
Un equipo global de científicos advirtió sobre una realidad innegable para todo el planeta: la crisis climática se intensifica y pone en riesgo los sistemas naturales que regulan el agua, el clima, la producción de alimentos y la biodiversidad.
Su reporte fue publicado en la revista Bioscience y muestra que 22 de los 34 signos vitales planetarios evaluados alcanzan niveles históricos, desde temperaturas y concentraciones de gases contaminantes hasta la pérdida de hielo y el aumento de incendios.

Frente a ese panorama, los científicos sostienen que la humanidad aún dispone de seis soluciones clave para revertir el rumbo. Estas opciones incluyen:
- promover las dietas vegetales
 - restaurar y proteger los ecosistemas
 - reducir los desperdicios de alimentos
 - aplicar prácticas agrícolas sostenibles
 - facilitar el acceso a tecnologías limpias de cocina
 - impulsar políticas integrales y educación ambiental
 
El futuro climático depende de transformar esos lineamientos en acciones masivas y urgentes, según el informe de los investigadores que trabajan en los Estados Unidos, Brasil, Alemania, China, Suecia, Australia y Reino Unido, y fueron liderados por William Ripple, de la Universidad del Estados Oregón y Christopher Wolf.
En diálogo con Infobae, el doctor Ripple, quien es un reconocido experto en el estudio de la crisis climática, señaló: “Las soluciones están conectadas entre sí: cambiar las dietas, proteger la naturaleza, reducir el desperdicio y mejorar las prácticas agrícolas y energéticas son pasos esenciales para lograr un planeta habitable”.
Soluciones y desafíos del cambio climático

Los investigadores identificaron al aumento acelerado de las emisiones por uso de combustibles fósiles y el consumo de productos animales como factores principales del deterioro ambiental.
La transformación de áreas naturales en zonas agrícolas y ganaderas provocó la reducción de bosques, humedales y manglares. También agravó la crisis hídrica y redujo la absorción de carbono.
La pérdida de hábitats naturales afecta de manera directa la biodiversidad y la disponibilidad de recursos vitales en muchas regiones.
Además, el desperdicio de alimentos, que equivale a casi un tercio de la producción global, implica un derroche constante de agua, energía y trabajo humano, lo que acentúa el impacto climático y la inseguridad alimentaria.

Otra preocupación clave reside en la falta de acceso a tecnologías limpias para cocinar en países de bajos ingresos.
Esa carencia perjudica tanto al ambiente como a la salud pública y, según los expertos, limita los avances hacia sociedades más sostenibles.
Para los expertos, solo un enfoque sistémico y coordinado puede estabilizar el clima y proteger la naturaleza.
Remarcaron que transformar los sistemas de alimentación, la gestión territorial y las prácticas diarias resulta imprescindible para abordar las causas del problema climático.
Acciones científicas para frenar la crisis

Para fundamentar las recomendaciones, el equipo analizó datos de emisiones, uso de tierras y consumo alimentario suministrados por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Modelaron el impacto de seis estrategias que la ciencia define como prioritarias y aportaron estos resultados:
- La adopción de dietas vegetales lidera las soluciones: este cambio puede lograr una reducción estimada de entre 0,7 y 8 gigatoneladas de dióxido de carbono equivalente por año en 2050. La menor demanda de carne y lácteos recorta las emisiones, ayuda a conservar áreas forestales y disminuye el uso de agua y suelo.
 
“Pasar a dietas basadas en plantas resultará muy eficaz porque reduce las emisiones de gases de efecto invernadero, ahorra tierras y agua, y baja la presión sobre la vida silvestre. Cada país puede avanzar a su manera, mediante la educación, las políticas públicas y facilitando el acceso y la asequibilidad de los alimentos de origen vegetal”, comentó el doctor Riple en la entrevista con Infobae.

- La restauración y protección de ecosistemas aparece como la segunda respuesta esencial. Restaurar bosques, manglares, pastizales y humedales podría remover hasta 10 gigatoneladas de dióxido de carbono cada año.
 
“Las principales prioridades para restaurar ecosistemas son detener la deforestación, proteger los bosques maduros y restaurar humedales y manglares”, expresó Riple.
“Esas áreas almacenan enormes cantidades de carbono y sostienen la biodiversidad, así que invertir en ellas brinda los beneficios climáticos más grandes y rápidos”, añadió.

- Reducir el desperdicio de alimentos se posiciona como la tercera medida más relevante. Evitar las pérdidas y desechos actuales permitiría bajar hasta un 10% las emisiones totales. Recomiendan la mejora del manejo del suelo y el cultivo.
 - Facilitar el acceso universal a tecnologías limpias de cocina como una pieza clave. No solo reducirá la contaminación doméstica sino que también permitirá prevenir problemas respiratorios y bajar las emisiones contaminantes.
 

Por último, los científicos resaltaron la urgencia de crear políticas públicas integrales y fortalecer la educación ambiental. Se deben incentivar cambios desde normativas, programas formativos y leyes para asegurar la permanencia y el alcance de las otras soluciones.
Alertaron que el efecto de cada una de las seis medidas depende de la rapidez y la escala que alcancen. “La ventana para evitar las peores consecuencias del cambio climático aún existe, pero se está cerrando rápidamente”, afirmaron.
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