Los papas más jóvenes y más longevos al momento de asumir el pontificado

Tras el nombremiento de León XIV, el repaso histórico revela cómo el Vaticano ha oscilado entre juventud y madurez en sus elecciones

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Este es Robert Prevost, el
Este es Robert Prevost, el primer papa estadounidense de la historia elegido a los 69 años (REUTERS/Yara Nardi)

La elección de Robert Francis Prevost como nuevo sumo pontífice con el nombre de León XIV ha reavivado el interés por una de las constantes históricas del papado: la edad con la que los obispos de Roma acceden al trono de San Pedro.

A sus 69 años, León XIV se convierte en el papa más joven en casi un siglo, pero se encuentra lejos de ser una excepción en la historia de la Iglesia Católica, marcada tanto por pontífices extremadamente jóvenes como por elecciones en edades avanzadas.

León XIV: el más joven de los tiempos recientes

El nuevo papa, nacido en Chicago Illinois, Estados Unidos el 14 de septiembre en 1955, asume el liderazgo de la Iglesia con 69 años. Esta edad, en comparación con los últimos pontífices, representa un descenso notable. Su antecesor inmediato, Francisco, fue elegido en 2013 con 76 años. Antes que él, Benedicto XVI había sido proclamado papa en 2005 con 78 años, mientras que Juan XXIII fue elegido con la misma edad que Francisco. En este contexto, León XIV es el más joven en acceder al cargo desde Pío XII, quien fue elegido en 1939 con 63 años.

Este dato lo sitúa cerca de la media de edad registrada desde 1800, estimada en casi 66 años. A pesar de no tratarse de una edad baja en términos absolutos, sí lo es en relación con la tendencia reciente, lo que permite proyectar un pontificado que podría extenderse por al menos una década si su salud lo acompaña. Según lo documentado, su perfil pastoral y académico, junto con su experiencia misionera, hacen prever una etapa de reformas sostenidas y proyección global.

Promedio de edad desde el siglo XIX: la tendencia a la madurez

Papa Pío IX elegido en
Papa Pío IX elegido en 1846 con tan solo 54 años

Desde comienzos del siglo XIX, la Iglesia Católica ha mostrado una inclinación marcada hacia la elección de candidatos maduros, tanto por experiencia como por circunstancias políticas y eclesiásticas. La edad promedio de los papas electos desde el año 1800 se ubica en torno a los 66 años, y la mayoría ha superado los 70 al momento de su nombramiento.

En ese lapso de más de dos siglos, destacan algunos casos que se apartan de la media. El más joven entre ellos fue Pío IX, elegido en 1846 con tan solo 54 años. Su papado se convirtió en el más largo de la historia, con 31 años y 7 meses al frente de la Iglesia.

Otro ejemplo es Juan Pablo II, quien fue elegido en 1978 con 58 años, rompiendo con siglos de tradición italiana. Su juventud le permitió desplegar un pontificado prolongado y de alto impacto internacional, marcado por una intensa actividad pastoral y viajes a todos los continentes.

También sobresalen Pío VII, elegido en 1800 con 57 años en un contexto marcado por las guerras napoleónicas, y Benedicto XV, nombrado en 1914 con 59 años, en plena Primera Guerra Mundial. Estos casos, aunque excepcionales, demuestran que la elección de papas menores de 60 años no ha sido una constante, pero tampoco una rareza absoluta.

Los papas más jóvenes de la historia

Juan XII fue elegido en
Juan XII fue elegido en el año 955 con solo 17 años (Imagen representativa generada con IA)

La historia de la Iglesia, especialmente en su etapa medieval, muestra registros de papas que accedieron al cargo con edades impensadas hoy. El caso más extremo es el de Juan XII, quien fue elegido en el año 955 con solo 17 años. Hijo del poderoso Alberico II de Spoleto, su elección fue producto de una estrategia dinástica que entrelazó poder religioso y ambición familiar. Su pontificado, que duró nueve años, quedó marcado por denuncias de corrupción y escándalos, como relatan las crónicas del obispo Liutprando de Cremona.

Otro caso insólito es el de Benedicto IX, quien asumió el papado por primera vez en 1032, cuando tenía apenas 20 años. Su figura, también asociada a prácticas corruptas, llegó a vender el cargo papal a cambio de dinero. Gregorio V fue elegido papa en 996 con 24 años por decisión de su primo, el emperador Otón III. Le siguió Clemente II, quien se convirtió en pontífice en 1046 con 25 años, por iniciativa del emperador Enrique III. Su breve papado terminó un año después por una fiebre contraída tras un viaje al Sacro Imperio.

Con 27 años, León IX fue nombrado en 1049 y es recordado como uno de los reformadores más relevantes del Medioevo. Estos ejemplos ilustran un pasado en el que las edades juveniles no eran obstáculo para el ascenso al papado, en contextos donde las decisiones políticas tenían un peso dominante.

Los papas más longevos al asumir

Celestino III y Celestino V
Celestino III y Celestino V asumieron a los 85 años

En contrapartida, la Iglesia también registra numerosos casos de papas elegidos en edades avanzadas. En total, 23 pontífices fueron nombrados con 75 años o más, reflejo de la confianza depositada en figuras de reconocida trayectoria espiritual y administrativa, incluso en el ocaso de sus vidas.

Destacan especialmente Celestino III y Celestino V, quienes fueron electos en 1191 y 1294, respectivamente, ambos con 85 años. En contextos medievales de compleja transición política y religiosa, estas elecciones respondieron a necesidades inmediatas de consenso y autoridad. Más cerca en el tiempo, los casos de Benedicto XVI (78 años) y Francisco (76 años) dan cuenta de una continuidad en la elección de pontífices con experiencia sólida, aunque conscientes del tiempo limitado para ejercer el cargo.

En conjunto, la elección de León XIV a los 69 años lo ubica en una posición intermedia en la cronología de edades papales: no tan joven como los pontífices medievales ni tan longevo como otros elegidos en la modernidad. Aun así, su edad representa un punto de inflexión frente a la tendencia reciente, lo que permite proyectar un liderazgo de continuidad y reforma sostenida en la cúspide de la Iglesia Católica.