Guardar
Sarah Mullally, primera mujer arzobispa
Sarah Mullally, primera mujer arzobispa de Canterbury, cargo de mayor rango dentro de la Iglesia de Inglaterra (Europa Press)

Sarah Mullally, ex enfermera y primera líder femenina en la historia de la Iglesia de Inglaterra, fue nombrada como la 106ª arzobispo de Canterbury. El anuncio desde Downing Street se produjo casi un año después de la renuncia de Justin Welby por su gestión ante un escándalo de protección de menores.

Con 63 años, Mullally, ex jefa de enfermería de Inglaterra, madre de dos hijos y actual obispa de Londres, asume ahora el rol de arzobispa designada de Canterbury. La ceremonia en la Catedral de Canterbury, que la convertirá legalmente en arzobispa, se realizará en enero, seguida de una ceremonia de entronización formal. Se espera la presencia de miembros de la familia real.

El primer ministro, Keir Starmer, celebró el nombramiento y señaló que es “la primera mujer en ocupar el cargo”.

Se esperaba la elección de una mujer para este puesto, ya que es la primera vez que la Iglesia de Inglaterra elige ese cargo desde que permitió la ordenación de mujeres obispos en 2014.

Mullally, nacida en Woking y convertida al cristianismo a los 16 años, expresó: “Al responder al llamado de Cristo a este nuevo ministerio, lo hago con el mismo espíritu de servicio a Dios y a los demás que me ha motivado desde que llegué a la fe cuando era adolescente”.

Sarah Mullally tiene 63 años
Sarah Mullally tiene 63 años (REUTERS/Toby Melville)

En relación a su trayectoria, afirmó: “En cada etapa de ese viaje, a través de mi carrera de enfermería y el ministerio cristiano, he aprendido a escuchar profundamente a las personas y al suave impulso de Dios, para tratar de unir a las personas para encontrar esperanza y sanación”.

Sobre la responsabilidad del cargo, agregó: “Sé que es una gran responsabilidad, pero la afronto con un sentimiento de paz y confianza en que Dios me apoyará como siempre lo ha hecho”.

Mullally ha manifestado su oposición al proyecto de ley sobre muerte asistida.

El arzobispo de Canterbury es considerado el líder espiritual de la Iglesia anglicana a nivel mundial y ocupa un puesto en la Cámara de los Lores.

La Comisión de Nominaciones de la Corona presentó su candidatura a Downing Street luego de meses de deliberaciones de un panel de 20 miembros (17 con derecho a voto, 12 deben acordar), presidido por Lord Evans de Weardale, ex director general del MI5 (servicio de seguridad). Por primera vez, la comisión incluyó cinco representantes de la Iglesia anglicana mundial.

El nombramiento representa un momento decisivo: para sectores liberales de la Iglesia implica un reconocimiento al avance de las mujeres desde la consagración de la primera obispa en 2015. Sin embargo, se prevé rechazo en sectores conservadores, incluso fuera del Reino Unido.

Antes de ordenarse, Mullally trabajó como enfermera oncológica en el Servicio Nacional de Salud y, a los 37 años, se convirtió en directora de enfermería del gobierno para Inglaterra. Fue distinguida por su aporte a la enfermería. Está casada con Eamonn Mullally y tienen dos hijos adultos, Liam y Grace.

Mullally fue jefa de enfermería
Mullally fue jefa de enfermería de Inglaterra y tiene dos hijos (Gareth Fuller/PA vía AP)

Como líder de la Iglesia de Inglaterra, deberá abordar cuestiones como el matrimonio entre personas del mismo sexo, la disminución de la asistencia a la iglesia, la restauración de la confianza tras los escándalos de abuso y el desafío de responder al nacionalismo cristiano de extrema derecha.

El rol global de arzobispo exige equilibrio entre iglesias conservadoras de naciones africanas, donde la homosexualidad continúa prohibida, y las voces más liberales en Occidente.

El colectivo WATCH, que promueve la igualdad de género en la Iglesia, celebró la novedad y expresó su esperanza de que conduzca a una mayor igualdad. Indicó que aún hay ocho obispos que no aceptarán la comunión de la nueva arzobispa, y publicó una lista de 587 iglesias que restringen la presencia de mujeres.

Una encuesta reciente a 1.100 británicos mostró que el 74% se mantiene indiferente ante el nuevo nombramiento. Entre 505 personas identificadas como cristianas, el 62% compartió la misma opinión. El sondeo reveló que el 28% prefiere que el arzobispo intervenga menos en cuestiones políticas, mientras que el 17% cree conveniente que se exprese más públicamente.