Durante años, las mesas compartidas parecían cosa del pasado: un recuerdo de aquellos restaurantes y cafeterías de los 2000 donde desconocidos se sentaban codo con codo sin que nadie lo considerara extraño. Sin embargo, esa imagen que parecía archivada en la nostalgia está regresando con fuerza* y lo está haciendo gracias a la Generación Z.
Un nuevo estudio gastronómico de 2025 confirma que los más jóvenes no solo están cómodos comiendo con desconocidos, sino que lo consideran uno de los mejores escenarios para socializar. En una época marcada por la fatiga digital y la necesidad de experiencias más auténticas, esta generación ha recuperado -y reinterpretado- una costumbre que muchos daban por acabada.
El informe, basado en una encuesta representativa a 1.000 adultos estadounidenses realizada por DKC Analytics, muestra un giro cultural inesperado: para la Generación Z, las experiencias compartidas son más importantes que la privacidad en la mesa. Y, en ese terreno, las mesas comunales han vuelto a ocupar un papel central.
LA VUELTA DE LAS MESAS COMPARTIDAS: UN REVIVAL QUE LIDERA GEN Z
Según los datos del estudio, el 90 % de los jóvenes de entre 18 y 29 años afirma que disfruta comer en mesas compartidas. Es una cifra llamativa si se compara con generaciones anteriores: entre los Baby Boomers, solo el 60 % se declara cómodo en este tipo de espacios.
La explicación parece clara: para esta generación, la restauración se ha convertido en un lugar privilegiado para reconectar con personas fuera de las pantallas. Este formato favorece la conversación casual, los encuentros espontáneos y, en ocasiones, algo más:
1 de cada 3 jóvenes dice haber hecho una nueva amistad en una mesa compartida.
1 de cada 7 reconoce que llegó a tener una cita gracias a una de estas experiencias.
El estudio añade que Washington D.C. es la ciudad donde más comensales terminan sentándose en este tipo de mesas, seguida de grandes centros gastronómicos como Nueva York o Chicago.
EL PODER DE SOCIALIZAR FUERA DE LA PANTALLA
Aunque pueda parecer una moda pasajera, el informe señala que este resurgimiento está muy relacionado con el cansancio que provoca la vida digital. Las comidas sin móvil, las conversaciones espontáneas y el acto de compartir espacio vuelven a tener sentido en un mundo saturado de notificaciones.
La encuesta confirma que el 63 % de los comensales considera las mesas compartidas un lugar ideal para "conocer a gente nueva", y que la mitad de los encuestados asegura haber tenido conversaciones interesantes con desconocidos mientras comían. En otras palabras: lo que antes era un formato práctico, hoy es una experiencia social buscada.
POR QUÉ ESTA TENDENCIA VUELVE (Y POR QUÉ CONECTA CON LA GENERACIÓN Z)
A principios de los 2000, las mesas largas formaban parte de la estética de muchos cafés y restaurantes informales. Con el tiempo perdieron protagonismo, pero la nueva generación las está recuperando por motivos distintos: buscan espacios más sociales, experiencias compartidas y lugares donde desconectar del móvil y conectar con personas reales.
El estudio apunta a que las mesas comunales no solo favorecen esa socialización, sino que también ayudan a los restaurantes a optimizar aforos y crear ambientes más dinámicos en momentos en que reservar mesa es cada vez más complicado.
Aunque el informe refleja una tendencia observada en Estados Unidos, aquí esta idea tiene un matiz propio: en España siempre ha existido una cultura de barras, mesas altas y terrazas donde compartir espacio resulta natural. Más que recuperar una moda, la Generación Z parece estar reinterpretando una costumbre tradicional con códigos más actuales y más sociales.


