
El análisis llevado a cabo por instituciones europeas ha señalado que el envejecimiento demográfico y la continua urbanización incrementan de manera notable la exposición al calor extremo, especialmente entre la población mayor de 65 años, que concentra el 85% del exceso de mortalidad vinculado a estas olas de calor. A partir de estos datos, un grupo internacional de científicos sostiene que el aumento de las temperaturas estivales en Europa ha tenido un impacto letal durante el último verano, provocando la muerte de unas 24.400 personas en 854 ciudades del continente, conforme al estudio publicado por el Imperial College de Londres, la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, la Universidad de Berna, el Real Instituto Meteorológico de los Países Bajos y la Universidad de Copenhague, tal como consignó el medio de comunicación fuente.
El trabajo científico calcula que el cambio climático explicaría hasta el 68% de las muertes por calor extremo ocurridas en Europa durante los meses de verano. Este porcentaje sugiere que, aproximadamente, unas 16.500 defunciones podrían haberse evitado si las temperaturas no hubieran aumentado como resultado de la quema de combustibles fósiles y la deforestación, de acuerdo con los investigadores. Según publicaron los autores, Italia encabeza la lista de países con el mayor número de fallecimientos vinculados al cambio climático este verano, con 4.597 casos, seguida de España (2.841), Alemania (1.477), Francia (1.444), Reino Unido (1.147), Rumanía (1.064), Grecia (808), Bulgaria (552) y Croacia (268).
El estudio también destaca que las ciudades son especialmente vulnerables, ya que cerca del 70% de la población europea reside en zonas urbanas. Los especialistas señalan que las superficies de asfalto y hormigón retienen grandes cantidades de calor, sumado a que el transporte y el consumo energético general intensifican las temperaturas en las urbes. Esto tiene un efecto notable, pues las ciudades suelen registrar entre 4 y 6 grados más que las áreas rurales durante los episodios de calor intenso. En cuanto a las capitales europeas más afectadas, Roma, con 835 muertes, encabeza la lista, seguida de Atenas (630), París (409), Madrid (387), Bucarest (360), Londres (315) y Berlín (140).
Según reportó la investigación, Madrid se posicionó como la segunda capital con mayor proporción de fallecimientos atribuibles al cambio climático, alcanzando un 93% del total, solo superada por Estocolmo, que registró un 97%. Bratislava se ubica en tercer lugar con un 85%. Esta situación, aclararon los autores, podría ser solo una fracción de la dimensión real del problema, ya que el análisis comprende únicamente alrededor del 30% de la población europea y muchas muertes asociadas al calor no se notifican oficialmente. Además, patologías como problemas cardíacos, respiratorios o renales pueden agravarse ante temperaturas elevadas, incrementando el riesgo de mortalidad, tal como aseguró el equipo investigador según difunde el medio fuente.
Friederike Otto, profesora de Ciencias del Clima en el Centro de Política Ambiental del Imperial College de Londres, argumentó que “este estudio demuestra por qué es tan urgente la necesidad de dejar de quemar petróleo, gas y carbón. Hoy, con tan solo 1,3 grados de calentamiento, miles de personas ya mueren a causa de fenómenos meteorológicos intensificados por el cambio climático. Pero este siglo vamos camino de experimentar hasta 3 grados, lo que traería a Europa un calor estival más intenso y mucho más mortal”. La experta señaló, según el medio, la necesidad de políticas públicas que prioricen la resiliencia urbana y la protección de los grupos más vulnerables.
En relación con las políticas de adaptación, el informe sugiere ampliar la presencia de espacios verdes y azules en las ciudades, señalando que resultan esenciales en periodos de calor, especialmente en zonas de bajos recursos donde las viviendas soportan temperaturas más elevadas. Los investigadores resaltan que la urbanización, sumada al envejecimiento poblacional y el calentamiento global, está incrementando la vulnerabilidad de la población y podría poner en jaque la capacidad de adaptación de los sistemas sociales y sanitarios.
Los autores del estudio detallaron que entre junio y agosto se produjo un aumento de 0,9 grados respecto a la media registrada entre 1990 y 2020, situando el verano de este año como el cuarto más cálido. Además, evalúan que, debido a las emisiones que agravan el cambio climático, las temperaturas estivales en la región se encuentran entre 1,5 y 2,9 grados por encima de lo que habrían sido en un clima más frío.
La profesora Clair Barnes, del Centro de Política Ambiental del Imperial College de Londres, advirtió: “Puede que no parezca mucho, pero nuestro estudio demuestra que cambios en el calor estival de tan solo unos pocos grados pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte para miles de personas. Es otro recordatorio de que el cambio climático no es un problema que podamos abordar en el futuro”. La investigadora insistió, conforme reportó el medio, en que la postergación de la transición hacia energías limpias acentuará la mortalidad asociada al calor, sobre todo en las estaciones más cálidas.
El profesor Garyfallos Konstantinoudis, del Instituto Grantham de Cambio Climático y Medio Ambiente del Imperial College de Londres, subrayó que el calor es el fenómeno climático extremo más letal, aunque suele estar subestimado. “A pesar de ser el tipo de clima extremo más mortal, el calor se ha subestimado durante mucho tiempo como riesgo para la salud pública. Por ejemplo, incluso este verano en Europa, la gente sigue trabajando al aire libre con temperaturas superiores a los 40 grados. Nadie esperaría que alguien arriesgara su vida trabajando bajo lluvias torrenciales o vientos huracanados, pero el calor peligroso todavía se trata con demasiada ligereza”, afirmó el investigador, según consignó el medio.
Pedro Zorrilla Miras, portavoz de la campaña de Cambio Climático de Greenpeace, pidió a las autoridades españolas una actuación alineada con las conclusiones científicas, para impedir que se supere el umbral de 1,5 grados de calentamiento global. Zorrilla solicitó avanzar en el llamado Pacto de Estado por la emergencia climática, introducir gravámenes fiscales para quienes contribuyen a la polución y adaptar los entornos urbanos para ofrecer mayor seguridad y salud a la población. Además, instó a dar prioridad a medidas que garanticen la protección de los grupos más frágiles ante el aumento de las temperaturas. Según el portavoz, “hoy la ciencia vuelve a demostrar que el cambio climático mata. España es uno de los países europeos con más muertes este verano ligadas al calor, con casi tres cuartas partes atribuibles al cambio climático. En la capital, Madrid, la situación todavía es más extrema y casi todas las muertes por calor, se debieron a la crisis climática”.
De acuerdo con los datos facilitados por los científicos, incluso incrementos leves en la temperatura pueden traducirse en picos de mortalidad. El informe remarca que un incremento de solo unos pocos grados puede provocar aumentos considerables en las víctimas, principalmente entre quienes no disponen de recursos o viven en condiciones de especial vulnerabilidad. A modo de conclusión dentro del informe, los expertos insisten en que el abandono de los combustibles fósiles constituye la medida más efectiva para evitar olas de calor más severas en el futuro y una mayor mortalidad asociada al calentamiento global.

