
El virus de la viruela del mono (MPXV), un virus de ADN de doble cadena que pertenece al género Orthopox de la familia Poxviridae, se informó por primera vez como una infección zoonótica transmitida de animales a humanos en 1958, y el primer caso humano se informó en 1970. Hoy es una de las alertas de contagio internacional. Los síntomas de presentación de MPXV son bastante similares a los de la viruela con un período de incubación que oscila entre 5 y 21 días.
Sin embargo, un nuevo estudio a cargo de profesionales de la Universidad de Harvard publicado en Nature alerta sobre evidencia disponible que destaca la presencia de varias y frecuentes manifestaciones oftalmológicas asociadas a este virus. Dada la carga actual de la enfermedad y el hecho de que fue declarada pandemia por la Red Mundial de la Salud (WHN) el 22 de junio de 2022, dichos síntomas deben ser reconocidos por los trabajadores de la salud, en particular los oftalmólogos.
El cuadro clínico de la MPXV es muy similar al de las formas ordinarias y modificadas de la viruela. “Se ha informado que MXPV tiene varias manifestaciones oftálmicas que son comunes como otros síntomas no específicos como fatiga, dolor de cabeza, dolor muscular, indica Abdelaziz Abdelaal, primera autora del documento e investigadora de la Escuela de Medicina de Harvard-. Por ejemplo, las lesiones características de MPXV suelen aparecer asemejándose a la erupción de Varicella-Zoster, que afecta al 25% de los casos”.

Pero, paralelamente, la conjuntivitis y el edema de los párpados fueron comunes (aproximadamente en más del 20 % de los pacientes afectados) y dieron como resultado una angustia sustancial pero temporal para los pacientes afectados. “Ya conocíamos que la conjuntivitis es más común entre los pacientes afectados por MPXV animal”, afirma la especialista.
En un rango del 20,3 % en comparación con los afectados por MPXV humano (16,4 %). Además, las lesiones focales en la conjuntiva a lo largo de los márgenes de los párpados se observaron con mayor incidencia entre los pacientes no vacunados con MPXV confirmado (casi el 25 %).
En los pacientes en que se observó conjuntivitis, había mayor frecuencia de otros síntomas, como náuseas, escalofríos/sudoración, úlceras orales, dolor de garganta, malestar general, linfadenopatía y fotofobia en comparación con aquellos sin conjuntivitis informada. “Además, es probable que la conjuntivitis prediga el curso de la enfermedad”, sentencia la investigadora.
Por ejemplo, el 47 % de los pacientes con conjuntivitis informó estar “postrado en cama”, en comparación con el 16 % de los pacientes en los que no se informó conjuntivitis.
La afectación de la córnea puede variar de leve a grave. La fotofobia, sola, se notificó en aproximadamente el 22 % de los pacientes afectados. Además, se han detectado infecciones corneales graves que pueden provocar formas de queratitis grave (observadas en el 7,5 % de los pacientes en un estudio), cicatrización de la córnea (observadas en el 4 % de los pacientes no vacunados y en el 1 % de los pacientes vacunados contra la viruela previamente) y daño en visión permanente.
Se observó ceguera unilateral o bilateral y visión débil en el 10 % de los casos primarios (que presumiblemente se infectaron de origen animal) y en el 5 % de los casos secundarios (en los que la erupción apareció entre 7 y 21 días después de la exposición a otro caso humano).
“La viruela del mono suele ser una enfermedad autolimitada con síntomas que duran de dos a cuatro semanas -indica la científica-. Se podrían considerar los beneficios potenciales de terapias relativamente simples para las complicaciones oculares, como la lubricación mejorada o los antibióticos tópicos”. Es de destacar que las secuelas graves y las complicaciones de la viruela del mono ocurren con mayor frecuencia entre las poblaciones no vacunadas (74 %) en comparación con los pacientes vacunados (39,5 %). “Por lo tanto, debemos resaltar la importancia de la vacuna aumentando la conciencia pública”, continúa.

Dado que la mayoría de las manifestaciones oftálmicas asociadas al MPXV superan la suposición de evento raro (menos del 5%), y dado el rápido y continuo aumento en el número de casos, “recomendamos enfáticamente -concluye- que los oftalmólogos incorporen el MPXV como parte de su diagnóstico diferencial cuando lleguen casos similares que presentan manifestaciones oftálmicas como conjuntivitis, blefaritis, queratitis o lesiones corneales. Y dado que es más probable que estas manifestaciones se observen en personas no vacunadas, animamos a las autoridades sanitarias a redistribuir la vacuna contra la viruela a los grupos de alto riesgo”.
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