
Fue el robo más descarado --y acaso el más costoso-- que se haya perpetrado en el museo que alberga las colecciones de arte más preciadas del país.
Las puertas del museo más imponente del mundo llevaban abiertas al público apenas 30 minutos cuando dos ladrones subieron a un balcón del primer piso, en el lado sur del edificio.
Con los rostros ocultos, se montaron en un monte-meubles, una escalera eléctrica montada en un camión que es habitual ver en las calles de París, donde se utiliza para transportar muebles voluminosos a través de las ventanas de los apartamentos.
Una vez allí, utilizaron amoladoras para romper una ventana, lo que activó las alarmas de seguridad, e irrumpieron en el interior de la dorada Galerie d'Apollon del Museo del Louvre, donde se guarda una preciada colección de joyas de la realeza y diamantes de la corona en una sucesión de vitrinas.
Allí destrozaron dos vitrinas, lo que hizo sonar más alarmas, y se llevaron ocho objetos preciosos, entre ellos un collar real de zafiros, un collar real de esmeraldas y sus pendientes a juego, y una diadema que llevaba la emperatriz Eugenia, esposa de Napoleón III, soberano de Francia en el siglo XIX.
Los ladrones bajaron de nuevo por la escalera hasta un camino que bordea el Sena y se dieron a la fuga con dos miembros de su equipo que les esperaban en motocicletas.
En total, no tardaron más de siete minutos.
Fue el robo más osado --y posiblemente el más costoso-- jamás perpetrado en el Louvre, que alberga las colecciones de arte más preciadas del país. Los políticos franceses lamentaron públicamente la pérdida y arremetieron contra los que consideraron responsables, exigiendo a gritos saber cómo podía ocurrir algo así en el museo más famoso del mundo un domingo a las 9:30 a. m.
"Parece un escenario sacado de una película o de una serie de televisión", dijo Ariel Weil, alcalde del centro de París, donde se encuentra el Louvre.
No solo ocurrió a plena luz del día, mientras el museo estaba abierto, señaló Weil, sino que los ladrones se llevaron algunas de las joyas de la corona del país.
"Son lo más valioso, no solo desde el punto de vista material, sino también simbólico", dijo en una entrevista.
El presidente Emmanuel Macron dijo en un mensaje en las redes sociales que el robo era "un ataque a un patrimonio que apreciamos porque es nuestra Historia".
Luego hizo una promesa: "Recuperaremos las obras, y los autores serán llevados ante la justicia. Se está haciendo todo lo posible, en todas partes, para conseguirlo".
La fiscalía de París dijo que había abierto una investigación.
Las autoridades dijeron que los investigadores examinaban pruebas que incluían objetos abandonados por los ladrones y grabaciones de cámaras de seguridad. "Es un robo importante", dijo el ministro del Interior, Laurent Nuñez, en la radio France Inter el domingo por la mañana.
Hasta la semana pasada, Nuñez era el jefe de la policía de París, y dijo que el robo tenía el sello de un equipo de delincuentes veteranos, dada su precisión y rapidez.
En el momento del robo, el museo ya estaba lleno de visitantes. Cinco miembros del personal del museo se encontraban en la dorada Galerie d'Apollon o cerca de ella. Siguiendo el protocolo de seguridad del Louvre, se pusieron en contacto con la policía, "dando prioridad a la protección de las personas", según un comunicado del Ministerio de Cultura francés.
Nadie resultó herido, dijo el ministerio, aunque la fiscalía de París dijo que el personal había sido amenazado por los ladrones.
En su prisa por marcharse, los ladrones dejaron caer una corona hecha para que la emperatriz Eugenia la llevara durante la Exposición Universal de París de 1855. Lleva ocho águilas de oro, 1354 diamantes, 1136 diamantes talla rosa y 56 esmeraldas. La fiscalía de París dijo en un comunicado que un segundo objeto de joyería también se había "perdido o abandonado durante la huida de los responsables", pero no precisó de qué se trataba.
Antes de huir del lugar, los ladrones intentaron quemar la cesta del monte-meubles que los había transportado, dijeron las autoridades.
En otro lugar del cavernoso edificio, los miembros del personal del museo indicaban a los visitantes que salieran.
Joseph Sanchez, turista de Puerto Rico, se encontraba entre la multitud que se empujaba para ver la Mona Lisa de Leonardo da Vinci cuando los guardias de seguridad empezaron a gritarles que evacuaran. Muchos entraron en pánico, al creer que el museo se incendiaba o que había sido atacado por terroristas, dijo Sanchez.
Como videobloguero de viajes, se filmó al correr por los pasillos del museo y bajar las escaleras de mármol con los miembros de su familia. Los retuvieron en el vestíbulo durante más de una hora antes de que la multitud, ya calmada, pudiera salir del edificio, dijo Sanchez en una entrevista.
Después, el museo permaneció cerrado durante todo el día como "medida de seguridad y para preservar rastros y pistas para la investigación", según un comunicado del Louvre.
Es difícil exagerar la importancia del Louvre para Francia.
Otrora un palacio real, fue transformado en museo tras la Revolución Francesa. Su vertiginoso número de alas y patios alberga más de 33.000 obras de arte, entre ellas esculturas de la antigua Grecia, Egipto y Mesopotamia, pinturas de maestros europeos como Jacques-Louis David y Rembrandt, y muebles antiguos, incluidas las piezas que amueblaron los lujosos apartamentos de Napoleón III.
Hasta 30.000 personas visitan el museo cada día, lo que lo convierte en el más visitado del mundo. Su cuadro más popular, La Gioconda, o Mona Lisa, atrae a tal cantidad de gente que, a principios de año, Macron anunció que se renovaría el edificio para crear una sala y una entrada especial para ella.
Macron dijo el domingo que la renovación incluiría una mejora de la seguridad. "Será garante de la conservación y protección de lo que constituye nuestra memoria y nuestra cultura", dijo.
Los opositores políticos denunciaron al gobierno durante todo el día, y lo acusaron de no proteger suficientemente la valiosa colección del museo.
"¡El gobierno, en un símbolo supremo de su hundimiento, ha permitido el robo de las Joyas de la Corona!", declaró en las redes sociales un legislador de derecha, Éric Ciotti. "Cuando el Estado deja de garantizar la seguridad de sus tesoros, toda la nación se ve amenazada".
Ian Brossat, senador comunista y concejal de París desde hace muchos años, señaló que el museo había cerrado durante varias horas el verano pasado debido a una huelga salvaje de empleados que advertían de las insostenibles condiciones del abarrotado museo. "¿Por qué el ministro no escuchó sus advertencias?", preguntó.
El Louvre es el último de una serie de museos franceses que han sufrido robos recientemente.
La semana pasada, cuatro hombres fueron detenidos pocas horas después de que el Museo del Presidente Jacques Chirac de la ciudad de Corrèze fuera asaltado por individuos con pasamontañas y armados con una escopeta y armas blancas. Menos de 48 horas después, el museo sufrió un robo, según la prensa francesa.
En septiembre, unos ladrones robaron pepitas de oro en bruto por valor de unos 700.000 dólares, con un soplete y una amoladora, del Museo Nacional de Historia Natural, a pocas paradas de metro del Louvre. Ese mismo mes, dos platos de porcelana y un jarrón valorados en unos 9,5 millones de euros --11 millones de dólares-- fueron robados del museo Adrien Dubouché de Limoges.
Arthur Brand, de 56 años, experto neerlandés en delitos contra el arte, dijo en una entrevista telefónica que no le sorprendía el robo del Louvre, dada las regularidades recientes. Pero entrar en el museo más importante de Francia y robar joyas, dijo, "es el atraco artístico definitivo".
Aunque tal vez esté destinado a convertirse en el más notorio, el robo del domingo no fue el primero del Louvre. El museo ha sido objeto de varios robos de gran repercusión.
En 1976, tres ladrones irrumpieron en el Louvre al amanecer trepando por un andamio metálico y rompiendo las ventanas del segundo piso; robaron una espada del siglo XIX con diamantes que perteneció al rey Carlos X. Y en 1990, un cuadro de Pierre-Auguste Renoir, Retrato de mujer sentada, fue cortado de su marco y robado de una galería del tercer piso.
Pero elrobo más conocido --y el que hizo famosa a la Mona Lisa-- ocurrió durante el verano de 1911, cuando el cuadro fue robado por un empleado del museo, Vincenzo Peruggia. Dos años más tarde, tras una cobertura informativa sin descanso del caso, Peruggia fue detenido cuando intentaba vender el cuadro en Italia.
Algunos museos de otros países europeos también han sufrido robos en los últimos años.
En 2019, unos ladrones irrumpieron en las salas de la Bóveda Verde del museo del Palacio Real de Dresde, en Alemania, y robaron joyas por valor de más de 100 millones de euros (unos 116 millones de dólares). La mayor parte del botín se recuperó más tarde como parte de un acuerdo de culpabilidad. En 2022, unos ladrones robaron un alijo de 483 monedas de oro antiguas de un museo de Alemania, por un valor estimado de 1,7 millones de dólares.
Nuñez, ministro del Interior, dijo el domingo que la seguridad en el Louvre había aumentado en los últimos años.
"Pero no podemos impedirlo todo", dijo a France Inter.
Jenny Gross y Alex Marshall colaboraron con reportería desde Londres, y Ségolène Le Stradic desde París.
Catherine Porter es reportera internacional del Times y cubre Francia. Está radicada en París.
Aurelien Breeden es reportero del Times en París, desde donde cubre noticias de Francia.
Jenny Gross y Alex Marshall colaboraron con reportería desde Londres, y Ségolène Le Stradic desde París.