Insomnio, una vigilia compartida: qué revela la dificultad para dormir sobre la vida actual

Entre paradojas sobre vigilia y descanso, estudios científicos, escritores y filósofos citados por The New Yorker analizan este fenómeno que afecta a millones en todo el planeta

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El insomnio, una experiencia que
El insomnio, una experiencia que transforma el descanso en una inquietante paradoja existencial (Imagen ilustrativa Infobae)

En las primeras horas de la madrugada, la conversación recurrente entre una persona con insomnio y su pareja resuena en miles de hogares: “¿Estás despierto?”. La respuesta es siempre ambigua, un “No” que implica tanto el estado de vigilia como el deseo de permanecer en el sueño.

Según The New Yorker, este sencillo intercambio refleja la complejidad del sueño humano, un fenómeno que no se enciende ni apaga como un interruptor, sino que opera bajo reglas psicológicas y fisiológicas intrincadas. Y, de acuerdo con la publicación, el escritor Emil Mihai Cioran lo expresó mejor: “El hombre es el animal que no puede dormir”.

Este estado, que consume un tercio de nuestra vida cuando funciona bien, se convierte en una paradoja existencial cuando falla. Mientras dormimos, somos incapaces de saber que estamos durmiendo; sin embargo, al despertar, recordamos sueños tan vívidos que parecen superar la realidad, y a veces nos dejan con un sentimiento de pérdida.

Las paradojas del sueño: un terreno de incertidumbre

Entre la vigilia y el
Entre la vigilia y el olvido, millones comparten en silencio una misma lucha nocturna.- (Imagen Ilustrativa Infobae)

El sueño es un estado cargado de contradicciones. Dormir implica sumergirse en una forma de no saber, un “agujero negro” que, paradójicamente, nos devuelve narrativas intensas a través de los sueños. Esas historias oníricas, a menudo incomprensibles, plantean una de las preguntas filosóficas más antiguas: ¿Cómo sabemos que no estamos soñando?

Los científicos han intentado descifrar sus misterios. Matthew Walker, en Why We Sleep, describe la arquitectura del sueño, que incluye fases de sueño profundo y REM. Estos ciclos oscilan durante la noche y están influenciados por sustancias como la melatonina y la adenosina.

De acuerdo con un trabajo publicado en Nature Reviews Neuroscience, la adenosina actúa como marcador homeostático del sueño, acumulándose durante la vigilia y promoviendo el descanso mediante receptores cerebrales específicos.

Según un estudio publicado en The Lancet Neurology, la disfunción en estos sistemas contribuye al insomnio crónico y afecta regiones prefrontales involucradas en el control cognitivo y emocional.

El insomnio: de experiencia personal a un mal compartido

Wilt Chamberlain, leyenda del baloncesto,
Wilt Chamberlain, leyenda del baloncesto, enfrentaba noches sin poder dormir

Para los insomnes, la noche se convierte en una odisea íntima y desesperante. Adam Gopnik, autor del artículo en The New Yorker, compartió su primer encuentro con el insomnio en la adolescencia, cuando, tras un viaje, sus ojos simplemente no podían cerrarse. Décadas después, los momentos de buen sueño perduran como recuerdos preciados: esa mañana en que durmió hasta las nueve o aquella en que sus hijos lo despertaron a las once.

El insomnio no es solo la incapacidad de dormir; es un estado activo de ansiedad y frustración. Es buscar el sueño como quien persigue un espejismo, oscilando entre el dormitorio y la sala de estar, escuchando podcasts o viendo televisión en un intento por distraer la mente.

El insomnio no discrimina. Wilt Chamberlain, la estrella del baloncesto, pasaba noches en vela; el filósofo Derek Parfit recurría a un cóctel de píldoras y vodka para inducir el sueño. A pesar de estrategias extremas, el insomnio se convierte en un terreno común para quienes comparten esta lucha nocturna, reconociendo el desafío del otro en silencio.

Salud y consecuencias físicas

El insomnio crónico afecta entre
El insomnio crónico afecta entre el 10 y el 15 % de la población adulta, según datos clínicos internacionales.- (Imagen Ilustrativa Infobae)

Walker advierte que la falta de sueño daña el sistema inmunológico, compromete el corazón y aumenta el riesgo de cáncer. Según un estudio publicado en Sleep, una sola noche con cuatro horas de sueño redujo en un 70 % la actividad de las células natural killer, clave en la defensa antiviral y antitumoral.

De acuerdo con un trabajo publicado en Nature Reviews Cancer, la privación crónica de sueño altera el control circadiano del crecimiento celular, la inflamación y la reparación del ADN, lo que incrementa la vulnerabilidad a enfermedades metabólicas, cardiovasculares y oncológicas.

Los expertos recomiendan evitar la cafeína a partir de la tarde, limitar el alcohol, sostener horarios regulares y reducir la exposición a pantallas. Para quienes padecen insomnio persistente, estas medidas resultan insuficientes.

Según un estudio publicado en The Lancet Psychiatry, la terapia cognitivo-conductual es el tratamiento más eficaz para el insomnio crónico, con beneficios sostenidos en el tiempo. En cuanto a la melatonina, de acuerdo con un metaanálisis publicado en JAMA Internal Medicine, sus efectos son modestos: acelera el inicio del sueño en minutos, pero no mejora la calidad total ni la duración en adultos con insomnio primario.

Insomnio, creatividad y tecnología

El insomnio no es solo
El insomnio no es solo ausencia de sueño: es el escenario donde se cruzan ciencia, ansiedad y memoria.- (Imagen Ilustrativa Infobae)

A lo largo de la historia, el insomnio ha sido un tema recurrente en la literatura y el arte. Poetas como William Wordsworth escribieron sobre la lucha por encontrar paz en medio de la noche, mientras que Franz Kafka y Marcel Proust transformaron sus noches en obras maestras de introspección.

Según un estudio publicado en Scientific Reports, el sueño interrumpido se asocia con una mayor actividad en redes cerebrales vinculadas a la imaginación divergente, lo que podría explicar el vínculo entre insomnio y producción creativa. El siglo XX trajo consigo los hipnóticos, desde barbitúricos hasta benzodiacepinas. Sin embargo, muchos de estos fármacos generaron tolerancia, dependencia y efectos adversos.

De acuerdo con un estudio publicado en The New England Journal of Medicine, los tratamientos farmacológicos para el insomnio deben limitarse en duración y aplicarse bajo seguimiento clínico, ya que su uso prolongado se asocia con deterioro cognitivo, caídas y disfunción diurna.

Para algunos, el insomnio representa algo más profundo: una resistencia al olvido, una lucha por extender los momentos conscientes de la vida. Nabokov lo expresó claramente al declarar que cada noche era una “traición de la razón y la genialidad”.