diseñador sobredimensionado", dijo Denis, empleando la palabra oversize, que se emplea para las prendas muy holgadas. "Pero el pie necesita espacio".

La larga sombra de las Yeezy Foam Runner

Para que los compradores siguieran gastando, las marcas y los diseñadores empezaron a ampliar los límites de lo que podía ser un zapato abultado.

"Gran parte de ello se basa en la poca profundidad de la investigación de tendencias en la que se dice: 'Oye, todo el mundo lleva estos zapatos más anchos, hagamos algunos'", dijo Dal Chodha, profesor de Comunicación de moda en la Universidad Central Saint Martins de Londres.

A sus ojos, las Yeezy Foam Runner de Kanye West, que debutaron en junio de 2020, siguen siendo influyentes. Aquellas zapatillas largas y abultadas, en tonos parecidos a la paleta de colores de la película Duna, "lucían muy orgánicas, pero de un modo que no parecían refinadas", dijo Chodha.

No todas las marcas han sido tan conceptuales. En general, lo que hemos visto en los últimos años es una serie de clones de los Birkenstock Boston. Prada, Brunello Cucinelli, Isabel Marant, Fendi y Burberry han ofrecido mules que parecen el mismo zapato si te distraes un poco. Lululemon vende un zueco en forma de papa. Al igual que marcas como Shein, Steve Madden y Quince.

Mi conversión a la papa

Entonces, ¿cómo llegué al zapato en forma de papa? Se podría decir que estaba preparado para ello. De adolescente disfrutaba con mis zapatillas de skater con lengua gorda de Emerica y los Birkenstocks que hacían que mis pies desproporcionadamente grandes parecieran aún más como un par de bloques.

Después de la universidad, los dejé. Hasta, por supuesto, la pandemia. Cuando estaba en casa, yo también compré los Boston y sintonicé con la industria del calzado que dejaba de lado las zapatillas deportivas en favor de los zuecos toscos.

Vi cómo las cuentas de Instagram que antes publicaban sobre el próximo modelo de las Ultraboost de Adidas dedicaban su atención a los regordetes zapatos de metedera. Promocionaban los zuecos de "recuperación" con suela inclinada de Oofos, las chanclas inflables de la marca japonesa Subu, unas diminutas chaquetas hinchables para los pies, y las chanclas Shanti de Keen. Intrigado, compré estas últimas. Cuando me las puse, mis pies lucían como si estuvieran siendo atacados por un alien. Me encantaron.

¿Por qué, me preguntaba, había estado metiendo los pies en unos difíciles zapatos de vestir todo este tiempo? Vendí mis zapatos monk con doble puntera y mi calzado de cordones, seguro de que podría sustituirlos cuando llegara el inevitable regreso al mundo real. Lo hice, con unos amplios mocasines Loewe que permiten que los dedos de mis pies se desparramen.

Últimamente, sin embargo, he notado una tendencia contraria: zapatos finos, delgados, que apenas existen. Estamos asistiendo a otra de esas fluctuaciones reactivas en materia de tendencias que estudió Semmelhack.

El calzado retro de la década de 1970, como las Adidas Samba y las Onitsuka Tigers, tan finas como una oblea, se anuncian en las publicaciones de moda como la gran novedad. Marcas de diseñadores como Ralph Lauren y Prada ofrecen los zapatos llamados "balerinas".

Yo solo soy un ser humano, y también puedo ser víctima de las tendencias. Así que me compré un par de zapatillas Dries Van Noten con una suela de no más de un centímetro de grosor. Cuando me las ponía, notaba cada piedrecita que pisaba. Me dolía el talón por el impacto.

Al día siguiente, volví a mis zapatos en forma de papa.

Jacob Gallagher es un reportero del Times que cubre moda y estilo.