
La llegada masiva de armas y combatientes a Sudán continúa agravando la situación humanitaria y de seguridad en la región de Darfur, según advirtió António Guterres, secretario general de Naciones Unidas. Estas circunstancias han añadido presión sobre El Fasher, ciudad que tras dieciocho meses de asedio cayó este domingo en manos de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), un grupo paramilitar implicado en violaciones del Derecho Internacional humanitario y de los Derechos Humanos, consignó el medio Europa Press.
De acuerdo con Europa Press, Guterres expresó mediante un comunicado su “enérgica condena” ante los reportes sobre graves abusos cometidos en El Fasher. El texto, firmado por el portavoz de la ONU Stéphane Dujarric, recopila informaciones sobre ataques indiscriminados dirigidos contra civiles, daños a infraestructuras civiles esenciales, episodios de violencia de género, ataques motivados por la identidad étnica y otros malos tratos. Además, denuncia el bloqueo a la asistencia humanitaria y hace énfasis en la necesidad urgente de restablecer el flujo seguro de ayuda para la población afectada.
Según detalló Europa Press, El Fasher y las áreas circundantes se convirtieron desde hace más de un año y medio en el epicentro de una crisis que ha dejado a cientos de miles de personas atrapadas bajo asedio, con el acceso severamente restringido a alimentos, medicinas y otros recursos básicos. La desnutrición, las enfermedades y la violencia continúan cobrando vidas diariamente en esta ciudad considerada capital histórica de la región de Darfur.
Junto al llamado al cese inmediato de hostilidades, Guterres insistió, según el canal Europa Press, en que tanto las RSF como las Fuerzas Armadas Sudanesas deben contactar de inmediato a Ramtane Lamamra, el enviado de la ONU para Sudán, y tomar “medidas rápidas y concretas para alcanzar una solución negociada”. Asimismo, pidió el cese inmediato del tráfico de armas y combatientes hacia el país, subrayando que este flujo “agrava aún más la ya desesperada situación”.
El mismo día en que la ONU difundió el comunicado, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Turk, denunció públicamente la comisión de “atrocidades” por parte de las RSF, incluyendo ejecuciones sumarias, asociadas a los recientes avances del grupo armado en distintas partes del país, entre ellas El Fasher, según recogió Europa Press.
La organización Médicos Sin Fronteras (MSF) se unió al pedido de protección para la población civil tras el control total de El Fasher por parte de las RSF. A través de un mensaje recogido por Europa Press, la ONG exigió que se respete la vida de los civiles y se les permita desplazarse a zonas más seguras. MSF expresó profunda preocupación debido al precedente de masacres perpetradas en otros puntos de Darfur, destacando lo sucedido en Zamzam después de la toma del campamento por las RSF y sus aliados el pasado mes de abril.
El contexto de la actual guerra civil en Sudán se gestó tras desacuerdos profundos en torno al proceso de integración de las Fuerzas de Apoyo Rápido en las filas de las Fuerzas Armadas sudanesas. Esta disputa provocó la fractura de la transición política posterior al derrocamiento en 2019 del antiguo presidente Omar Hasán al Bashir, una transición ya deteriorada tras el golpe que desplazó al primer ministro Abdalá Hamdok, según recopiló Europa Press.
Intervenciones de países extranjeros en apoyo a las distintas partes beligerantes han intensificado el conflicto interno. La situación actual ha empujado a Sudán a una de las crisis humanitarias más graves del mundo según Europa Press, con millones de desplazados y refugiados dentro y fuera de las fronteras del país. El aumento de enfermedades, el deterioro de infraestructura clave y la dificultad para proveer asistencia alimentaria y sanitaria a los damnificados son elementos señalados por organismos internacionales como consecuencias directas de la violencia y la falta de acceso humanitario.
En el comunicado distribuido por Naciones Unidas y citado por Europa Press, se sostiene la urgencia de acciones inmediatas por parte de la comunidad internacional para garantizar el acceso seguro de la ayuda y restablecer condiciones mínimas de protección para los civiles atrapados en el conflicto. Se recalca también la necesidad de frenar el flujo internacional de armas hacia Sudán, considerado un factor de multiplicación de la violencia y del sufrimiento de la población.


