
Washington instó recientemente a la comunidad internacional a contribuir con apoyo esencial dirigido a la reconstrucción y estabilidad en el sur de Siria, y enfatizó que nuevas contribuciones aumentarían las posibilidades de paz y recuperación duradera en la región. Según informó el Departamento de Estado de Estados Unidos, el gobierno estadounidense se prepara para enviar ayuda humanitaria específica a las minorías drusa, cristiana y beduina en la provincia siria de Sueida, al sur del país, después de los graves episodios de violencia intercomunitaria que desplazaron a miles de personas y deterioraron la seguridad local.
El comunicado del Departamento de Estado consignado este lunes detalla que los recursos proporcionados por Estados Unidos estarán orientados a satisfacer las necesidades básicas de aproximadamente 60.000 habitantes de la zona. Esta ayuda contempla la distribución de alimentos, agua y artículos de higiene, además del inicio de procesos para la rehabilitación de sistemas de agua y viviendas, con miras a que aquellos que se vieron obligados a abandonar sus hogares puedan regresar en condiciones dignas. El anuncio, según reportó el propio Departamento, no precisa el monto total ni el volumen exacto de la ayuda, pero recalca que estos insumos constituyen un salvavidas para las comunidades seleccionadas tras meses de tensiones armadas.
Las autoridades estadounidenses subrayaron, según detalló Estados Unidos, que la mayor parte de las hostilidades han disminuido en intensidad, pero la seguridad en la provincia sigue siendo inestable. Esta situación obstaculiza de manera significativa la entrada y tránsito de suministros, lo que representa una amenaza para los civiles y para cerca de 187.000 personas desplazadas internamente que permanecen sin posibilidades de volver a sus hogares, tal como señaló el Departamento de Estado en su comunicado. El gobierno estadounidense insistió en la urgencia de que la ayuda llegue a quienes permanecen en situación de vulnerabilidad por los recientes estallidos de inseguridad.
El medio oficial de Washington también hizo un llamado a otros actores internacionales a sumarse a esta iniciativa humanitaria en el sur de Siria. El Departamento de Estado afirmó que "Estados Unidos pide a los países socios que contribuyan con una ayuda que sería vital para la gente de Siria que quiere su reconstrucción, un apoyo fundamental para garantizar una paz y estabilidad duraderas en Oriente Próximo". Esta exhortación se vincula con el agravamiento de la crisis humanitaria, especialmente después de recientes enfrentamientos y desplazamientos masivos en la región.
De acuerdo con la información detallada por el Departamento de Estado y recogida por diversas agencias, los combates registrados en julio entre milicianos drusos y beduinos provocaron la muerte de más de 2.000 personas en la provincia, intensificándose tras la participación de fuerzas gubernamentales sirias, que intervinieron en favor de la facción beduina. La gravedad de las hostilidades contribuyó a incrementar la inseguridad en la zona y condujo a la intervención militar de Israel, cuyas fuerzas han mantenido presencia en Siria y han realizado ataques aéreos, incluyendo operaciones contra instalaciones oficiales como la sede del Ministerio de Defensa en Damasco, con la explicación de brindar protección a la minoría drusa, que también cuenta con población en territorio israelí.
El escenario político en la provincia experimentó cambios significativos desde diciembre de 2024 tras la caída de Bashar al Assad, consecuencia de una ofensiva liderada por facciones yihadistas y grupos rebeldes bajo la coordinación de Hayat Tahrir al Sham (HTS), detalló el Departamento de Estado de Estados Unidos. A raíz de este cambio de poder, las nuevas autoridades, encabezadas por el presidente sirio Ahmed al Shara —anteriormente conocido como 'Abú Mohamed al Golani' y líder máximo de HTS—, han tenido que gestionar una realidad marcada por constantes desafíos relacionados con la seguridad, incluidas tensiones sectarias. Este contexto persistente de violencia ha generado un entorno aún inestable pese a las promesas de estabilización formuladas por el nuevo gobierno en Damasco.
De acuerdo con la comunicación oficial, el limitado acceso que tiene la ayuda humanitaria incrementa las dificultades para quienes continúan desplazados y para los que intentan volver a sus hogares en Sueida y otras áreas del sur sirio. Organizaciones y medios internacionales resaltan la importancia de que la entrega de suministros fundamentales no se vea interrumpida por nuevos brotes de violencia o restricciones impuestas por la inseguridad en las carreteras y puntos de acceso.
El comunicado del Departamento de Estado de Estados Unidos reitera la postura de Washington a favor de la reconstrucción y la provisión de ayuda urgente como una condición básica para el restablecimiento de la vida cotidiana y la recuperación de la convivencia comunitaria en la región. Entre las tareas contempladas figuran tanto la reconstrucción material —incluida la rehabilitación de fuentes y redes de agua y viviendas destruidas— como el resguardo de las condiciones mínimas para que las familias puedan regresar de forma segura a sus localidades de origen.
Según publicó el Departamento de Estado, la participación internacional en este esfuerzo humanitario se considera esencial para ampliar el alcance de los programas y extender el auxilio a más residentes en situación crítica. Si bien Estados Unidos asumirá una parte del envío inicial de suministros, mantuvo su invitación para que otros gobiernos e instituciones aporten recursos o inicien operaciones complementarias en las zonas afectadas, con el fin de facilitar la recuperación de las comunidades drusa, cristiana y beduina y promover mayor estabilidad en el sur de Siria.

