
Los estudiantes de las escuelas públicas de Uruguay van cada vez menos a clase. Año a año, las cifras de ausentismo en las aulas van en aumento y crece la cantidad de estudiantes que llega a la categoría de “ausentismo crónico”, como se le denomina a quienes faltan más del 10% de las clases.
Ante este problema, la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) lanzó una campaña denominada “No faltar hoy es una oportunidad para mañana”, con la que busca reducir la cantidad de faltas que se registran.
El ausentismo crónico se considera cuando un estudiante falta el 10% o más de los días lectivos, que en Uruguay son 19 clases al año. Esto es lo mismo que estar un mes sin ir al aula. Pero la cantidad de faltas de los estudiantes uruguayos estuvo en 2024 por encima de ese umbral, según un artículo del diario El País. En inicial, el promedio de inasistencias fue de 44 días; 29 fueron en primaria, 41 en secundaria (el colegio tradicional) y 54 en la UTU (una alternativa que hace foco en oficios).

En el gobierno consideran que el ausentismo es un drama “grave y fuerte”. “Es un problema muy fuerte. Quizás los más importantes que tenemos a la vista”, evaluó el ministro de Educación y Cultura, José Carlos Mahía.
El presidente de la ANEP, Pablo Caggiani, dijo que desde antes de la pandemia ya se observaba este problema en el país, pero la emergencia sanitaria provocó un punto de quiebre. “Desparramó todo. Pero después, cada año que pasa, empeoramos. Hay países que lograron mejorar, pero Uruguay no”, dijo el titular del organismo que rige la educación pública.
“Quien no está en la institución educativa no está aprendiendo, se está perdiendo de jugar y relacionarse con otros. Pero además se está alejando de la frazada que significa el sistema educativo en términos de abrigar otros derechos”, dijo Caggiani.

Ante estos números, fue que la ANEP lanzó la campaña. “Constituye un problema relativamente generalizado en Uruguay, aunque se intensifica sustantivamente en los contextos socioeconómicos y culturales más vulnerables, en el sector público en comparación al privado, y en general, entre los estudiantes que acumulan extraedad”, describe el organismo.
“Existe evidencia de que el ausentismo a clase suele ser un patrón persistente a lo largo de la trayectoria, de forma que los niños que faltan de manera significativa en los niveles y grados iniciales de la escolarización, suelen registrar alta inasistencia también en etapas siguientes”, dice el informe.
Los datos del ausentismo de 2024, que motivaron esta campaña, surgen de un informe del Instituto Nacional de Evaluación Educativa, presentados a fines de 2024 e informados entonces por El Observador. Si solo se consideraban las inasistencias acumuladas entre marzo y agosto, dos tercios de los escolares (el 66%) faltaba de manera frecuente a la escuela.

“Uno de los aspectos a destacar del análisis es que la tasa de ausentismo acumulado continúa aumentando mes a mes. Este agravamiento del fenómeno refleja que las diferentes medidas llevadas a cabo en el sistema educativo, como las vinculadas al Plan Asiste, no estarían logrando frenar ni revertir la situación”, dice el informe.
Ese informe ya advertía que el ausentismo crónico que se registró en 2019 y 2023 en las escuelas públicas evidenciaba una “tendencia preocupante” hacia el aumento de las inasistencias de los estudiantes.
Hay otras tendencias que también son reflejadas en el informe. Los varones tienen mayores faltas que las niñas y los más chicos son los que más se ausentan. También faltan más los escolares que van a centros educativos rurales que los que concurren en la ciudad. Y los datos también reflejan una diferencia según el nivel socioeconómico de la familia: los niños de contextos más desfavorecidos van menos a clase. Sin embargo, la pandemia también afectó la asistencia de los sectores más favorables.