
En el mundo de la ingeniería y la tecnología, los conocimientos técnicos abren puertas, pero son las habilidades blandas las que consolidan el liderazgo y aseguran el impacto en contextos internacionales. Los nuevos desafíos globales requieren mucho más que dominio de la ciencia o el manejo experto de herramientas digitales: demandan profesionales con capacidad de comunicación, empatía, resiliencia y una inteligencia emocional que aporta valor tanto al trabajo como a la convivencia social.
La relevancia de estas competencias ha quedado demostrada en el entorno universitario, donde las diferencias entre quienes se limitan a cumplir con los requisitos académicos y quienes trascienden como agentes de cambio residen precisamente en su capacidad de integrar saberes humanos en su actuar profesional.
Comunicación y sensibilidad: el perfil diferencial
Para Carlos Atoche Kong, decano de la Escuela de Ingeniería y Tecnologías de la Universidad de Monterrey (UDEM), el éxito profesional de los estudiantes no depende solo de la excelencia técnica, sino también de su habilidad para comunicarse, su inteligencia emocional y la sensibilidad ante diferentes realidades.
“Tienen la habilidad de comunicación, el no ser tímido, la inteligencia emocional; también la sensibilidad, por ejemplo, con alumnos que vienen, que su institución no tiene los recursos, van dándole tips de qué es lo que pueden hacer con los recursos que tienen, al final se combina todo”, explicó el decano.
Esta visión incide en la formación integral de las y los alumnos, quienes adquieren herramientas para liderar no solo en escenarios locales, sino también globales, a partir de la empatía y la cooperación. Las competencias blandas, lejos de considerarse habilidades secundarias, se han convertido en piedras angulares de la nueva ingeniería: permiten la gestión efectiva de equipos multiculturales, la solución colaborativa de problemas y la construcción de redes de apoyo que trascienden disciplinas y fronteras.
En ambientes de innovación como el Global Transportation & Innovation Summit (GTI), en el que participan universidades de prestigio, representantes de la industria y el gobierno, el papel de los jóvenes ingenieros con sentido humano resulta evidente.
<b>Internacionalización: rigor y apertura en la Universidad de Michigan</b>
Uno de los sellos más característicos de la formación en la UDEM es la internacionalización. Para las nuevas generaciones de ingenieros, aprender fuera del país no consiste solamente en sumar logros curriculares, sino en “vivir el rigor científico” y enfrentarse a experiencias que demandan adaptabilidad, apertura cultural y ética profesional de primer nivel.

Durante el verano de 2025, seis estudiantes de ingeniería participaron en el prestigioso Summer Undergraduate Research (SURE) en la University of Michigan, uno de los centros de investigación mejor posicionados en Estados Unidos. La selección de los alumnos, resultado de su excelencia académica y de sus habilidades personales, reafirma el valor que la UDEM otorga a la formación de líderes con visión global.
En este entorno, la colaboración, la curiosidad y el aprendizaje autodirigido fueron esenciales para enfrentar los desafíos planteados. “La práctica es muy importante, y el autodirigirse, preguntar cosas”, señaló una de las alumnas al regresar de Michigan.
El aprendizaje más valioso, coinciden, no solo fue técnico, sino humano: la importancia del trabajo colaborativo, la empatía intercultural y la autocrítica constante.

“No fue un trabajo individual, siempre fue de manera colectiva” —destacó otra estudiante—, pues el rigor científico exige compartir conocimientos y confiar en el equipo. A cada paso, la ética, la adaptabilidad y la iniciativa empoderaron a los jóvenes para aportar soluciones en situaciones de incertidumbre y complejidad.
Ingenierías con visión de futuro
El compromiso por formar a líderes que combinen innovación tecnológica con sensibilidad social se refleja en la propuesta académica de la Universidad de Monterrey. La Escuela de Ingeniería y Tecnologías ofrece licenciaturas diseñadas para impulsar el desarrollo de competencias técnicas y personales alineadas con las demandas del mundo actual.
Las ingenierías en la UDEM abarcan áreas estratégicas como Mecatrónica, Biomédica, Computacionales, Industrial, Robótica y Gestión Empresarial, entre otras. Cada programa integra laboratorios de vanguardia, proyectos con impacto real y un enfoque metodológico que enfatiza la internacionalización y la colaboración interdisciplinaria.
Los estudiantes tienen acceso a intercambios académicos, prácticas profesionales y vinculación con centros de investigación y empresas líderes a nivel nacional e internacional. Las experiencias de movilidad, como el programa SURE en la University of Michigan o el trabajo en proyectos que colaboran con la NASA, dan muestra de la preparación que la UDEM promueve: una ingeniería a la altura de los retos globales, con bases humanas sólidas.

La comunidad universitaria valora el crecimiento integral. La formación académica va acompañada de espacios de desarrollo social, liderazgo, arte y deporte, fortaleciendo así la visión de egreso: ingenieras e ingenieros capaces de transformar su entorno profesional y social, listos para sobresalir en México y en el extranjero.
Líderes que inspiran con humanidad
El enfoque ético y humano de la formación en ingeniería se observa no solo en la participación internacional, sino también en los proyectos con impacto social. Ejemplos como la creación de sistemas accesibles de detección de cáncer ocular mediante inteligencia artificial confirman el compromiso de la comunidad educativa con la mejora de la calidad de vida, especialmente en regiones desfavorecidas.
La UDEM fortalece el interés por integrarse a su comunidad universitaria a partir de una propuesta humanista: la excelencia técnica es inseparable del liderazgo responsable y la empatía social. Así se construye un modelo de ingeniería orientado a la transformación y la inclusión; un modelo que prepara líderes capaces de incidir local y globalmente.