Drones ucranianos impactaron la madrugada de este viernes la refinería Afipsky en la región rusa de Krasnodar Krai, importante centro logístico y una de las plantas petroleras más grandes del sur de Rusia.
Según el informe del cuartel operativo regional, el ataque provocó el incendio de una de las unidades de producción, abarcando aproximadamente 30 metros cuadrados, que fue extinguido por equipos de emergencia.
La refinería Afipsky procesa cerca de 9,1 millones de toneladas de petróleo crudo anual, representando el 2,1% del total del refinado nacional. Ubicada a menos de 200 kilómetros de la línea del frente, la planta juega un papel estratégico en el abastecimiento de diésel y queroseno de aviación a las fuerzas armadas rusas movilizadas en Ucrania.
Según datos de la investigación Energy Aspects publicados por el Financial Times, los ataques a instalaciones de refino rusas, que comenzaron a intensificarse en agosto de 2025, han disminuido la capacidad de procesamiento de Rusia en más de 1 millón de barriles diarios, situando las exportaciones por debajo de los niveles previos a la invasión a gran escala.
El ataque se suma a una serie de impactos contra la misma refinería Afipsky el 7 y el 28 de agosto pasados, tras los cuales una de sus unidades debió detener operaciones. Además, instalaciones cercanas, como la refinería de Krasnodar —asociada a Afipsky—, también han sido blanco de ataques con drones ucranianos. Desde el comienzo de agosto, Ucrania ha logrado paralizar parcial o totalmente al menos cinco refinerías clave, afectando severamente la producción de combustibles en Rusia.
Estos bombardeos han recortado la capacidad total de refinado rusa en un 17%, equivalente a 1,1 millones de barriles al día, y la producción de gasolina cayó un 10%. Además, más de 300 estaciones de servicio dejaron de funcionar en todo el país y en numerosas regiones las autoridades implementaron límites a la compra de combustible, permitiendo solo entre 10 y 20 litros por persona. El mercado ruso también sufre un incremento récord en los precios de la gasolina, que desde inicios del año han subido entre 40% y 50%, conforme a reportes del medio Kommersant.
En Crimea y Sebastopol, territorios bajo ocupación rusa y situados cerca del epicentro de los recientes ataques, cerca del 50% de las estaciones de servicio dejaron de vender gasolina a causa de la disrupción en la cadena de suministros. Estos territorios, estratégicamente vinculados a través del estrecho de Kerch con el territorio ruso continental, son fundamentales para el despliegue militar ruso en el sur de Ucrania, por lo que la persistencia de ataques a refinerías genera un considerable desgaste logístico.
El Ministerio de Defensa ruso notificó que interceptó 55 drones ucranianos en ocho regiones del país durante la noche, incluyendo tres en Krasnodar Krai. Sin embargo, el aumento sostenido de los ataques a infraestructuras petroleras evidencia la capacidad de Ucrania para emplear drones de desarrollo propio en ofensivas de largo alcance, dirigidas principalmente a blancos industriales y militares que sostienen el esfuerzo bélico de Moscú.
La refinería Afipsky finalizó este año una costosa ampliación estimada en 217 mil millones de rublos y planea modernizar sus instalaciones para producir 2,5 millones de toneladas anuales de combustible bajo el estándar Euro-5.
El sitio posee dos unidades principales para el procesamiento de crudo y es uno de los pilares de refinado en el sur de Rusia. No es el único objetivo de la ofensiva: desde agosto, varias refinerías y centros logísticos han registrado incidentes similares, acentuando los cuellos de botella en los abastecimientos de carburantes para uso civil y militar.
La estrategia adoptada por Ucrania apunta a reducir una de las fuentes clave de ingresos de Moscú y a obstaculizar la operatividad del ejército ruso, que depende de la producción y el transporte de combustibles refinados para sostener las operaciones armadas en el territorio ucraniano. Aunque la reacción oficial rusa intenta minimizar los daños e insiste en el funcionamiento de sus infraestructuras, el impacto real de esta campaña ya se refleja en los mercados de energía y en el abastecimiento diario en amplias zonas del país.