Cuando los conquistadores españoles llegaron a la región, el comercio del jade había terminado en gran medida. En 1974, una joven antropóloga estadounidense encontró un yacimiento de la piedra. Y desde entonces busca promoverla.
El jade era muy apreciado por los mayas y otras civilizaciones precolombinas, pero la fuente de la piedra que tallaban se perdió durante cientos de años. Hace unas décadas, a lo largo de una falla en el valle del río Motagua, se redescubrieron yacimientos de jade en Guatemala, lo que ha permitido que la piedra vuelva a relucir en la tierra de los mayas.
Hoy se puede encontrar joyería con jade de muchos estilos y precios en boutiques, mercados y pequeñas fábricas en Guatemala, sobre todo en Antigua, ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por su rica historia y arquitectura colonial.
A Mary Lou Ridinger, una estadounidense que se trasladó a Antigua en 1974 como joven arqueóloga y poco después encontró su primer yacimiento de jade, se le atribuye en gran parte el mérito de haber reactivado la industria local de la piedra.
Al principio, dijo recientemente, encontrar jade no era su sueño, sino el del hombre con el que acabó casándose, Jay Ridinger, y fue a Guatemala para ayudarlo. Entonces vio la oportunidad de reintroducir la piedra en una región donde había sido apreciada por unos 3000 años antes de la Conquista española.
Su idea, dijo, fue: "Tenemos que devolver esta historia a la gente. Es su historia. Es su jade".
Así que, en lugar de exportar piedras en bruto, la pareja construyó una fábrica y empleó a descendientes de los mayas para tallar el jade y fundaron un negocio que ahora se llama Jade Maya.
Jay Ridinger murió en 2009. Pero Mary Lou Ridinger, de 79 años, sigue viviendo en Antigua, donde dirige el negocio con la ayuda de Raquel Pérez, de 52 años, directora general guatemalteca de la empresa, quien empezó a trabajar para los Ridinger en 1990. La empresa tiene 11 tiendas, nueve en Guatemala y dos en terminales de cruceros de México y Belice; todas las tiendas tienen museos adyacentes o al menos exposiciones que muestran cronologías y las zonas de lo que hoy son México y Centroamérica donde se veneraba la piedra.
Ridinger, quien tiene un máster en antropología con especialidad en arqueología por la Universidad de las Américas, dijo que era importante "divulgar y enseñar a la gente sobre el jade, porque no tiene sentido que compren jade si no saben nada de él". Es ponente habitual en conferencias sobre el tema y en los últimos años se ha convertido en una crítica abierta de las prácticas de extracción de jade destructivas para el medioambiente.
También ha puesto en marcha un evento anual para talladores de jade --el IV Congreso Mundial de Artistas Talladores en Jade de Guatemala se celebrará en octubre en Antigua--, que incluye un concurso para el mejor arte original, tanto joyería como escultura, en jade. El evento está abierto a artistas de todo el mundo, pero sus obras deben estar realizadas en jade guatemalteco.
Laura Filloy Nadal, cocomisaria de la nueva exposición Artes de las Antiguas Américas del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, elogió el trabajo de Ridinger sobre el jade a lo largo de los años y señaló que su formación académica le había dado una perspectiva distinta de la de muchos empresarios.
"No todo el mundo ve el lado científico y cultural de un material", dijo.
Las mujeres se conocieron hace unos 25 años, cuando Filloy Nadal trabajaba en el Museo Nacional de Antropología en Ciudad de México y colaboró con Ridinger en la creación de una reproducción de la impresionante máscara de jade del gobernante maya K'inich Janaab Pakal I. (La reproducción sigue expuesta en la filial del museo en Palenque, México, dijo).
En Guatemala, Alfredo Gálvez Sinibaldi, antiguo viceministro del Ministerio de Energía y Minas de Guatemala, dijo que Ridinger había devuelto el sentido del valor a "un mineral antiguo que estaba olvidado".
"Ella es la pionera", dijo.
Una piedra con historia
Hay dos tipos de jade: nefrita y jadeíta. La jadeíta --el tipo que se encuentra en Guatemala-- es ligeramente más dura, mucho más rara y normalmente más valiosa. Y aunque Birmania es la principal fuente mundial de la piedra, Guatemala "ha recuperado recientemente su condición de importante productor de jadeíta", según informó el Instituto Gemológico de América en 2024.
La piedra guatemalteca siguió atrayendo la atención a principios de este año durante las exposiciones anuales de gemas en Tucson, Arizona.
Existe en una paleta variada: un lila suave, un negro con reflejos metálicos, una gama de verdes y los tonos azul verdoso que a veces se comparan con el plumaje del ave nacional de Guatemala, el quetzal. Los colores tenues de gran parte del jade guatemalteco pueden hacer que sea más difícil de vender que otras gemas, pero la historia aumenta su atractivo, dijo Helen Serras-Herman, una artista joyera que tenía un puesto en la feria GemFair Tucson de la Asociación Americana del Comercio de Gemas y dio una charla sobre el jade maya.
"Necesita un poco más de historia detrás", dijo, "para explicar lo que es y su valor".
Ridinger dijo que el jade era apreciado por siete culturas precolombinas y se utilizaba, junto con el cacao, como moneda en las extensas rutas comerciales. "El grano de cacao habría sido como un billete de un dólar y la cuenta de jade habría sido como un billete de 100 dólares", dijo.
En 1519, cuando el conquistador español Hernán Cortés llegó a la región, el comercio del jade había terminado en gran parte. Así que después de que los españoles declararan que el culto a la piedra era idolatría, sujeta a castigos severos, no tardó en extinguirse el conocimiento sobre el jade, dijo Ridinger.
A lo largo de los años se descubrieron artefactos y sitios de extracción de jade, pero no fue hasta 1954 cuando un geólogo estadounidense llamado William F. Foshag realizó un estudio, publicado en español, que indicaba que el valle del río Motagua podía ser una fuente del jade utilizado por las culturas antiguas.
El Smithsonian Institution publicó el estudio en inglés en 1957 y Jay Ridinger dió con él durante una visita a Washington, D. C., en 1973. Cuando regresó a Antigua, donde se había establecido tras la muerte de su primera esposa, invitó a su amiga (y futura segunda esposa) Mary Lou Johnson a que se uniera a él en la búsqueda de jade, utilizando el estudio de Foshag como guía.
Fue el 31 de diciembre de 1974 cuando ella golpeó un martillo de roca contra un afloramiento y oyó un sonido metálico característico. Resultó ser jade.
Sin embargo, Ridinger no fue la primera persona en la era moderna que descubrió un yacimiento de jade en la zona. El primer hallazgo del que se tiene constancia lo realizó en la década de 1950 un empresario llamado Robert Leslie, pero Ridinger dijo que ese yacimiento nunca llegó a explotarse.
Capital de jade
Solo un puñado de empresas establecidas en Antigua se dedican exclusivamente al jade, pero probablemente hay más de 100 pequeñas empresas o talleres en la ciudad de más de 60.000 habitantes y sus alrededores que fabrican o venden objetos de jade, según William Batres, un guatemalteco que trabajó para los Ridinger en ventas en la década de 1990 y acabó convirtiéndose en un competidor.
Él y su marido fueron propietarios de una empresa llamada Jades Imperio Maya durante más de 20 años, antes de venderla a Jade Maya en 2023.
Los Ridinger "inventaron el negocio del jade" en Guatemala, dijo Batres, y añadió que Jade Maya sigue siendo el líder del mercado.
La empresa, que ahora tiene 65 empleados, vende productos acabados hechos en sus dos fábricas, como colgantes de jade sencillos por menos de 50 dólares; un collar de cabezas de jaguar elaboradas a mano en jade negro y ensartadas con jade verde y cuentas rellenas de oro (1023 dólares), diseñado por Ridinger; y un collar de cuentas de color lavanda claro con un colgante morado en forma de corazón (5074 dólares), diseñado por Pérez.
"Todo el mundo en la empresa diseña joyas", dijo Ridinger riendo, y añadió que a veces los clientes también vienen con sus propias ideas.
En 2023, Jade Maya se aventuró en el turismo del jade abriendo una posada en el campo, al este de Ciudad de Guatemala, donde la gente puede ver cómo es el jade en su estado natural. Se llama Hacienda Santiago y está a unos 200 kilómetros al noreste de Antigua y a alrededor de 40 kilómetros de una zona donde Jade Maya posee desde hace tiempo una licencia minera.
Ridinger dijo que Jade Maya siempre había hecho recolección superficial, en zonas donde los ríos habían cortado los yacimientos de jade, nunca minería subterránea.
Sin embargo, dijo, gran parte del jade que sale de Guatemala se ha extraído de manera ilegal, incluso en zonas protegidas de la Sierra de las Minas y más al este. Dijo que las organizaciones de narcotraficantes se han metido en el negocio y que se han centrado en las variedades de jade verde brillante codiciadas en el mercado chino.
El crimen organizado forma parte del problema, dijo Gálvez, el exfuncionario del ministerio, quien lleva muchos años implicado en el sector minero del país. Quienes se dedican a la minería ilegal, dijo, son "gente poderosa con mucho dinero, y pueden llegar con maquinaria y desvalijar el lugar en un día".
"El gobierno no tiene gente para perseguirlos", añadió.
Gálvez, quien es vicepresidente de un gremio minero de la Cámara de Industria de Guatemala, una organización sin fines de lucro, dijo que el grupo celebró recientemente un curso de formación para enseñar a los miembros de la pequeña división de la policía nacional que supervisa los recursos naturales a identificar minerales como el jade. Jade Maya pertenece al gremio, y el curso incluyó una visita a la Hacienda Santiago.
Ridinger dijo que hacía lo que podía para ayudar a construir la industria local y evitar que el jade saliera ilegalmente del país. "Si hay alguna forma de proteger el jade y salvarlo para las generaciones futuras en Guatemala, siempre lo haré", dijo.
Un diálogo con el jade
En un taller propiedad de Yax Tun Minerals en la sureña ciudad mexicana de San Cristóbal de las Casas, Noé Sánchez Zebadúa estuvo trabajando recientemente con una pieza de jade azul semitranslúcido para crear una escultura de llamas que se va convirtiendo en una mujer. Piensa presentarla al concurso de talladores de jade de Antigua, donde el año pasado obtuvo el segundo lugar tanto en la categoría de escultura como en la de joyería.
Trabajar el jade forma parte de su identidad cultural, dijo, algo que lo emociona, incluso espiritualmente, al pensar en quienes vinieron mucho antes que él.
La dureza del jade significa que "hay que trabajar con él con respeto", dijo Sánchez Zebadúa. Para él, el proceso consiste en dialogar con la pieza y dejar que le muestre sus límites y la dirección que debe tomar para resaltar sus mejores cualidades.
No se trata de recrear los mismos diseños realizados por culturas antiguas, dijo, sino de intentar encontrar una voz propia.
"A veces es bueno fluir con el material", dijo.