Un sismo cerca del Cotopaxi obligó a reforzar el monitoreo de uno de los volcanes más peligrosos de Ecuador

Aunque la actividad superficial sigue baja, los expertos advierten una tendencia ascendente en la dinámica interna del volcán, cuya eventual erupción sería devastadora

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El volcán Cotopaxi expulsa una
El volcán Cotopaxi expulsa una columna de humo y cenizas en Quito, Ecuador, el miércoles 28 de diciembre de 2022. (AP Foto/Juan Diego Montenegro)

El Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional (IG-EPN) reforzó el monitoreo del volcán Cotopaxi tras el sismo de magnitud 4.8 registrado el 16 de agosto de 2025 en sus cercanías. El evento ocurrió a las 05h47, con epicentro a 10 kilómetros al noreste del coloso y a 6 kilómetros de profundidad. Aunque no provocó daños en la población, generó 180 réplicas menores, con magnitudes inferiores a 3.1, la mayor ocurrida a las 16h36 del mismo día.

El volcán Cotopaxi es considerado peligroso debido a su actividad volcánica y la posibilidad de erupciones que pueden generar lahares (flujos de lodo y escombros) que afectarían áreas pobladas.

El reporte oficial advierte que, si bien no se observan cambios significativos en la actividad superficial del volcán, la sismicidad podría derivar en modificaciones futuras de su comportamiento. El análisis del espectro sísmico muestra que gran parte de la energía se concentró en frecuencias bajas, lo que sugiere que el movimiento estuvo vinculado a esfuerzos internos en la estructura volcánica y no únicamente a un proceso tectónico. Esta condición incrementa la vigilancia sobre la posibilidad de ascenso de magma hacia niveles más superficiales.

Emisión de gases del volcán
Emisión de gases del volcán Cotopaxi. Imagen infrarroja de la cámara ubicada sobre el noreste del volcán del día 8 de agosto de 2025 (Imagen IG-EPN)

En el apartado de deformación, los datos de posicionamiento satelital y las mediciones de estaciones de GPS instaladas en los flancos del volcán evidencian una ligera inflación desde febrero de este año. Sin embargo, esta tendencia no se refleja de manera uniforme en todas las estaciones y, en general, el análisis de los últimos meses señala una estabilidad relativa. El informe destaca que no hay señales claras de reactivación inmediata, aunque la evaluación de la actividad interna se considera baja con tendencia ascendente.

En cuanto a la termografía, el IG-EPN reportó la presencia de una emisión de gases acompañada de fumarolas en el flanco occidental durante la noche del 7 y la mañana del 8 de agosto. Este fenómeno no se había observado en los últimos meses, aunque sí existió en años anteriores, incluso antes del proceso eruptivo de 2015. No obstante, debido a las condiciones climáticas, no se han detectado nuevas anomalías térmicas en los días posteriores.

Las mediciones del flujo de gases muestran que la desgasificación del volcán se mantiene en niveles bajos. Sin embargo, desde finales de julio se ha identificado un incremento en la permanencia del gas en el ambiente circundante, lo que ha sido confirmado por guías de montaña que reportaron una mayor percepción de azufre en la ruta de ascenso. Asimismo, el 8 de agosto se detectó una columna de gas que alcanzó entre 500 y 600 metros sobre el cráter, con una duración de varias horas. A pesar de este episodio, la actividad superficial sigue catalogada como baja.

FOTO DE ARCHIVO: Vista general
FOTO DE ARCHIVO: Vista general de la capital de Ecuador, Quito, con el volcán Cotopaxi al fondo, 9 de abril de 2021. REUTERS/Luisa Gonzalez/Foto de archivo

El informe concluye que el sismo del 16 de agosto podría estar asociado a la presencia de un cuerpo magmático que genera cambios en los esfuerzos internos del Cotopaxi. Aunque no existe un cambio evidente en la superficie, se considera posible que en las próximas semanas se produzcan eventos relacionados con el transporte de magma. Por ello, las autoridades científicas recomiendan mantener la vigilancia continua y preparar planes de prevención ante un eventual incremento de la actividad.

Los especialistas señalan además que movimientos sísmicos de magnitudes similares pueden desestabilizar fragmentos del glaciar del volcán, lo que representa un riesgo adicional en caso de coincidir con condiciones climáticas adversas. De ahí la necesidad de integrar estos factores en los planes de gestión del riesgo. El IG-EPN ratificó que informará de inmediato a las autoridades y a la población si se presentan cambios relevantes en la actividad del Cotopaxi.

Este volcán, ubicado a 50 kilómetros de Quito y considerado uno de los más vigilados del país, mantiene en alerta a las comunidades y ciudades de la Sierra central por su potencial destructivo. La última erupción significativa ocurrió en 1877, cuando columnas de ceniza alcanzaron varios kilómetros de altura y afectaron a poblaciones cercanas, pero desde el 2015, el volcán ha mostrado actividad con emisiones de ceniza y vapor.