Manchas marrones en el caqui: ¿hay que tirarlo a la basura o aún se puede comer?

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El otoño marca el inicio de la temporada del caqui, una fruta que en estas semanas alcanza su mejor punto de sabor y textura. De color anaranjado intenso y gusto dulce, es rica en vitamina C, betacarotenos y fibra, nutrientes que ayudan a reforzar las defensas cuando bajan las temperaturas.

También conocido como persimón o palosanto, el caqui recibe este último nombre porque suele madurar en torno a la festividad de Todos los Santos, cuando tradicionalmente llenaba los mercados. Hoy su consumo se ha extendido gracias a la Denominación de Origen Kaki Ribera del Xúquer, responsable de la popular variedad Persimon, de carne firme, crujiente y sin astringencia, que se come como una manzana.

Con la temporada en pleno apogeo, es habitual que surja una duda común: ¿qué pasa cuando aparecen manchas marrones u oscuras en la piel o en la pulpa del caqui? ¿Significa que está en mal estado o todavía se puede comer?

NO TODAS LAS MANCHAS SON IGUALES

Lo primero que hay que saber es que no todas las manchas del caqui son señal de deterioro. Según el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA), algunas variedades presentan pardeamiento natural ligado a la maduración o a la presencia de semillas. En estos casos, pequeñas pecas o puntos marrones se deben a la oxidación de los taninos del fruto y no alteran ni su sabor ni su seguridad.

También puede aparecer pardeamiento por daños mecánicos, es decir, manchas provocadas por un golpe o una manipulación brusca durante la recolección o el transporte. El caqui es una fruta delicada y sensible a los impactos: cuando sufre un golpe, se produce una leve oxidación interna que puede verse como un tono rosado o pardo bajo la piel, pero el resto del fruto sigue siendo comestible.

Por último, hay casos en los que las manchas se deben a procesos poscosecha: exceso de frío, baja oxigenación o un tiempo prolongado en atmósferas controladas pueden causar oscurecimiento interno, sobre todo en las variedades más sensibles. Estos cambios son fisiológicos y no implican necesariamente la presencia de moho o contaminación.

CUÁNDO PREOCUPARSE: SEÑALES DE PODREDUMBRE O INFECCIÓN

El aspecto de la mancha puede darnos muchas pistas sobre el estado del caqui. Si es plana, seca y de color uniforme, lo más probable es que se deba a un roce o un pequeño golpe, algo habitual en una fruta tan delicada. En esos casos, basta con pelar la zona o simplemente comerla sin preocuparse: el interior seguirá perfecto.

Distinto es cuando la mancha se hunde, está húmeda o presenta un borde más oscuro. Entonces puede deberse a la aparición de hongos, como los que provocan la llamada mancha negra o la podredumbre gris. Estas infecciones suelen empezar bajo el cáliz, en la parte superior del fruto, y se extienden con rapidez.

Si el caqui huele mal, está blando o tiene un aspecto húmedo o algodonoso, es mejor no arriesgarse. En esos casos, lo más recomendable es tirarlo, ya que el hongo puede haber llegado al interior, aunque solo se vea por fuera.

CÓMO SABER SI EL CAQUI SIGUE SIENDO COMESTIBLE

En la mayoría de los casos, un caqui con alguna marca sigue siendo perfectamente comestible. Si la piel presenta solo roces superficiales o pequeñas motas oscuras, sin hundimientos ni cambios de textura, no hay motivo de alarma. También es buena señal que el olor se mantenga dulce y limpio y que la pulpa esté firme o cremosa, según la variedad, sin zonas acuosas ni burbujeantes.

En cambio, conviene descartarlo cuando el fruto huele a fermentado o a moho, tiene manchas negras que se hunden o llegan hasta el cáliz, o presenta una textura gelatinosa o blanda.

Si surge la duda, lo más sencillo es pelarlo y mirar el interior: si la pulpa mantiene su color y consistencia habitual, puede comerse sin problema. En muchos casos, basta con retirar la parte afectada para seguir disfrutando del resto de la fruta.

CONSERVACIÓN: CÓMO EVITAR QUE APAREZCAN MANCHAS

Los expertos recomiendan no guardar los caquis en la nevera, sino en un lugar fresco, seco y bien ventilado. Si se conservan a temperaturas muy bajas durante mucho tiempo, pueden aparecer síntomas de daño por frío, como oscurecimiento interno o textura blanda.

Para conservar los caquis en buen estado durante más tiempo, lo ideal es manipularlos con cuidado y evitar los golpes, ya que su piel es delicada y cualquier impacto puede dejar marcas. No conviene amontonarlos ni apilarlos, y es mejor mantenerlos separados de los tallos o cálices de otras frutas, que pueden rozarlos y estropear la superficie.

Tampoco es recomendable guardarlos en bolsas cerradas, porque la falta de oxígeno favorece la aparición de pardeamiento y acelera su maduración.

Si se trata de un caqui blando y quieres que alcance antes su punto justo, puedes colocarlo junto a una manzana o un plátano: ambas frutas liberan etileno, un gas natural que ayuda a completar el proceso de maduración.