
La afluencia de admiradores de Taylor Swift tomó por sorpresa a Andreas Henning.
En el Museo de Wiesbaden, cerca de Fráncfort, Alemania, los admiradores de Taylor Swift han acudido en masa a ver "Ofelia", un cuadro poco conocido del artista del siglo XIX Friedrich Wilhelm Theodor Heyser, inspirado en el trágico personaje de la obra de Shakespeare "Hamlet".
La razón de este repentino interés aparece en los primeros segundos del video musical de "The Fate of Ophelia", el primer sencillo del nuevo álbum de Swift, "The Life of A Showgirl". Swift aparece flotando en el agua con un vestido blanco en un aparente homenaje al cuadro de Heyser.
"Díganle que me encantaría saber cómo dio con el cuadro", dijo Henning, director del museo, en una entrevista, en referencia a Swift. "¿Le gusta el cuadro? ¿Qué tiene de especial para ella el cuadro? ¿Ha estado alguna vez en Wiesbaden?".
A pesar de su desconcierto, Henning se alegra de ser uno de los más recientes beneficiarios del toque de Midas de Swift.
"Estamos viendo a muchos adolescentes aquí y a mucha gente, sobre todo los fines de semana. Son cientos de jóvenes que vienen y buscan este cuadro", aseguró Henning. "Esto es magnífico porque mucha de esta gente quizá nunca habría venido a Wiesbaden", añadió.
Hace tiempo que se sabe que la fama de Swift tiene un efecto económico demostrado gracias a sus conciertos. Pero el episodio de Wiesbaden, una ciudad de menos de 300.000 habitantes, muestra cómo hasta la más mínima mirada de Swift puede marcar la diferencia.
Este mes, Swift lució una camiseta retro de conservación de la nutria marina del Monterey Bay Aquarium en el evento en cines del lanzamiento de su nuevo álbum. (Ella y su prometido, Travis Kelce, el ala cerrada de los Kansas City Chiefs, bromearon sobre las nutrias marinas en el podcast de Kelce, "New Heights", en agosto). El equipo del acuario se afanó por encontrar el diseño original de la camiseta, que se imprimió en los años 90. Buscaron en los archivos e intentaron contactar a antiguos empleados para satisfacer la demanda de los admiradores que estaban ansiosos por comprar una.
Finalmente, el acuario sin ánimo de lucro puso en marcha una recaudación de fondos con la camiseta como premio. Se recaudaron más de 2 millones de dólares. Al igual que Henning, los responsables del acuario no saben por qué Swift llevaba puesta esa camiseta en particular. Tampoco es que les importe mucho, claro está.
"En cuanto comenzamos la transmisión, el contador empezó a subir y a subir y a subir y a subir", relató Liz MacDonald, directora de estrategia de contenidos del acuario, sobre la recaudación de fondos. "Y alcanzamos nuestro objetivo inicial de 1,3 millones de dólares en unas ocho horas".
Pocas cosas son involuntarias en el cuidado mundo de la empresa de Taylor Swift. Pero su núcleo de admiradores, la mayoría mujeres jóvenes, se dedica a seguirla (y a defenderla de manera agresiva frente a las críticas). Quieren vestirse como ella y compartir sus experiencias.
Clark Hunt, director general de los Chiefs, atribuye a Swift el mérito de haber ampliado la base de seguidores del equipo, sobre todo entre las mujeres. Un "pub" londinense, el Black Dog, se convirtió en un improbable destino turístico porque Swift escribió una canción del mismo nombre para la versión extendida de su álbum de 2024 "The Tortured Poets Department". Después de que Swift donara 100.000 dólares a un niño pequeño con una forma rara de cáncer cerebral este mes, sus admiradores donaron decenas de miles más.
El video de "The Fate of Ophelia" de Swift termina con un aparente guiño a otro cuadro del siglo XIX, "Ofelia", de sir John Everett Millais, que forma parte de la colección de la Tate Britain de Londres. Pero el efecto Swift en esa institución ha sido menos claro, en parte porque la Tate no cobra entrada.
"Parte de la definición de fan es, en cierto modo, ser coleccionista, ya sea de productos, grabaciones, carteles de giras o lo que sea", afirmó Theo Cateforis, profesor adjunto de historia de la música en la Universidad de Siracusa. "Pero también se coleccionan experiencias. Y, para mí, hacer ese viaje al museo es una forma de coleccionar una experiencia relacionada con lo que Taylor Swift significa para uno".
Las acciones de los famosos llevan mucho tiempo influyendo en los admiradores. Gracias a los Beatles, los turistas interrumpen cada día el tráfico en Abbey Road, en Londres, para recrear la famosa portada del álbum. Kurt Cobain fue fotografiado con una camiseta con la portada dibujada a mano por Daniel Johnston de su álbum "Hi, How Are You", lo que ayudó a presentar a Johnston, un artista independiente relativamente desconocido, a una nueva generación de admiradores.
"No estoy segura de que todo esto tenga que ver con Taylor Swift, pero no hay duda de que sí tiene que ver con sus admiradores, como buenos críticos meticulosos e investigadores culturales", señaló Gayle Wald, profesora de Estudios sobre Estados Unidos en la Universidad George Washington.
Pero los admiradores de Swift, y también la propia cantante, han crecido en la era de las redes sociales, que ha cambiado el tipo de relaciones parasociales que los admiradores mantienen con las estrellas. (Henning sugirió que Swift y su equipo quizá se toparon con "Ofelia" de Heyser, también conocida como "La muerte de Ofelia", a través de Google).
"Cuando una camiseta se pone de moda, es posible descubrir casi de inmediato de dónde viene, gracias al internet, y así sentir que estás participando en una actividad colectiva, y eso es exactamente lo que pasa cuando se pone atención a una misma cosa junto con muchísimos admiradores más", explicó Wald.
Mientras tanto, instituciones como el Museo de Wiesbaden se benefician de alguna que otra mención. El video de "The Fate of Ophelia" tiene más de 76 millones de visitas en YouTube. El 2 de noviembre, el Museo de Wiesbaden celebrará un evento para "swifties" en el que quienes se vistan como la "Ofelia" de Heyser tendrán entrada gratuita. Habrá una visita guiada y pulseras de Ofelia que se mandaron a hacer especialmente para la ocasión.
El museo está celebrando su 200 aniversario. El homenaje de Swift, dijo Henning, fue "un regalo de cumpleaños para el museo".