El PKK retira a todas sus fuerzas de Turquía en un nuevo avance del histórico proceso de paz

Miembros del Partido de los Trabajadores del Kurdistán comienzan a abandonar sus posiciones en territorio turco tras oficializar la disolución del grupo armado, abriendo la puerta a nuevas etapas en las negociaciones con las autoridades de Ankara

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“Estamos llevando a cabo la retirada de todas nuestras fuerzas en Turquía, que representan un riesgo de conflicto dentro de las fronteras turcas y son vulnerables a posibles provocaciones”, fue la declaración del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) difundida, según consignó la agencia de noticias Firat, durante una rueda de prensa celebrada en el norte de Irak. Con este anuncio, el PKK confirmó la retirada de todos sus combatientes de territorio turco, lo que marca un paso relevante dentro del proceso de paz iniciado con el Estado turco tras la decisión formal de disolver el grupo armado, comunicada en mayo.

De acuerdo con la información publicada, el acto en Irak tuvo como telón de fondo dos grandes retratos de su histórico líder Abdulá Ocalan, actualmente encarcelado en Turquía. Allí, la dirigencia del PKK hizo hincapié en los “pasos significativos de trascendencia histórica” alcanzados en busca de una “sociedad de paz y democrática”. En ese sentido, además de la retirada de las posiciones en el sureste de Turquía, la organización precisó que sus miembros se reubicarán principalmente en el noroeste de Irak.

Según reportó la agencia Firat, Sabri Ok, integrante del Consejo Ejecutivo del PKK, fue el encargado de leer el comunicado en el que se fundamenta la retirada como una forma de reducir el riesgo de enfrentamiento y neutralizar posibles provocaciones dentro de Turquía. Esta medida sigue a la disolución anunciada en mayo, que puso término a cuatro décadas de lucha armada entre el PKK y el Estado turco.

El Gobierno turco reaccionó ante el anuncio con una postura favorable hacia la continuidad del proceso de desarme y diálogo. Así lo expresó Omer Celik, portavoz del partido gobernante Justicia y Desarrollo, quien valoró la declaración del PKK como “el resultado concreto de nuevos progresos en la hoja de ruta para una ‘Turquía libre de terrorismo’”, en referencias al discurso habitual del presidente Recep Tayyip Erdogan. Celik añadió que la retirada y las nuevas señales de desarme están alineadas con los objetivos centrales del gobierno, insistiendo en que el proceso hacia la disolución y el cese de armas debe continuar de manera sostenida.

El medio Firat detalló que, aunque Turquía mantiene la catalogación del PKK como organización terrorista, el país ha impulsado mecanismos institucionales para facilitar el proceso de paz. Actualmente, una comisión parlamentaria trabaja en el diseño de una base jurídica que sustente futuras etapas de diálogo, y se prevé una nueva ronda de negociaciones entre el comité mediador y el presidente Erdogan.

Según Firat, el diálogo entre el Ejecutivo turco y el PKK cuenta con antecedentes recientes. Ya en 2013 ambos actores abrieron un canal de negociaciones, aunque esta vía colapsó en 2015 y dio paso a una escalada de violencia en las áreas de mayoría kurda en el sureste y este del territorio turco. La trayectoria inicial del PKK promovía la creación de un Estado kurdo independiente, pero en los últimos tiempos la organización enfocó sus demandas en la obtención de mayor autonomía para las zonas kurdas, una región histórica que abarca territorios de Siria, Irak e Irán, además de Turquía.

La agencia Firat remarcó que el repliegue de los combatientes del PKK podría abrir una nueva etapa dentro del proceso de paz, al tiempo que reduce la posibilidad de incidentes armados en territorio turco y traslada el eje de la presencia del grupo al norte de Irak, donde se espera que sean redistribuidos los efectivos retirados. Mientras tanto, el Parlamento turco continúa los trabajos legislativos necesarios para dotar de marco legal a estos acuerdos y avanzar en una resolución política de un conflicto de larga data.

Este nuevo episodio en la relación entre el gobierno de Ankara y el PKK, según recogió el medio, representa un giro en la dinámica de un enfrentamiento que, en sus cuarenta años de historia, dejó profundas huellas en las comunidades kurdas y en la política de la región. La próxima ronda de conversaciones y las definiciones que surjan del trabajo parlamentario serán observadas de cerca por los sectores involucrados y la población kurda que ha protagonizado el conflicto.