
La caída de Rolando Federico Gómez Quinde, alias Fede, marca un nuevo capítulo en la expansión del crimen organizado ecuatoriano hacia Colombia. A menos de 72 horas de la muerte de alias El Ecuatoriano —enlace de Los Choneros con el Clan del Golfo—, la Policía Nacional de Colombia confirmó la captura en Medellín del hombre identificado como sucesor de José Adolfo Macías Villamar, alias Fito, líder máximo de Los Choneros. Según informó el mayor general Carlos Fernando Triana Beltrán, director de la Policía Nacional de Colombia, Fede intentaba consolidar una nueva organización narcocriminal con alianzas locales e internacionales, según declaraciones recogidas por medios locales y Primicias.
Triana detalló que la operación conjunta entre la Policía de Colombia, la Policía del Ecuador y la Armada de Colombia permitió ejecutar una notificación roja de Interpol en contra del fugitivo. “La acción conjunta, efectuada en Medellín, puso fin a diez años de historial criminal de uno de los mayores dinamizadores del tráfico de drogas desde Ecuador y Colombia hacia Estados Unidos”, declaró el oficial, citado por la cuenta oficial de la Policía colombiana en X. El jefe policial añadió —de acuerdo con lo publicado por Primicias— que Fede figuraba entre los más buscados del país vecino, con una recompensa de hasta USD 1 millón por su captura, la misma cantidad que habría pagado en junio pasado para fugarse de una prisión ecuatoriana.
El ministro del Interior de Ecuador, John Reimberg, confirmó que Fede pretendía crear una estructura criminal paralela desde territorio colombiano. “Efectivamente, él (Fede) pretendía desde Colombia seguir liderando la organización delictiva Los Águilas y establecer una nueva organización en ese país”, afirmó Reimberg, en declaraciones citadas por Primicias tras la recaptura. Los Águilas constituyen una facción armada de Los Choneros dedicada al control de rutas y puertos en la costa del Pacífico, desde donde se envían toneladas de cocaína hacia Centroamérica y Europa.

De acuerdo con la información publicada por el medio local, Fede buscaba replicar el modelo de expansión que en los últimos años ha caracterizado al crimen organizado ecuatoriano: alianzas transnacionales con carteles mexicanos y colombianos. Los Choneros mantienen vínculos con el Cartel de Sinaloa y grupos disidentes de las FARC, mientras que su rival, Los Lobos, opera bajo la protección del Cartel Jalisco Nueva Generación. En ambos casos, la cooperación incluye el transporte de droga, la corrupción portuaria y la provisión de armamento.
Freddy Sarzosa, ex subcomandante de la Policía ecuatoriana, explicó a Primicias que estas alianzas permiten “una economía ilegal transnacional donde el crimen organizado subcontrata servicios logísticos y armados en distintos países”. Según el exoficial, la consolidación de Los Choneros y Los Lobos como Grupos Armados Organizados (GAO) es la evidencia de su integración al circuito global del narcotráfico.

Las investigaciones, citadas por medios colombianos y recogidas por Primicias, apuntan a que Fede se encontraba en Medellín negociando con cabecillas del Clan del Golfo y con redes de los llamados Comandos de Frontera, una estructura disidente de las FARC que opera en la Amazonía. Las autoridades colombianas sostienen que su presencia en Antioquia tenía como objetivo crear rutas alternativas de envío de cocaína hacia el norte del continente, aprovechando el colapso parcial de las rutas marítimas ecuatorianas tras el reforzamiento militar en los puertos de Guayaquil y Esmeraldas.
La captura de Fede ocurre en un contexto de presión internacional sobre las organizaciones narcoterroristas ecuatorianas, declaradas como tales por el Departamento de Estado de Estados Unidos en abril de este año. Lo propio sucedió con Argentina. Según analistas, Los Choneros y Los Lobos han buscado instalar células operativas en países vecinos, principalmente Colombia y Perú, como parte de su reacomodo estratégico tras la extradición de Fito a Estados Unidos.