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El camino al Estado palestino
El camino al Estado palestino necesita componentes de realismo que incluyen la intermediación de EEUU y, sobre todo, negociar con Israel (Bryan Smith/ZUMA Press Wire/dpa)

Este tema figura en un libro mío de próxima aparición. El título dice que defiende la existencia de Israel, y la portada agrega que el “futuro es una alianza con antiguos enemigos, los países árabes sunitas”, tal como quedó demostrado en la guerra reciente con Irán donde apoyaron, incluso militarmente a Israel, por lo que creo que este importantísimo hecho geopolítico va a ser el camino para crear el postergado Estado palestino.

Por ahora, lo del reconocimiento del Reino Unido y Francia tiene elementos de promesa no cumplida, ya que, según el derecho internacional, el reconocimiento no significa lo que prometieron, además que el camino al Estado necesita componentes de realismo que incluyen la intermediación de EEUU y, sobre todo, negociar con Israel. Desde otro punto de vista, para quienes en el Medio Oriente dieron el paso de reconocer al Estado de Israel, falta aceptarlo en su condición de Estado judío, el único en el mundo, diminuto en el mapa y pequeño en población.

La propia intervención del presidente palestino en la reciente Asamblea General 80 demuestra lo que les falta, ya que no cumple entre otros criterios con el de tener gobierno efectivo sobre todo el territorio, o si no sería responsable por algo que no lo son, lo que hizo Hamas en Gaza, toda vez que el derecho internacional establece esos criterios recogidos en la Convención de Montevideo, que además permiten diferenciar entre reconocimiento bilateral y multilateral, por ejemplo, en el ámbito de la ONU, donde no es automático, necesitándose evitar el veto de cualquier miembro permanente del Consejo de Seguridad. Es un actor híbrido, donde ha ido acumulando apoyos simbólicos y legales, que no son muy distintos a los que posee el Estado vaticano, toda vez que ni el reconocimiento es suficiente para crear un Estado, ni su ausencia lo impide o suprime, según el principio que orienta nada menos que a Suiza.

En definitiva, por ahora tenemos ruido, ruido mediático, esperanzas que la historia demuestra que termina perjudicando a los palestinos a los que tantas veces se les ha mentido, y que, en esta ocasión, tal como lo dijo Marco Rubio, la oportunidad elegida por Macron et al, perjudicó también a los rehenes, ya que le dio a Hamas la falsa sensación que premiaba lo que ellos habían hecho, y según lo reconocido por un portavoz, los condujo a romper negociaciones que EEUU calificaba de promisorias.

Europa y la Unión Europea cometen los mismos errores de la ex URSS en el Medio Oriente, uno detrás del otro y a veces, todos juntos, fundamentalmente ignorar la realidad. Probablemente, el resultado de este esfuerzo no les va a gustar, ya que va a ser una confirmación de su creciente irrelevancia en la primera división de la geopolítica mundial.

Cuando Macron y Keir Starmer hicieron el anuncio sobreestimaron las capacidades actuales de sus países, ya que no se va a marcar diferencia, toda vez que hace tiempo que la mayoría de los países del mundo ya habían reconocido al Estado palestino, muchos de ellos con embajada en Ramallah, solo que en general, no eran aquellos que se llamaban “amigos” de Israel. Hoy, son 157, y, de hecho, en mayo del año pasado, simultáneamente España, Irlanda y Noruega anunciaron lo mismo, y tampoco, por muchos esfuerzos que hiciera Pedro Sánchez para tapar con esta actividad sus variados problemas internos, nada cambió, ni para bien ni para mal.

Con cierta probabilidad, lo mismo pasará ahora, donde en los casos de Francia y el Reino Unido, todo indica que en la decisión hay un fuerte componente que proviene de los cambios internos que en sus países ha significado una inmigración masiva, de fuerte impronta islamista, que puede terminar imponiendo el reemplazo de legislación actual por la Sharía, dada la evidente dificultad para integrarse o respetar la tradición de esos países, pero que vota y elige. Lo que tantas veces anticipara Oriana Fallaci y por lo cual fuera llevada a juicio, acusada de “difamación” contra el islam. Menos entendible es el porqué del cambio de Canadá o Australia.

Reino Unido y Francia no
Reino Unido y Francia no pueden entregar lo que ofrecen con el reconocimiento del Estado palestino (REUTERS/Alexander Drago)

A pesar de la enorme presión en las calles en su contra, creo que mejor estuvo Giorgia Meloni entre los europeos, anunciando que reconocería al Estado palestino, pero antes necesitaba la liberación de los rehenes y a Hamas fuera de todo gobierno. Ello va en la dirección correcta, pero el punto básico para entender lo que ocurre en el Medio Oriente, es dejar de ver allí una historia complicada en términos de una película del oeste, de “buenos” y “malos”, donde la realidad es bastante más matizada y mezclada que la visión unilateral de un solo victimario y muchas víctimas, que simplemente no es verdadera.

Por supuesto que hay responsabilidad de Israel, pero no es la única y ni siquiera es la más determinante en este tema, ya que también hay responsabilidad de las antiguas potencias coloniales que tanto contribuyeron a crear este lío, de las Naciones Unidas, de los rechazos de la Liga Árabe o de los palestinos a las varias oportunidades en que el Estado ha sido ofrecido.

Además de responder la pregunta de por qué no se ha creado el Estado Palestino también es necesario preguntarse ¿Cuánto en verdad ayuda ese fin el esfuerzo encabezado por Francia y el Reino Unido? y, sobre todo, ¿Cuál es a mi juicio el camino para lograrlo?, uno que conduzca a la paz, y no a una nueva guerra, que con la participación de Irán sea continuación de la actual, tanto parte de una yihad contra occidente como del conflicto palestino-israelí.

La verdad es que buena parte del desajuste deriva de algo que hoy Francia y sobre todo, el Reino Unido, no reconocen en su buenismo y superioridad moral, que primero, la partición de la Gran Siria y la creación del Líbano como propuesta de común convivencia entre musulmanes y cristianos como segundo, también la creación del nuevo país de la Transjordania con la dinastía aliada hachemita a cargo, recibiendo la porción mayor del territorio ocupado por el mandato británico sobre Palestina, como tercero, la división posterior votada por la ONU para judíos y árabes fue esencialmente la misma propuesta que les dejó el Reino Unido al hacerles el traspaso de un problema en ebullición en vez de que estuviera en vías de solución; en definitiva, todo lo anterior fue antecedente directo del conflicto que todavía se vive.

Del mismo modo hubo decisiones de la Liga Árabe, en representación propia y de los palestinos que también son parte integral del problema actual, ya que en vez de crear el Estado Palestino, al día siguiente de la creación del Estado judío lo invadieron, para inaugurar una tendencia que se ha repetido siempre desde entonces, que Israel no inicia las guerras, pero las gana todas en lo militar, lo que no conduce a una solución definitiva, ya que pierde la guerra en lo que a imagen y propaganda se refiere, quizás, porque al igual que ahora, no hay un plan político para el día después.

El hecho sigue siendo, que en ese territorio el único Estado independiente que ha existido fue el antiguo y el moderno Israel, ningún otro, ya que los demás incluyendo los romanos, han sido las potencias e imperios de su época, lo que también se cumple en forma transitoria, pero con consecuencias duraderas, en el caso francés y británico.

En 1947, la resolución de la ONU hablaba de la división del mandato británico entre un país árabe y uno judío, lo que obedecía al hecho que palestinos eran todos quienes allí vivían, que al igual que el imperio otomano siguió usando la denominación de palestina que los romanos, como represalia a una revuelta judía en el año 70 del siglo primero, habían iniciado para reemplazar los antiguos nombres de Israel. Como es entendible, el nombre que utilizaban las potencias dominantes también se extendió a los documentos, incluyendo los pasaportes que se utilizaban, tal como antes había pasado con inmigrantes que viajaron a Latinoamérica, a quienes por los documentos de viaje utilizados se les llamó “turcos”, tanto a los árabes como a los judíos que de allí venían, incluyendo a dos de mis abuelos.

En 1948-49 la Liga Árabe tomó decisiones que congelaron hasta hoy la situación de los árabes palestinos, incluyendo a las víctimas de la Nakba o la “catástrofe” palestina, pero no fueron los únicos, ya que un número similar fueron judíos expulsados, expropiados o desplazados de países árabes como Egipto, Irak, Yemen, Libia, Siria y otros, donde habían vivido por siglos y cuya presencia antecedía con mucho a la conquista que de ellos hiciera el islam, desde las arenas de Arabia Saudita en el siglo VII.

La diferencia fue que esos judíos de los que poco se ha informado, fueron integrados al naciente Estado de Israel, donde hicieron una nueva vida. Los desplazados árabes pasaron a ser refugiados, situación que se mantiene hasta hoy con transmisión de esa calidad a hijos y sucesivos descendientes. En el caso de quienes permanecieron en el nuevo Estado de Israel pasaron a ser israelíes, y superando muchas dificultades, hoy son ciudadanos con igualdad de derechos y plenamente integrados, al igual que drusos y beduinos.

Como la resolución de la ONU hablaba de la división entre judíos y árabes, en vez de crearse en 1948-49 el Estado palestino, su territorio fue dividido entre Jordania que ocupó tanto la Cisjordania (el nuevo nombre que reemplazó los nombres bíblicos de Judea y Samaria) como también Jerusalén del Este, lo que impidió cumplir con otra disposición de la partición original que decía que por su importancia también para los cristianos, Jerusalén debía ser internacionalizada. En las mismas fechas, Egipto ocupó Gaza. Nunca entonces, el Estado palestino fue, ni propuesto ni solicitado.

Esa situación dura hasta la Guerra de los 6 Días en 1967, que culmina con el triunfo de Israel, quien propone la devolución de todos esos territorios a cambio de la paz, lo que es rechazado por los conocidos tres NO de Jartum, por la ciudad donde tuvo lugar esa Cumbre árabe, no a la paz, no al reconocimiento de Israel, no a la negociación.

Fue otra oportunidad histórica desperdiciada, de una lista que incluso antecede a las Naciones Unidas, ya que, en la década del 30, se habían rechazado las conclusiones de la Comisión Peel (por el apellido del Lord británico que la encabezó) que propuso la misma partición que serviría de base a la decisión de la ONU, también basada en censos hechos tanto por los otomanos como por los europeos. Los rechazos no terminan allí, ya que igualmente los delegados árabes lo hacen con otra propuesta de la Conferencia de Londres de 1939, que consistía en una versión de Estado binacional hecha por los delegados sionistas y que consistía en un Estado, pero con autonomía y autogobierno para cada comunidad.

Fueron años donde los palestinos no tenían su propia voz, lo que cambiaría solo a partir de 1964-65 con la creación de la Organización de Liberación Palestina, OLP, cuyo presidente y rostro del nacionalismo árabe palestino sería hasta su muerte alguien nacido en El Cairo, Yasser Arafat. La OLP representó a distintos grupos, incluyendo aquellos que tuvieron relación especial con algunos países árabes, fuera aquellos donde predominaba una visión religiosa, como Arabia Saudita, como también, aquellos quienes seguían el ejemplo de Gamal Abdel Nasser, como también hubo grupos con cercanía a la ex URSS.

El ex presidente de EEUU
El ex presidente de EEUU Clinton reunió en septiembre de 1993 al entonces primer ministro israelí Yitzhak Rabin (izquierda) y al presidente de la OLP Yasser Arafat para un histórico apretón de manos tras la firma del acuerdo de paz entre Israel y la OLP en la Casa Blanca (Reuters)

Esa OLP no solo confronta a Israel, sino que también apoya a uno de los bandos en la guerra civil del Líbano o tiene una relación conflictiva con la Jordania de los hachemitas, tanto que un intento de derrocamiento del rey Husein condujo al Septiembre Negro y treinta mil víctimas palestinas.

El camino que varios países árabes tomaron el 48-49 había congelado esa situación para las víctimas palestinas que quedaron como refugiados en sus territorios, tanto que aún hoy se mantiene en algunos de ellos una situación dicotómica, donde por un lado la realidad es que llevan generaciones allí viviendo para algo que se suponía que sería transitorio, y por otro lado, se mantiene legislación discriminatoria en algunos, que aún hoy no les permite la ciudadanía o les prohíbe ejercer ciertos oficios o profesiones.

En la realidad paralela, existe una situación que ha sobrevivido bien a la actual guerra, ya que varios países que habían combatido contra Israel, firmaron tratados de paz como Egipto y Jordania, mientras que los Pactos de Abraham integraron posteriormente al círculo de la paz a países con los que no se habían llegado a las armas, pero que hoy también tienen relaciones plenas como los Emiratos Árabes o Marruecos, quien ha podido lograr concesiones diplomáticas de EEUU sobre la soberanía del ex Sahara español, en perjuicio del Frente Polisario como también de Argelia y España, rivales suyos en este punto.

En 1993 se firmaron los Acuerdos de Oslo, hoy desacreditados, pero donde existió otra oportunidad perdida, toda vez que fueron también un camino para que a partir de ellos pudiera nacer una entidad palestina independiente, y por desilusionantes que fueran sus resultados, no deja de ser llamativo el hecho que el fracaso es doblemente lamentable, ya que aunque resulte difícil de creer, fue la primera y hasta el momento, la única oportunidad ofrecida a los palestinos para alguna forma de autogobierno, toda vez que lo hecho por Israel nunca lo hizo algún país árabe como también Gaza fue otra oportunidad desaprovechada, ya que el retiro unilateral de Israel de ese territorio el 2005 culminó en Hamas dando un golpe de Estado el 2007, el que encontró escasa resistencia en la Autoridad Palestina, la autoridad legítima según esos Acuerdos.

Esa circunstancia no importaría tanto, si la búsqueda junto a Teherán de una yihad no hubiese terminado en la guerra actual que se vive en esa parte del mundo, con la consecuencia del terrible sufrimiento y la cantidad de víctimas que han ocasionado en Gaza, guerra, a no olvidar, originada por la invasión de Hamas. Por lo demás, la corrupción en la gestión siempre ha encontrado fuertes críticas, más en los países del Golfo que en Europa, sobre dineros que terminan en cuentas bancarias privadas, sean en Qatar en el caso de Hamas o en París, en el caso de Arafat.

Otra oportunidad desaprovechada ha sido narrada por el expresidente Clinton, quien invitó el 2000 a una Cumbre de la Paz en Camp David, a la que asistieron Yasser Arafat en nombre de la Autoridad Palestina y el primer ministro Ehud Barak. Allí tuvo lugar una oferta israelí de devolución del 95% del territorio en disputa y que la capital del futuro Estado palestino estuviera en Jerusalén. Clinton ha dicho que lamentaba que Arafat no solo no aceptara, sino que desatara la violencia de la Segunda Intifada.

No hubo una contrapropuesta como tampoco hubo una respuesta positiva cuando Ehud Olmert, primer ministro siguiente le hiciera una oferta similar a Mahmoud Abbas, el sucesor de Arafat, el año 2008.

El retiro unilateral de Israel
El retiro unilateral de Israel de ese territorio el 2005 culminó con un golpe de Estado del grupo terrorista Hamas en 2007 (REUTERS/Hatem Khaled)

Esa es la realidad del Medio Oriente y también de la negociación entre Israel y los palestinos, muchas guerras, pero también muchas negociaciones, vaso medio lleno o vaso medio vacío, pero hay que entender que el camino es negociar con Israel y la intermediación de EE. UU., no hay otro que haya dado resultados, pero la falta del Estado es también resultado de que no ha existido el socio palestino para la paz las veces que se ha propuesto, incluso con difíciles concesiones.

Hasta ahora, pienso yo, ya que estoy convencido que hoy el nuevo factor son países árabes sunitas comprometidos con la paz, y que estoy seguro de que serán el mejor aliado de Israel para este propósito, por razones varias que incluyen el temor conjunto a Irán, los beneficios mutuos de un acuerdo general de paz, para Israel, pero también para ellos por los diversos beneficios que Israel puede proporcionarles. Falta Arabia Saudita que ha dicho que los acuerdos privados que tiene con Israel no se trasladarán a un Tratado mientras no se converse sobre el Estado palestino. Para algunos, no es el mejor momento por los aliados que le dan una mínima mayoría al gobierno para poder gobernar, pero eso va a cambiar apenas termine la guerra, ya que Israel debe formar la postergada comisión de alto nivel para investigar los grandes errores que permitieron la invasión del 7-X, incluyendo los de Netanyahu, como responsable del gobierno.

“Un proceso con socios creíbles para tener dos Estados, uno al lado del otro y no uno en vez del otro.” Así como de la segunda guerra mundial, EEUU salió con enemigos como Alemania y Japón convertidos en aliados, lo mismo puede darse, ya que los países árabes sunitas pueden ser la llave necesaria para la paz definitiva, como también para el Estado palestino que fuera anunciado formalmente por primera vez el 15 de noviembre de 1988.

Mientras tanto, lo de Francia y el Reino Unido suena a lo que es, una promesa que no puede entregar lo que anuncia.

-Máster y PhD en Ciencia Política (U. de Essex), Licenciado en Derecho (U. de Barcelona), Abogado (U. de Chile), excandidato presidencial (Chile, 2013)