
La conservación del agua se ubica en el centro de la preocupación global por los recursos naturales. La escasez afecta a comunidades enteras en distintas partes del planeta, donde el acceso a lo básico como el agua potable y el saneamiento enfrenta nuevas amenazas por el cambio climático. La fuente, disponibilidad y calidad del agua, elementos cruciales para la vida y el desarrollo, dependen en gran parte de sistemas naturales como los glaciares, cuya situación arroja señales de alerta.
El Día Interamericano del Agua, conmemorado cada primer sábado de octubre, este año enfoca su mensaje en la protección de los glaciares. La efeméride, celebrada por primera vez en 1993 e impulsada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Asociación Interamericana de Ingeniería Sanitaria y Ambiental (AIDIS), se presenta como una oportunidad para analizar el presente y futuro de las reservas hídricas naturales.
El lema elegido, “Cuidar los glaciares es proteger el ambiente y promover la salud”, sintetiza la urgencia de abordar los desafíos actuales ante el retroceso acelerado del hielo.
Día Interamericano del Agua: origen, significado y sentido actual
El Día Interamericano del Agua nació por iniciativa conjunta de AIDIS, la OPS y la Asociación Caribeña de Agua y Aguas Residuales (CWWA). La fecha refuerza el compromiso de estas instituciones con la sensibilización social sobre la importancia de mejorar la gestión y protección del agua para la salud pública. Las entidades promueven un enfoque integral, donde el acceso, el saneamiento y la prevención de enfermedades relacionadas se incluyan dentro de las prioridades de desarrollo sostenible.

En 2025, el foco recae sobre los glaciares como reservas estratégicas de agua dulce y reguladores del clima. Estas formaciones de hielo almacenan grandes volúmenes de agua, que se liberan gradualmente y alimentan ríos y lagos durante las temporadas secas, resultado clave para el abastecimiento de millones de personas y el funcionamiento de ecosistemas.
También cumplen una función reguladora en la temperatura y humedad regionales, ya que su presencia influye en los patrones meteorológicos y ayuda a estabilizar el clima local y global. La protección de estas masas de hielo adquiere una importancia creciente, dadas las amenazas que representa el aumento sostenido de las temperaturas y la variabilidad climática.
La efeméride también sirve para resaltar la cooperación internacional, la evidencia científica y las acciones concretas que buscan restaurar bosques, fortalecer comunidades de montaña y monitorear ecosistemas. Según OPS, “la conservación de los glaciares es fundamental para garantizar el acceso sostenible al agua y mitigar los efectos del cambio climático”.
El Año Internacional de la Conservación de los Glaciares
La UNESCO y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) inauguraron 2025 como el Año Internacional de la Conservación de los Glaciares, con apoyo de 75 organizaciones y 35 países. La Asamblea General de la ONU busca con esta declaración concientizar sobre el papel esencial del hielo, la nieve y los glaciares en el sistema climático y el abastecimiento de agua dulce para más de dos mil millones de personas.

En la inauguración realizada en la sede de OMM en Ginebra, la organización alertó sobre la pérdida de masa glaciar registrada. “El 2024 fue el año más cálido registrado y ha emitido repetidas alertas rojas sobre el estado del clima y el retroceso de los glaciares. En 2023, los glaciares sufrieron la mayor pérdida de masa en las cinco décadas de las que se tienen registros”, señaló Celeste Saulo, secretaria general de OMM.
Las actividades previstas comprenden la ampliación de sistemas globales de monitoreo, la preservación de conocimientos tradicionales, la gestión sostenible de recursos hídricos y el impulso de estrategias de adaptación. “La preservación de los glaciares es uno de los retos más apremiantes de la humanidad”, expresó Audrey Azoulay, directora de la UNESCO. Y agregó: “Estas antiguas formaciones de hielo no son solo agua congelada, son los guardianes de la historia climática de nuestro planeta”.
La UNESCO apunta que alrededor del 70% del agua dulce del planeta se almacena en glaciares. Su derretimiento pone en jaque la seguridad hídrica, afecta la agricultura, la energía hidroeléctrica y la estabilidad de comunidades enteras. Los riesgos inmediatos incluyen desbordes, avalanchas, variación en los caudales de ríos y, a largo plazo, la disminución de reservas de agua.
Estudios recientes: el retroceso glaciar, causas y proyecciones

El retroceso de los glaciares patagónicos recibe atención internacional, tras un estudio que documenta la situación del glaciar Perito Moreno. Una investigación liderada por científicos alemanes y argentinos precisa que entre 2020 y 2024, el frente norte del glaciar retrocedió 800 metros, tras varias décadas de estabilidad.
Lucas Ruiz, experto en glaciares del CONICET y coautor del estudio, atribuyó este fenómeno a “los cambios que se han producido en la temperatura del aire y en la precipitación a nivel regional” en diálogo con Infobae.
La OMM reportó que la temperatura media global en 2024 superó en 1,55 °C los niveles preindustriales. El retroceso de Perito Moreno, según el testimonio del abogado especialista en cambio climático Claudio Lutzky, impacta la hidrología regional, genera un aumento transitorio en el caudal de los ríos y, a largo plazo, pone en riesgo la disponibilidad de agua dulce. Recalcó que “la única acción eficaz a largo plazo es la mitigación del cambio climático”.

Otro estudio, publicado en Nature Communications, documentó la pérdida de más de un cuarto del volumen total de los glaciares patagónicos desde 1940. Los investigadores concluyeron que esta región, que alberga un 3% del hielo no polar del planeta, ya incrementó el nivel del mar en 4 milímetros solo por el aporte de agua de deshielo.
Brice Noël, autor del estudio, identificó el aumento de la escorrentía superficial como el principal factor de pérdida glaciar, y señaló que “las nevadas se mantuvieron constantes, pero el calor y los vientos del norte incrementaron la escorrentía y derritieron más hielo”.
Las proyecciones de estos estudios alientan la urgencia de políticas globales. Ante este escenario, las instituciones internacionales y los especialistas coinciden en que reducir las emisiones de gases y desarrollar estrategias de adaptación resulta indispensable para preservar los glaciares y, junto a ellos, el recurso hídrico y el equilibrio climático necesarios para las generaciones futuras.