
La infancia haitiana enfrenta problemas cada vez más graves de delincuencia, hambre y falta de vivienda, mientras la crisis humanitaria del país no muestra señales de remitir, según un informe de una agencia de la ONU.
Henrique Dauphin, un niño haitiano de 12 años cuya casa fue incendiada por pandillas el año pasado, lleva casi un año sin ir a la escuela.
Duerme bajo una lona agujereada en un refugio improvisado con nueve personas y usa una botella de plástico para jugar fútbol todo el día.
Henrique es uno de los 680.000 niños haitianos que han sido obligados a huir de sus comunidades ante el aumento de la violencia.
Ese número de niños haitianos desplazados a causa de los ataques de grupos armados casi se ha duplicado en el último año, según un informe de UNICEF, el fondo de las Naciones Unidas para la infancia. El año pasado por estas fechas, había 365.000 niños desplazados.
Y es probable que el panorama para los niños sin hogar se torne aún más sombrío.
Con su número en aumento y los campamentos donde viven en condiciones cada vez peores, la principal organización internacional que los alimenta a ellos y a sus familias anunció que reduciría a la mitad las raciones de alimentos.
A medida que los precios de los alimentos aumentan y la violencia de las pandillas se extiende, los expertos advierten que la crisis de Haití está empeorando en múltiples frentes, y pone a cientos de miles de niños en peligro.
"Me gustaría poder ir a la escuela. Me gustaría poder aprender algo", dijo Henrique en una entrevista telefónica organizada por Mercy Corps, una organización sin fines de lucro que distribuyó kits de higiene en el campamento donde vive en el barrio de Turgeau de Puerto Príncipe, la capital.
"Pero las cosas no están bien aquí".
Henrique explicó que había dejado de ir a la escuela el pasado noviembre porque su madre estaba desempleada y no podía pagar la matrícula.
Casi el 70 por ciento de las escuelas de la región de Puerto Príncipe están total o parcialmente cerradas, dijo UNICEF. En todo el país hay 1606 escuelas cerradas, ya sea por la violencia de las pandillas o porque han sido tomadas por familias cuyos barrios han sido atacados.
Al menos uno de cada cuatro niños haitianos no está matriculado en clases, según la agencia de la ONU. Se calcula que casi 300.000 niños menores de 5 años sufren desnutrición aguda. Muchos niños están siendo reclutados por pandillas o agredidos sexualmente, dijo la agencia.
"El conjunto de datos cuenta una historia sumamente preocupante", afirmó Roberto Benes, director regional de UNICEF para América Latina y el Caribe. "Es una señal de alarma: la situación se está saliendo de control".
Un fondo que la agencia creó para ayudar a los niños haitianos ha recaudado alrededor de 17 millones de dólares. El objetivo: 272 millones de dólares.
El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, uno de los principales proveedores de comidas calientes a los campamentos de desplazados de Haití, anunció la semana pasada que la escasez de fondos lo había obligado a suspender las comidas calientes para las familias recién desplazadas y a reducir las raciones de alimentos a la mitad.
El Programa Mundial de Alimentos declinó hacer más comentarios.
La ONU calcula que 1,3 millones de haitianos viven fuera de sus hogares tras la explosión de violencia de las pandillas. Algunos viven con familiares, pero muchos se refugian en escuelas, edificios gubernamentales y otros lugares que carecen de servicios básicos, como cuartos de baño y agua corriente.
En los seis primeros meses de este año, el número de campamentos se duplicó hasta alcanzar los 246, señaló UNICEF.
En los últimos tres años, la gente ha tenido que abandonar sus hogares cuando las pandillas atacaron sus barrios. Desde entonces, las bandas se han unido para tomar el control de las principales carreteras, secuestrar a cientos de personas y retrasar unas elecciones presidenciales que debían haberse llevado a cabo hace mucho tiempo.
La crisis de las pandillas, que llevaba mucho tiempo gestándose, se agravó tras el asesinato en 2021 del último presidente electo, y luego repuntó a principios del año pasado.
El Consejo de Seguridad de la ONU votó recientemente por crear una "Fuerza de Eliminación de Pandillas" en Haití de hasta 5500 soldados y oficiales de todo el mundo. Una fuerza más pequeña, en funcionamiento desde hace más de un año, no ha logrado sofocar la violencia.
Gerald Delva, de 37 años, dijo que el campamento de la escuela Lycée Marie Jeanne, donde vivía desde hacía dos años, se volvió tan precario y sobrepoblado desde que The New York Times lo conoció allí el año pasado, que esta semana abandonó Puerto Príncipe para reunirse con su familia en el campo. Para pagar el viaje, su madre vendió su cerdo.
Esquivó pandillas a pie y en moto, dijo, y tardó dos días y medio en completar un trayecto que en auto normalmente tomaría dos horas y media.
Delva dijo que había perdido su taller de carpintería en 2022, cuando huyó de su antiguo barrio, Carrefour Feuilles, únicamente con lo que traía puesto.
Es padre de cuatro hijos, entre ellos un recién nacido. Uno de sus hijos tendría que estar en el jardín de niños y otro en primer grado, pero el año pasado los matriculó dos veces y en ambas ocasiones las escuelas se vieron obligadas a cerrar. Perdió la matrícula que había pagado.
"Los niños han visto tantas cosas malas que creo que están traumatizados", dijo Delva. "Hemos visto cosas que nunca habíamos visto en nuestras vidas".
Para distraerlos de las penurias, los deja ver dibujos animados en su celular. Ahora, dijo, uno de ellos vive pegado al dispositivo.
Era casi mediodía y dijo que su familia aún no había comido.
"Solo quiero un cambio para mis hijos", dijo.
André Paultre colaboró con reportería desde Puerto Príncipe, Haití.
Frances Robles es una reportera del Times que cubre América Latina y el Caribe. Lleva más de 25 años informando sobre la región.
André Paultre colaboró con reportería desde Puerto Príncipe, Haití.
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