Camboya denuncia nuevos bombardeos de Tailandia contra zonas cercanas a la frontera

Cerca de un millón de personas han sido desplazadas en el principal paso entre ambos países, tras ataques aéreos imputados a la Fuerza Aérea tailandesa, que causaron víctimas civiles y destruyeron infraestructuras clave, según autoridades locales y Europa Press

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El éxodo forzado de casi un millón de personas en el principal corredor entre Camboya y Tailandia ejemplifica el impacto humano de la reciente escalada militar en la frontera compartida. Según informó Europa Press, una serie de bombardeos atribuidos a la Fuerza Aérea de Tailandia ha causado víctimas civiles y graves daños a infraestructuras esenciales, incluyendo importantes instalaciones de ocio y comercio.

El Ministerio de Defensa de Camboya denunció que dos bombas arrojadas desde un jet F-16 impactaron Poipet a las 11:06 horas, en la zona donde se encuentra el paso transfronterizo más relevante entre ambos países. Europa Press detalló que esta acción formó parte de una campaña intensificada de ataques aéreos tras la reaparición del conflicto armado en la frontera, la cual había permanecido en relativa calma desde la firma de una tregua en octubre bajo auspicio estadounidense.

La localidad de Poipet y otras áreas de la provincia camboyana de Banteay Meanchey sufrieron bombardeos adicionales, resultando este territorio el más afectado por los enfrentamientos recientes, de acuerdo con los comunicados oficiales reproducidos por Europa Press. Entre los objetivos alcanzados se encuentran casinos estratégicos cerca del límite fronterizo, uno de ellos quedó parcialmente destruido y su estado simboliza el grado de destrucción experimentado en la principal vía de tránsito y comercio bilateral.

El resurgimiento del conflicto se originó a raíz de la muerte de un soldado tailandés, situación que, según la parte tailandesa, ocurrió en un ataque perpetrado por fuerzas camboyanas. Poco después, unidades militares tailandesas respondieron atacando posiciones camboyanas e intensificando operaciones en las inmediaciones de la frontera. Europa Press reportó que estos choques han provocado más de cincuenta fallecidos en ambas partes desde la reactivación de las hostilidades a principio de diciembre.

El trasfondo de esta crisis obedece a antiguas disputas por la delimitación de aproximadamente 800 kilómetros de frontera y el control sobre templos ubicados a lo largo de esa franja, un conflicto cuyas raíces se remontan a la época colonial. Según la información de Europa Press, la tensión persiste porque tanto Camboya como Tailandia mantienen posiciones contrapuestas y mutuamente excluyentes sobre la soberanía de ciertas áreas y recursos de considerable valor simbólico y económico.

A pesar de que en octubre ambos gobiernos acordaron una tregua en Malasia mediante la mediación de Estados Unidos, el cese de las hostilidades se disolvió rápidamente. La responsabilidad por la nueva ola de combates ha sido asignada repetidamente a la otra parte en declaraciones públicas, intensificando una atmósfera ya marcada por años de enfrentamientos intermitentes y desconfianza bilateral. Europapress consignó que las negociaciones para una solución duradera no han registrado progresos tangibles hasta el momento, mientras organizaciones internacionales reiteran llamados al diálogo directo.

De acuerdo con los informes recogidos por Europa Press y sustentados por declaraciones oficiales del Ministerio de Defensa camboyano, los recientes ataques han deteriorado la infraestructura esencial de Poipet, comprometiendo el flujo habitual de bienes y personas. Los daños materiales en casinos y en residencias aledañas, sumados a la evacuación masiva de la población local, configuran una crisis humanitaria que afecta tanto a residentes como a comerciantes y trabajadores transfronterizos.

La provincia de Banteay Meanchey ha surgido como el epicentro de la violencia actual, situándose en el foco de la vigilancia por parte de organismos internacionales y defensores de derechos humanos, conforme subrayó Europa Press. Las acciones militares de los últimos días se han traducido en pérdidas de vidas humanas y daños económicos significativos, mientras la inseguridad persiste sobre la posibilidad de un acuerdo o cese inmediato del fuego.

El conflicto no solo afecta asuntos estratégicos y de seguridad, sino también conlleva implicaciones para la estabilidad económica regional y el bienestar cotidiano de las comunidades fronterizas. Europa Press informó que la preocupación se extiende tanto dentro de los gobiernos implicados como en múltiples instancias multilaterales, aunque, por ahora, las partes no han conseguido viabilizar un mecanismo estable para desactivar la confrontación.

Desde la perspectiva institucional de Camboya, expresada por su ministerio de defensa y reproducida en el medio europeo, se acentuó que los bombardeos han agravado la situación para la población civil y han comprometido la funcionalidad de los puntos de contacto más concurridos entre los dos países. Mientras tanto, el contexto general sigue definido por la disputa territorial, la relevancia de los templos fronterizos y la falta de acuerdo sobre la línea divisoria, siguiendo la descripción de Europa Press.

Al tiempo que la comunidad internacional exhorta a la reanudación de negociaciones pacíficas, la población local enfrenta una crisis marcada por desplazamientos masivos, escasez y temor, bajo la persistente amenaza de nuevos ataques en un territorio ya afectado por décadas de desavenencias sin resolver.