
El presidente Daniel Noboa defendió nuevamente la eliminación del subsidio al diésel en medio de un escenario marcado por protestas y críticas de sectores sociales y políticos. Durante una intervención en la provincia de El Oro, el mandatario aseguró que las medidas adoptadas por su administración “están redistribuyendo los recursos de forma justa”, en alusión a los fondos que, según el Gobierno, se destinaban al subsidio y que ahora serán orientados a proyectos de inversión y programas sociales.
El discurso se produjo en una gira por Machala y Piñas, donde Noboa inauguró obras y se reunió con comunidades locales. En ese espacio, subrayó que su gestión no busca evadir conflictos, sino enfrentarlos con decisión. “Jamás vamos a huir de ningún problema, nosotros lo vamos a enfrentar y siempre lo vamos a hacer de frente”, dijo el mandatario, en respuesta a las movilizaciones que se han organizado en distintas provincias tras el anuncio del fin de la subvención.
La medida, implementada a inicios de septiembre, ha generado rechazo en gremios de transportistas y en sectores indígenas que consideran que el incremento en el precio del combustible afectará directamente a la economía popular.

El presidente reconoció en una reciente entrevista que “toda eliminación de subsidio tiene un shock”, pero insistió en que es necesario “amortiguar” ese impacto con beneficios dirigidos a los grupos más vulnerables.
Noboa ha justificado su decisión en dos ejes centrales: la lucha contra las economías criminales y la redistribución de los recursos fiscales. Según el mandatario, el subsidio favorecía a redes de contrabando de combustibles hacia Colombia y Perú, y a grupos mineros ilegales que, además, financian campañas políticas. En ese sentido, calificó la eliminación de la ayuda estatal como un paso para debilitar esos circuitos ilícitos y reforzar las finanzas del Estado.
La controversia escaló cuando Noboa vinculó al expresidente Rafael Correa con la idea de acabar con el subsidio al diésel. “Correa todo el tiempo dijo que había que eliminar el subsidio al diésel. Entonces, ¿ahora qué pasa? Su propia gente se está yendo en contra de lo que dice su líder economista”, expresó Noboa en esa entrevista radial. El exmandatario, condenado por corrupción y asilado en Bélgica, respondió desde su cuenta en X que él había planteado la posibilidad de aplicar cupos a vehículos de alto consumo, no de suprimir el subsidio en general, y acusó al actual presidente de tergiversar sus declaraciones.

El debate también alcanzó al subsidio del gas doméstico, luego de que circularan rumores sobre su eventual eliminación. Noboa negó que exista esa intención y calificó de “mentirosos” a quienes difunden esa versión, que ya fue desmentida por la ministra de Economía, Sariha Moya.
En paralelo, el traslado temporal de la sede del Ejecutivo a Latacunga fue interpretado como un gesto político frente a las manifestaciones encabezadas por dirigentes indígenas. Noboa sostuvo que, mientras algunos líderes convocaban a marchas en otras provincias, en Cotopaxi se vivía un ambiente de respaldo al Gobierno, aunque un recorrido de la prensa constató que la presencia presidencial generó tanto entusiasmo como cuestionamientos.
El presidente ha buscado complementar su discurso económico con mensajes de seguridad. Durante sus intervenciones, destacó que su administración ha capturado al 80% de los objetivos de alto y mediano valor en la lucha contra el crimen organizado, y que varios de ellos han sido extraditados o permanecen detenidos. De esta forma, vinculó la política de subsidios con la estrategia de seguridad, al señalar que los recursos antes mal empleados se destinan ahora a enfrentar al crimen y mejorar servicios básicos.
La narrativa oficial intenta presentar la eliminación del subsidio como un acto de justicia distributiva y de fortalecimiento institucional. Noboa asegura que los fondos liberados permitirán financiar obras públicas, como el sistema de alcantarillado de Piñas, que inauguró en su gira por El Oro con una inversión de USD 4,4 millones. Al mismo tiempo, intenta contrarrestar la percepción de que el ajuste recae sobre los sectores populares, al prometer mecanismos de compensación y recalcar que el dinero ahora llega “a donde debe llegar”.