Los satélite Sentinel-5 y Sentinel-1D comparten sus primeras imágenes

El programa europeo Copernicus ha divulgado las capturas iniciales de sus satélites más recientes, que muestran niveles de gases atmosféricos, mapas del ozono y glaciares, en una demostración de sus avanzadas capacidades para la vigilancia ambiental global

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El satélite Sentinel-1D transmitió imágenes de alta resolución de la Antártida, el extremo sur de Sudamérica y la ciudad de Bremen poco después de su llegada al espacio, según informó Copernicus en el marco del Consejo Ministerial de la Agencia Espacial Europea (ESA), que se desarrolla esta semana en Bremen, Alemania. Además de estas primeras capturas, la observación incluyó fotografías detalladas de la península Antártica, Tierra del Fuego y del glaciar Thwaites, lo que permitió demostrar la celeridad en la generación y entrega de datos: el proceso de captura y descarga desde el satélite hasta la estación terrestre en Matera, Italia, se completó en menos de 50 horas tras el lanzamiento, tiempo que Copernicus estima como récord para satélites de observación mediante radar.

El medio Copernicus indicó que el Sentinel-1D llegó a la órbita el 4 de noviembre, impulsado por un lanzador Ariane 6 desde el Puerto Espacial Europeo en la Guayana Francesa. Tras su despliegue, el satélite activó su radar de apertura sintética (SAR) de 12 metros de longitud, permitiendo la obtención inmediata de imágenes precisas sobre regiones clave del planeta. La misión busca fortalecer la vigilancia ambiental mediante la observación sistemática de fenómenos en zonas polares y áreas remotas, apoyando estudios sobre el cambio climático y monitoreo de recursos naturales.

En paralelo, Sentinel-5A, otro de los satélites recientes del programa europeo, ofreció sus primeras imágenes tras algo más de tres meses en órbita. De acuerdo con Copernicus, la divulgación incluyó un mapa global del ozono, así como resultados de medición del dióxido de nitrógeno en Oriente Medio y Sudáfrica, registros de formaldehído en partes de África y la detección de emisiones de dióxido de azufre asociadas a un volcán activo en Rusia. Estas observaciones confirman la capacidad de la misión para monitorear gases atmosféricos a escala mundial.

Copernicus detalló que Sentinel-5A integra un espectrómetro de imágenes avanzado a bordo del satélite meteorológico MetOp-SG-A1, lanzado en agosto de 2025 en órbita polar. La misión prevé la incorporación de otros dos espectrómetros Sentinel-5 en futuras plataformas MetOp-SG-A2 y MetOp-SG-A3, extendiendo la vida útil de Sentinel-5 durante más de dos décadas. El objetivo central es proporcionar datos diarios y globales sobre contaminantes atmosféricos, variables climáticas e información sobre el ozono estratosférico, una región crítica para la protección contra la radiación ultravioleta.

Sentinel-5A mantiene una órbita heliosíncrona a 832 kilómetros de la superficie terrestre, permitiendo la cobertura integral del planeta cada día, según consignó Copernicus. Los datos obtenidos complementan las mediciones horarias de Sentinel-4, que se centra en Europa y el norte de África desde una órbita geoestacionaria. El espectrómetro de Sentinel-5 se diseñó para operar en siete bandas espectrales: cubre los rangos ultravioleta, visible, infrarrojo cercano e infrarrojo de onda corta. Esto lo habilita para medir numerosas sustancias, como ozono, dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre, formaldehído, glioxal, monóxido de carbono y metano. Además, la misión recopila datos sobre aerosoles e índices UV.

En su fase inicial de puesta en servicio, Sentinel-5A ya suministró una serie de imágenes preliminares que, según puntualizó el medio Copernicus, anticipan una futura ampliación del monitoreo y la precisión en la vigilancia ambiental global. La integración de estos instrumentos mejorará el seguimiento de la calidad del aire, procesos atmosféricos y tendencias climáticas con un alcance sin precedentes.

El proyecto Copernicus, financiado por la Unión Europea y la Agencia Espacial Europea, se consolida como el sistema de monitoreo ambiental más avanzado del continente, incorporando múltiples misiones de teledetección para la observación sistemática de la Tierra. La reciente operación de Sentinel-1D y las imágenes proporcionadas por Sentinel-5A reflejan los avances tecnológicos alcanzados en la captura y procesamiento acelerado de datos, así como la capacidad de respuesta ante fenómenos atmosféricos y geográficos críticos.

Las aplicaciones prácticas derivadas de los datos satelitales incluyen la evaluación del estado de la capa de ozono, el seguimiento de la contaminación atmosférica y la observación de cambios en los glaciares y zonas polares. Estos datos apoyan políticas ambientales, acciones de protección climática y aportan información clave para la gestión de riesgos naturales e investigación científica, según publicó Copernicus en el contexto del Consejo Ministerial de la ESA.

El envío de información desde satélites Sentinel hacia las estaciones terrestres y su posterior análisis materializan un avance en la observación ambiental, proporcionando evidencias visuales y métricas sobre los desafíos globales que afectan a la atmósfera y la superficie terrestre. Tal como reportó Copernicus, la colaboración internacional y el uso de nuevas tecnologías satelitales posicionan al programa en la vanguardia del monitoreo global.