Militares de una poderosa unidad de élite anunciaron este martes que tomaron el poder en Madagascar, consumando un golpe de Estado en respuesta a la profunda crisis política y social que atraviesa el país desde el pasado 25 de septiembre. La asonada se produce tras semanas de protestas masivas protagonizadas por jóvenes de la llamada Generación Z y después de que los golpistas mostraran su apoyo al movimiento el fin de semana.
Esta es la cronología para entender la crisis política y social que sacude a esta nación insular del océano Índico, uno de los países más pobres del mundo pese a ser el primer productor mundial de vainilla.
De los apagones al colapso institucional
Las manifestaciones comenzaron el 25 de septiembre, cuando miles de jóvenes salieron a las calles para denunciar los cortes constantes de luz y agua. Lo que empezó como un reclamo por los servicios básicos derivó rápidamente en exigencias más amplias: la dimisión del presidente Andry Rajoelina, de 51 años, acusado de corrupción, nepotismo y malversación de fondos públicos.
“Donde vivo hay alrededor de 120 horas de cortes de electricidad a la semana”, expresó Tommy Fanomezantsoa, un joven de 21 años. “Estamos protestando por el bien de todos. El presidente no escucha la rabia de la gente de abajo. Siempre hace lo que quiere”.
Inspiradas en las movilizaciones juveniles recientes de Marruecos, Kenia o Nepal, estas protestas son consideradas las más graves que ha vivido Madagascar en años. La represión policial dejó, hasta el momento, al menos 22 muertos y cientos de heridos, según datos de Naciones Unidas.
El giro decisivo: los militares se suman a las calles
El pasado fin de semana, el conflicto tomó un rumbo decisivo cuando el Cuerpo de Administración de Personal y Servicios del Ejército de Tierra (CAPSAT) —una unidad de élite encargada de la logística militar— se rebeló contra el Gobierno.
El CAPSAT llamó a “desobedecer” cualquier orden de disparar contra los civiles y aseguró tener el control de las Fuerzas Armadas. Soldados a bordo de carros de combate se unieron a los manifestantes en la capital, Antananarivo. Ante esa situación, el domingo la Presidencia denunció un intento de golpe de Estado.
Finalmente, este martes, el CAPSAT anunció la suspensión de la Constitución y la instauración de un periodo de transición política que se extenderá por un máximo de dos años. “Vamos a asumir nuestras responsabilidades, vamos a tomar el poder”, declaró el coronel Michael Randrianirina, líder del CAPSAT, desde el palacio presidencial de Ambotsirohitra.
La Alta Corte Constitucional instó posteriormente al coronel a asumir formalmente las funciones de jefe de Estado. No es la primera vez que esta unidad militar interviene en la política del país: en 2009, el CAPSAT también protagonizó el golpe que derrocó a Marc Ravalomanana y llevó por primera vez al poder al propio Rajoelina.
El presidente derrocado y su misterioso paradero
Antes del golpe, Rajoelina había disuelto la Asamblea Nacional mediante decreto, pero el Parlamento consideró inválida la medida y votó a favor de su destitución. En un mensaje difundido en Facebook, el mandatario dio a entender que se autoexilió: “Para preservar mi integridad física y evitar un enfrentamiento entre las Fuerzas Armadas malgaches, tuve que ir a un lugar seguro”.
Aunque no precisó su paradero, medios como Radio France Internationale (RFI) informaron que abandonó el país el domingo a bordo de un avión militar francés. Según esa versión, habría viajado primero a la isla de Santa María, luego a la Isla de la Reunión —territorio francés— y finalmente rumbo a Dubái junto con su familia.
La Unión Africana (UA) y potencias regionales como Sudáfrica llamaron a las partes a retomar el diálogo y rechazaron “cualquier cambio de Gobierno anticonstitucional”. Sin embargo, los esfuerzos diplomáticos resultaron insuficientes para frenar la caída del mandatario y la irrupción del poder militar en Madagascar.
(Con información de EFE)