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El general Ruphin Fortunat Zafisambo.
El general Ruphin Fortunat Zafisambo. (REUTERS/Siphiwe Sibeko)

El presidente de Madagascar, Andry Rajoelina, nombró este lunes al general Ruphin Fortunat Zafisambo del ejército como primer ministro, en un intento por frenar las crecientes manifestaciones que han puesto al país en una crisis política y social.

En Antananarivo, capital de la isla, las fuerzas de seguridad dispersaron con gases lacrimógenos a cientos de personas que se habían concentrado en protesta, dejando al menos un herido. Las movilizaciones, iniciadas el 25 de septiembre por los persistentes cortes de agua y electricidad, se han transformado en un movimiento que exige la renuncia del presidente.

“Con sabiduría, he decidido nombrar a Ruphin Fortunat Dimbisoa Zafisambo, general de división, como primer ministro del gobierno”, declaró Rajoelina en el palacio presidencial, Añadió que el nuevo jefe de gobierno deberá “servir al pueblo” y ser “alguien limpio, íntegro y que trabaje con rapidez”, prometiendo además que estaba “listo para salvar a Madagascar”.

La presión en las calles

El movimiento Generación Z, impulsor de las marchas a través de redes sociales, rechazó el nombramiento y reiteró su demanda principal: la dimisión de Rajoelina. El colectivo lanzó un “ultimátum” de 48 horas para que el mandatario responda “favorablemente” a sus exigencias y advirtió: “Mientras Andry Rajoelina siga en el poder, continuaremos luchando”.

Agentes de policía retiran una
Agentes de policía retiran una barricada en llamas tras dispersar a una multitud durante una protesta nacional encabezada por jóvenes contra los frecuentes cortes de electricidad y la escasez de agua, en Antananarivo, Madagascar, el 6 de octubre de 2025. (REUTERS/Zo Andrianjafy)

Mientras tanto, el malestar social se intensifica. La destitución del gabinete completo la semana pasada no logró calmar a los manifestantes. En su día 12, la protesta volvió a reunir a estudiantes y vecinos en las cercanías de la Universidad de Ankatso, donde fueron contenidos por barricadas policiales. Los enfrentamientos se prolongaron durante toda la tarde, con al menos un joven herido que fue evacuado al hospital principal.

“Donde vivo hay alrededor de 120 horas de cortes de electricidad a la semana”, expresó Tommy Fanomezantsoa, un joven de 21 años. “Estamos protestando por el bien de todos. El presidente no escucha la rabia de la gente de abajo. Siempre hace lo que quiere”.

El distrito de Ankatso, epicentro de las movilizaciones actuales, fue también escenario de la revuelta de 1972 que derrocó al entonces presidente Philibert Tsiranana. Hoy, líderes juveniles llaman a sostener la lucha: “El futuro de este país depende de mí, de ti, de todos nosotros”. Otro dirigente denunció que “podemos ver claramente que la democracia en Madagascar no se respeta en absoluto. Hasta la están destruyendo con brutalidad”.

La referencia alude a la advertencia de Naciones Unidas, que señaló que al menos 22 personas han muerto y más de 100 resultaron heridas en las últimas semanas, acusando a las fuerzas de seguridad de reprimir con munición real. Las autoridades rechazaron esa cifra. La violencia quedó reflejada en escenas como la de una mujer embarazada que sufrió convulsiones mientras multitudes, incluidos niños, huían de la policía en las calles de Amparibe.

La ONU informó que en
La ONU informó que en las últimas semanas al menos 22 personas han perdido la vida y más de 100 resultaron heridas en Madagascar, tras las protestas y la represión ejercida por las fuerzas de seguridad (REUTERS/Zo Andrianjafy).

La inconformidad se ha extendido a otras ciudades. En Toliara, al sur del país, medios locales reportaron quemas de neumáticos durante nuevas protestas. Fanomezantsoa, desempleado desde que el supermercado donde trabajaba fue saqueado al inicio de las marchas, aseguró: “Continuaremos hasta obtener resultados”.

Ante la escalada de tensión, el Consejo Cristiano de Iglesias de Madagascar (FFKM) se ofreció como mediador entre el gobierno y los manifestantes. Entretanto, Generación Z mantiene su organización y símbolos, como la bandera pirata inspirada en el manga japonés One Piece, que ondea en las concentraciones.

A pesar de contar con recursos naturales, Madagascar sigue enfrentando una situación crítica: según el Banco Mundial, casi tres cuartas partes de sus 32 millones de habitantes vivían bajo el umbral de la pobreza en 2022. En este contexto, el malestar social y político plantea un desafío de gran magnitud para el presidente Rajoelina y su recién nombrado primer ministro.

(Con información de AFP)